Las perfumadas jaras
El ládano es mencionado un par de veces en el libro de Génesis ya que solía transportarse como un producto comercial desde Palestina a Egipto.
30 DE ABRIL DE 2020 · 20:45

El “ládano” es una sustancia resinosa, usada en perfumería, que rezuma de las hojas y ramas de algunas especies del vegetal llamado “jara”, como Cistus ladanifer, Cistus creticus, Cistus monspeliensis, Cistus laurifolius, etc.
Ni el término “jara”, ni tampoco “ládano” aparecen en las versiones de la Biblia en castellano. Sin embargo, algunos autores creen que la palabra hebrea lot, que en ocasiones se ha traducido por “estacte” o “mirra” (Gn. 37:25; 43:11), se refiere en realidad al ládano que se obtiene de las jaras.
Esta resina pegajosa es conocida de antiguo en herboristería y perfumería. Solía recogerse peinando las barbas y el pelo de aquellas cabras u ovejas que habían pastado en ciertas especies de jaras.
Se usaban unos instrumentos especiales de madera para peinar al ganado y recoger el ládano. Esto también se hacía con otros instrumentos de cuero adecuados para raspar las plantas de la jara.
Dicha resina era uno de los constituyentes principales del incienso que se quemaba en el templo pero también se usaba en medicina para tratar resfriados, problemas menstruales y reumatismo.
Tal como se ha señalado, el ládano es mencionado un par de veces en el libro de Génesis ya que solía transportarse como un producto comercial desde Palestina a Egipto.
Algunos egiptólogos creen que la falsa barba que llevaban los faraones podría haber estado confeccionada con pelo de barba de cabra untado en ládano y que el cetro con el que se representaba al dios Osiris podría haber sido también un instrumento para recoger el ládano.
Otros especialistas afirman que la palabra hebrea onycha (traducida como “uña aromática” en castellano, Ex. 30:34) se refiere en realidad al ládano que se usaba para elaborar el santo incienso (ketoret) del Antiguo Testamento. De hecho, las hojas de ciertas especies de jara parecen uñas humanas.
Actualmente se sabe que la jara de Creta (Cistus creticus), de la que los antiguos hebreos obtenían el ládano, es una de las plantas que posee mayor contenido en polifenoles.
Estos compuestos fermentan en el sistema digestivo, activados por las bacterias que éste posee, y originan metabolitos de acción antioxidante beneficiosa ya que reducen el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.
La resina aromática que secretan sus hojas posee además una fuerte acción antimicrobiana, por lo que resulta un vegetal astringente, expectorante, anti inflamatorio y adecuado para solucionar diversos problemas intestinales.
Hoy el ládano es muy valorado en perfumería ya que se parece al ámbar gris, sustancia que antiguamente se obtenía de los cachalotes, actualmente protegidos por estar en peligro de extinción.
Dice el libro de Proverbios que “el ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre” (Pr. 27:9). Es cierto que los buenos olores alegran el alma y generan un ambiente agradable o festivo.
El Creador se ocupó de proporcionar al ser humano numerosos perfumes, aceites y esencias naturales en algunas plantas porque sabía bien que las moléculas de tales elementos, al ser captadas por el olfato, llegan al cerebro produciendo agradables sensaciones.
De la misma manera, el consejo sincero del amigo, que de verdad lo es, consuela también a la persona y le produce un efecto relajante como el de los buenos perfumes.
En ocasiones, por no tener en cuenta los consejos de los buenos amigos se cometen graves errores en la vida.
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