El trigo de Israel

Jesús se compara a sí mismo con el grano de trigo, que primero debe caer en la tierra y morir, para después resucitar.

14 DE ABRIL DE 2022 · 18:20

El trigo harinero es el más usado para elaborar la harina de la que se hace el pan. Se trata de la especie más usada en el mundo, que existe también en Tierra Santa, aunque no es tan abundante como el trigo almidonero. / Antonio Cruz.,
El trigo harinero es el más usado para elaborar la harina de la que se hace el pan. Se trata de la especie más usada en el mundo, que existe también en Tierra Santa, aunque no es tan abundante como el trigo almidonero. / Antonio Cruz.

Les refirió otra parábola, diciendo:

El reino de los cielos es semejante

a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

pero mientras dormían los hombres,

vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. (Mt. 13:24-25)

La palabra hebrea jittah, חִטָּה, así como su plural, jintín, חִנְטִין, se refieren tanto al grano de trigo como a la planta total. Se tradujo al griego por pyros, πῦρος, que también significa “cereal” o “trigo”.

Es un término que aparece unas 80 veces en la Biblia y que indica una planta gramínea del género Triticum muy cultivada en la antigüedad en su región de origen, el Creciente Fértil, y actualmente extendida por todo el mundo.

Hoy se conocen unas 24 especies distintas del género Triticum. Sin embargo, en Tierra Santa solamente existen dos: el trigo harinero, Triticum aestivum (antes llamado T. vulgare), que es raro ya que sólo se localiza en Shefela y en las montañas de Judea; y el trigo almidonero silvestre, Triticum dicoccoides, que es muy abundante por todo el país, desde Judea a Galilea.

El trigo se originó en la antigua Mesopotamia y se tienen evidencias arqueológicas de que hace más de 8000 años ya era cultivado por el hombre en Siria, Jordania, Israel e Irak.

Se cree que en el trigo silvestre debió ocurrir una mutación, o quizás una hibridación, que dio lugar a una planta con semillas más grandes que ya no podían ser diseminadas por el viento.

Su cultivo por parte de los seres humanos dio lugar a toda una revolución agrícola en la región del Creciente Fértil y se pasó de una alimentación basada en la caza y la recolección a una dieta con un alto contenido en trigo y otros cereales, como la cebada y el centeno.

En Canaán, el trigo era conocido ya desde la edad del Bronce (Gn. 30:14; Ex. 9:32; 29:2; 34:22; Dt. 8:8; 32:14; Jue. 6:11; 15:1; Rut 2:23; 1 S. 6:13; 12:17; 2 S. 4:6; 17:28; 1 R. 5:11; 2 R. 4:42; 1 Cr. 21:20, 23; 2 Cr. 2:10, 15; 2 Cr. 27:5; Esd. 6:9; 7:22; Job 31:40; Sal. 78:24; 81:16; 147:14; Pr. 27:22; Cnt. 7:2; Is. 28:25; 62:8; Jer. 12:13; 41:8; Lm. 2:12; Ez. 4:9; 16:13; 27:17; 36:29; 45:13; Os. 2:8, 9, 22; Jl. 1:10, 11, 17, 24; Am. 5:11; 8:5, 6; Hag. 1:11; Zac. 9:17; Mt. 3:12; 13:24, 25, 29, 30; Lc. 3:17; 16:7; 22:31; Jn. 12:24; Hch. 7:12; 27:38; 1 Co. 15:37; Ap. 6:6; 18:13).

La economía de los cereales fue muy importante en toda la tierra de Israel. El pueblo hebreo vivía básicamente de ella y fue tal la abundancia de grano en ciertas épocas que esto fue lo que le permitió, por ejemplo, al rey Salomón pagar los materiales y a los artesanos que construyeron el templo (1 R. 5:11).

Incluso años después, todavía Judá e Israel exportaban trigo a la ciudad de Tiro (Ez. 27:17). En Palestina se sembraba el trigo en noviembre o diciembre, después de las primeras lluvias, y solía segarse en abril, mayo o junio, según las diferentes regiones climáticas.

El pan más consumido por los hebreos era el de harina de trigo (Gn. 18:6; Ex. 29:2). También se ofrecían como ofrenda y se comían los granos sueltos y tostados (Lv. 2:14, 16; Rut 2:14) como un alimento ligero y fácil de transportar (1 S. 17:17; 25:18; 2 S. 17:28).

En el Nuevo Testamento, se aprecia que los judíos se comían también los granos crudos de trigo, desgranándolos directamente de la espiga, como hacían los discípulos de Jesús (Mt. 12:1).

El Maestro se refiere metafóricamente al trigo comparándolo con los hijos del Reino, la buena semilla, en contraste con la cizaña que Satanás sembró secretamente (Mt. 13:25-30).

Jesús se compara a sí mismo con el grano de trigo, que primero debe caer en la tierra y morir, para después resucitar y llevar mucho fruto, en clara alusión a los gentiles que también le buscaban ya que el Reino no era solamente para el pueblo de Israel (Jn. 12:24)

El pastor bautista inglés, John Gill, escribió en el siglo XVIII estas palabras, comentando la frase del salmo 132 (v. 15): A sus pobres saciaré de pan.

“Pobres los hay en todas las iglesias. Cristo, nuestro Señor, dijo a sus discípulos “siempre tendréis pobres con vosotros”; y bajo la dispensación del evangelio se establecen directrices concretas para cuidar de los pobres de Sión, a fin de que no les falte el pan en sentido literal. Pero en sentido figurado la Escritura define como pobres a los angustiados y afligidos del Señor; a los que se consideran pobres en sentido espiritual, y que conscientes de su pobreza buscan las verdaderas riquezas; y también a los pobres de espíritu, de los cuales es el reino de los cielos. A todos ellos el Señor promete satisfacerlos llenándoles hasta sus límites con el pan del evangelio, hecho del mejor trigo, y del cual hay en abundancia y aún de sobra en sus propias casas; promete llenarles de Cristo, del Pan de Vida, y del cual los que comen no morirán, sino que vivirán para siempre.” [1]

1.  Spurgeon, C. H. 2015, El Tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 2101.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - El trigo de Israel