Dos pajarillos por un cuarto
En la Biblia únicamente se clasifica a las aves es dos grandes grupos: puras e impuras.
22 DE ABRIL DE 2021 · 19:20
Como jaula llena de pájaros,
así están sus casas llenas de engaño;
así se hicieron grandes y ricos. (Jer. 5:27)
¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?
Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.
Pues aun vuestros cabellos están todos contados.
Así que, no temáis;
más valéis vosotros que muchos pajarillos. (Mt. 10:29-31)
La palabra “pájaro” se refiere en el lenguaje corriente a un ave de pequeño tamaño, mientras que en zoología se trata siempre de las llamadas aves paseriformes. En la Biblia únicamente se clasifica a las aves es dos grandes grupos: puras e impuras.
Esto tiene que ver sobre todo con prescripciones religiosas y cultuales pero, a veces, también refleja el comportamiento o la etología de estos animales generalmente voladores, así como sus hábitos alimentarios.
Los judíos, antes de su esclavitud en Egipto, sólo poseían palomas como aves domésticas. Sin embargo, después del mismo, se empezaron a enjaular otras especies para uso alimentario o simplemente como pájaros cantores (Jer. 5:27).
En Israel abundan todavía los pájaros que gustan vivir junto a los asentamientos humanos, como gorriones, carboneros, pinzones, jilgueros, verderones, lavanderas, bulbules, etc.
Algunos de los cuales se consumían en la antigüedad, mientras que otros se usaban como aves canoras o como juguetes para el deleite de los niños (Job 41:5).
También hay todavía pájaros solitarios, propios de las montañas rocosas, que en ocasiones se posan sobre construcciones humanas elevadas, como el bello roquero solitario (Monticola solitarius), cuyos machos lucen un precioso plumaje azulado (Sal. 102:7).
Uno de los pájaros más abundantes y emblemáticos de las zonas desérticas de Tierra Santa es el estornino de Tristram (Onychognathus tristramii). Se trata de una especie endémica de Israel, Jordania y parte de Arabia Saudita. Éstos son los únicos lugares del mundo donde se le puede encontrar. Siempre en zonas áridas y desérticas.
Su nombre específico se le puso en honor del reverendo inglés, Henry Baker Tristram, quien en el siglo XIX se interesó por la historia natural de la Biblia y, por tanto, por la fauna de Israel. Escribió, entre otras, dos obras emblemáticas al respecto: La historia natural de la Biblia (1867) y La fauna y flora de Palestina (1884).
Hoy pueden verse numerosos estorninos de Tristram, con sus características franjas anaranjadas, revoloteando detrás de los turistas o picoteando migajas de pan sobre las mesas de los restaurantes próximos al Mar Muerto.
Siempre con gran habilidad y descaro, pues saben que los humanos constituyen una inagotable fuente de recursos para ellos y que no les causarán ningún perjuicio.
Es muy posible que estas ágiles aves se acercaran también al Maestro, hace dos mil años, cuando estuvo tantos días en el desierto. Quizás con curiosidad instintiva, pero esperando de él algún tipo de alimento.
Se me ocurre que estos pájaros oscuros, sin ser conscientes de ello, pudieron reflejar con su comportamiento que Jesús era, y sigue siendo, la fuente de toda vida. No sólo de la física sino sobre todo de la espiritual y eterna. Pues Cristo nos interpela a todos para que nos acerquemos a él y dejemos de darle la espalda
El primer versículo mencionado al principio: Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos (Jer. 5:27), se enmarca en la denuncia de Jeremías contra quienes habían hipotecado las casas de los pobres.
Las riquezas adquiridas injustamente habían hecho que los ricos se engordaran y se volvieran poderosos pero olvidándose de los más débiles, de los huérfanos y necesitados.
El reinado de Salomón contribuyó a aumentar las diferencias entre ricos y pobres, eliminando por completo a la clase media. Sin embargo, Dios no se olvidó de los menesterosos y envío al profeta Jeremías para recordárselo al pueblo.
El segundo versículo se refiere a las palabras de Jesús: ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos (Mt. 10:29-31).
Encontramos aquí dos razonamientos que subrayan el cuidado providencial que Dios tiene de sus mensajeros. Si el Creador cuida de los pajarillos que son tan pequeños e insignificantes y, además, tiene contados hasta nuestros cabellos, cómo no va a conocer las necesidades de sus siervos y a cuidar también de ellos.
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