Villancicos pop-ulares

De un simple villancico, ¡cuántas incongruencias podemos sacar! He aquí dos versiones de uno elegido al azar: “Los peces en el río”.

20 DE DICIEMBRE DE 2007 · 23:00

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PRIMERA: La virgen se está peinando entre cortina y cortina, los cabellos son de oro y el peine de plata fina. Retrospección: la persona que escribió la canción, imaginó a María peinándose entre dos cortinas con tal gran áurea de misterio que decidió plasmar la imagen en una canción. Siendo judía, los cabellos eran rubios como el oro, detalle tan impropio de su raza y además, el peine era de plata, no de plata cualquiera, sino de plata fina. No dice nada del espejo donde se miraba, seguramente era de oro, para hacer juego con los cabellos. Pero mira cómo beben los peces en el río Pero mira cómo beben por ver a Dios nacido Beben y beben y vuelven a beber Los peces en el río por ver a Dios nacer. Dada la incomodidad de la postura, en cuanto María acabó de alisarse el pelo entre cortina y cortina, el autor del texto la traslada hasta la orilla de un río. Imagínenselo. Observen algo que no está a la vista de cualquiera: los peces bebiendo. Por arte de magia, los peces presenciaron un parto que todavía no se había producido ya que la escena anterior sólo dice que se estaba arreglando el pelo. No me cabe en la cabeza que María estuviese pariendo mientras se peinaba los cabellos de oro con un peine de plata fina ante la presencia de un banco de peces que se bebían de alegría el agua que les daba la vida. La virgen está lavando y tendiendo en el romero. Los pajaritos cantando y el romero floreciendo. ¡Milagro! María peinándose mientras pare ante un banco de peces y tan tranquila, lava y tiende la ropa en el romero que al contacto con la tela florece, mientras los pájaros, en vez de huír, cantan sin inmutarse. Recuerden que los peces se habían bebido el agua dejando el río seco. ¡Increíble!, pero así lo imaginó el autor del villancico, así nos lo transmitió y así, desde tiempos ancestrales, lo enseña el profesorado en los colegios desde las clases de jardín de infancia hasta la adolescencia. Luego nos preguntamos a qué vienen esas dudas de fe, esos lapsus mentales y esas preguntas tan raras que nos hacen nuestros hijos. SEGUNDA: La Virgen se está peinando, entre cortina y cortina, los cabellos son de oro los peines de plata fina. Aquí María hace malabares, pues no se peina con un solo peine sino con varios. A dos manos para terminar antes ya que tenía que salir a pasear a pesar del mal tiempo. Pobrecita va pisando nieve pudiendo pisar, pudiendo pisar rosas y claveles. Nevara o no nevara, el autor piensa que María, pobrecita, trastornada como va, no ha sabido elegir, pues prefiere caminar pisando nieve (imagínensela con dolores de parto e intentando no resbalar) en vez de pisar rosas y claveles. Yo no sabría cuál de las dos opciones elegir, pero habiendo parido tres veces y conociendo el daño que hacen las espinas, quizás me quedaría con la primera, igual que hizo María. La Virgen se está lavando y tendiendo en el romero, los pajarillos cantando y el romero floreciendo. En esta estrofa la virgen no está lavando, sino se está lavando. Entonces, ¿qué estaba tendiendo en el romero a la vez que se lavaba? La Virgen lleva una rosa en su divina pechera, que se la dió San José antes de que el niño naciera. Muy listo San José. O se la daba antes que el niño naciera, o no se la daba nunca. Con los niños y la lactancia ya se sabe, el marido tiene las de perder. De nuevo el autor del texto se empeña en colocar las rosas en los lugares donde más duele. La Virgen va caminando por una montaña oscura, y al vuelo de la perdiz se le ha ´espantaó´ la mula. ¡Pobre mujer! Por si era poco lo que estaba pasando, en esta versión colocan a María caminando por una montaña oscura. ¿Iría subida en la mula o a su lado? Quizás la mula iba delante guiándola en la oscuridad de la montaña y María detrás. Debió acordarse de todos los santos y de la madre que puso el huevo de la perdiz cuando ésta espantó la mula. La Virgen va caminando va caminando solita y no lleva más ´compaña´ que el niño, da la manita. El remate: María camina sola, o solita porque era muy joven-jovencita. ¿Adónde se fue José después de darle la rosa antes que el niño naciera?, ¿fue la rosa el anzuelo para quitarse de en medio y no pasar por la montaña oscura? Pero no, María no va tan sola. A falta del marido, el niño ha nacido de pronto y la acompaña va de la manita, pero como es tan chico parece un cero a la izquierda. Aquí dejo estos dos ejemplos. Ríanse, no es pecado. Que pasen una feliz Navidad.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Villancicos pop-ulares