‘Dios - La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución’: una reseña
Aparece ahora en castellano el libro que capturó una gran atención mediática en Francia y pretende aportar pruebas de la existencia de Dios.
14 DE OCTUBRE DE 2023 · 22:00
En 2021, los franceses Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies publicaron Dieu, la science, les preuves: L'aube d'une révolution. El libro tuvo mucha repercusión mediática en Francia. Medios de comunicación franceses como la radio “Europe 1” o el diario “Le Figaro” hablaron de ello.
Ahora acaba de salir la traducción en castellano: Dios - La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución. A ver si “Radio Nacional de España”, “El País” o “El Mundo” se apuntan. De momento, El Correo ya lo ha hecho.
Me alegro de que semejante tema salga en las noticias. Desgraciadamente, los argumentos del libro me parecen flojos, lo que me complace menos.
El libro pretende aportar pruebas de la existencia de Dios. En cuanto a las “pruebas vinculadas a la ciencia”, se estructura en torno a tres:
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El universo tuvo un principio (capítulos 4-8).
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El ajuste fino del universo (capítulos 9-10).
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La aparición de la vida a partir de la materia inerte (capítulo 12).
No soy biólogo, sino físico. Así que sólo hablaré de las dos primeras.
Advertencia: la lectura previa del artículo Big Bang: lo que sabemos, lo que sospechamos, lo que no sabemos, aquí en Protestante Digital, está más que recomendada. ¿Lo más importante para nosotros aquí? Sabemos que, en el pasado, nuestro universo salió de una época cuya física, la gravedad cuántica, desconocemos. A veces la llaman “Época de Planck”1. Por eso cualquier tesis acerca del pasado lejano del universo solo puede ser especulativa, con o sin comienzo. Como bien escribió el físico Carlo Rovelli2:
Ahora bien, en la física actual no existe ninguna definición razonable de temperatura y entropía que se mantenga en tal régimen [gravedad cuántica]. Así, cuando consideramos la temperatura y la entropía del universo muy primitivo, es muy probable que no sepamos de qué estamos hablando.
Rovelli escribió esto en 1993. 30 años después, nada ha cambiado. Seguimos sin una teoría probada de gravedad cuántica.
Ahora hablemos del libro.
El universo tuvo un principio (capítulos 4-8)
Se trata del denominado “argumento cosmológico Kalam”, expuesto en la página 65:
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Todo lo que tiene un comienzo tiene una causa.
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El Universo tiene un comienzo.
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Por lo tanto, el Universo tiene una causa, transcendente a su existencia (Dios).
Repasemos los argumentos de los autores para demostrar que el universo tuvo un comienzo. Salvo omisión mía, son dos: la muerte térmica del universo y el Big Bang.
La muerte térmica del universo
¿De qué se trata? La idea queda bien ilustrada con el ejemplo que se da al principio del capítulo 4: el fuego de una chimenea siempre se apaga si no se le hecha leña. Al final, sólo quedan cenizas. El tiempo transforma el orden en desorden. En jerga científica, decimos que la “entropía” crece.
Lo mismo podría haber pasado con nuestro universo. Hoy tenemos estrellas. Tarde o temprano, todas morirán. Algunas se convertirán en enanas marrones o blancas, otras en estrellas de neutrones y otras en agujeros negros. Y si Stephen Hawking tenía razón, hasta los agujeros negros se evaporarán y, en unos tropecientos años, el universo estará poblado nada más que por luz y cadáveres estelares incapaces de generar algo interesante, aunque colisionaran. En resumen, como escriben los autores en la página 60:
Si [el universo] existiese desde siempre, ya se habría agotado.
Tal es la tesis de los autores.
Mi comentario
Creo que algo falta en esta frase de la página 60. Habría que decir:
Si [el universo] existiese desde siempre, y si fuera estático, ya se habría agotado.
En efecto, si el universo hubiera existido siempre y fuera estático, si pudiéramos compararlo con la superficie de un globo que no se infla, entonces todo lo que acabamos de decir, estrellas muertas, agujeros negros evaporados, etc., necesariamente ya habría ocurrido.
Pero nuestro universo no es estático. Es dinámico. Y nada en la física conocida excluye un pasado infinito, por la buena razón de que el universo acaba de salir de una etapa cuya física se desconoce. Aparte de que la aplicación del segundo principio de la termodinámica3 a un universo dinámico no es nada evidente, seguimos topándonos con esta época pasada durante la cual, como dice Carlo Rovelli más arriba, probablemente ni sabemos cómo definir la entropía. Y si ahora pasamos a las especulaciones sobre esta época, podemos perfectamente concebir modelos de universo eterno y cíclico, como el modelo de Neil Turok (Edimburgo) y Paul Steinhardt (Princeton) en su libro Endless Universe (Universo sin Fin).
El Big Bang
Los autores dedican el capítulo 5 a la historia de la teoría del Big Bang. Explican, creo que muy bien, cómo, observación tras observación, la idea fue ganando aceptación hasta el punto de ser objeto de un consenso muy amplio entre los físicos. Si no me equivoco, sólo citan en apoyo de la tesis la expansión, el fondo cósmico de microondas y la síntesis primordial de los elementos ligeros (páginas 85 y 89, y nota 61 en la página 92). Podríamos haber añadido, entre otras cosas, las oscilaciones acústicas de los bariones o la medición de la temperatura del fondo cósmico de microondas en distintas épocas4. En resumen, estamos completamente de acuerdo.
Mi comentario
Los problemas comienzan cuando los autores sacan la precipitada conclusión de que el Big Bang es “según el modelo estándar, el comienzo del espacio, del tiempo y de la materia” (página 97). Como dije antes, nuestros conocimientos actuales no nos permiten retroceder en el tiempo tanto como quisiéramos. Así que, cuando leemos en la página 105 que "no solo la materia y la energía, sino que también el tiempo y el espacio vinieron a la existencia en el instante de esta singularidad cósmica inicial", podemos concluir que los autores parecen ignorar que la “singularidad” no es real. Es una predicción de la Relatividad General en un ámbito en el que ya no es válida. Cuando la Relatividad General predice una singularidad, nos está diciendo “cuidado, aquí no soy de fiar”5.
El capítulo 6, en el que los autores discuten las alternativas al Big Bang, muestra cierta confusión. Aquí encontramos un batiburrillo de ideas que han sido refutadas con creces y que tienden a negar la expansión del universo (luz cansada, estado estacionario, universo plasma), otras ideas que no tienen nada que ver con el pasado del universo sino con su futuro (Big Crunch) y, por último, especulaciones que no entran en conflicto con el Big Bang (bien entendido), sino que especulan sobre lo que podría haberle precedido en base a teorías, todas especulativas sin excepción, de la gravedad cuántica (universo sin bordes6, teoría de cuerdas, gravedad cuántica de bucles).
Los autores vuelven sobre este punto en el capítulo 11, hablando de un inicio del universo como una “certeza” (página 216). Pero está lejos de ser una certeza. En su apoyo, citan el teorema de Borde-Guth-Vilenkin (BGV), que demuestra que, en condiciones muy generales, es inevitable que haya una singularidad en el pasado (página 219). Pero aquí volvemos a tropezar con el mismo escollo: el BGV no cuenta con efectos cuánticos. Por cierto, aquí está Alan Guth, la ‘G’ de BGV, declarando que cree que el universo es probablemente eterno en el pasado pero que, en cualquier caso, nadie lo sabe7.
Entonces, ¿será Guth bipolar? No. Simplemente sabe muy bien que "su” BGV no describe la realidad8.
Como se dice en el artículo Big Bang: lo que sabemos, lo que sospechamos, lo que no sabemos mencionado al principio, sabemos que hace 13.000 o 14.000 millones de años, el universo salió de una fase muy densa y caliente y que desde entonces no ha dejado de expandirse. Todo lo que podemos decir sobre lo que ocurrió antes es especulación, con o sin principio. De momento, elevar la especulación “comienzo” por encima de las demás es más ideología que ciencia.
El ajuste fino del universo (capítulos 9-10)
El “ajuste fino” significa que, dadas las leyes físicas que conocemos, las constantes fundamentales9 que contienen no pueden modificarse, por poco que sea, sin resultar en un universo inadecuado para la vida.
Es absolutamente cierto.
No es otro delirio fundamentalista, como pretenden algunos ateos. Martin Rees, Cambridge University Press, Review of Modern Physics, Annual Review of Nuclear and Particle Science, Nima Arkani-Ahmed10, pez gordo de Princeton, o Leonard Susskind11, otro de Stanford, no tienen como costumbre escribir/publicar para complacer a los creyentes.
La explicación -que de momento no la tenemos- es harina de otro costal. Las opciones son:
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Somos muy afortunados.
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Hay multitud de universos con constantes diferentes, y estamos en uno de ellos que permite la existencia de la vida.
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Un dios ha ajustado las constantes para que eso funcione.
La opción 1 es impensable, dada la increíble improbabilidad de todo el asunto. Quedan las opciones 2 y 3. Cabe notar que la opción 2 no implica ateísmo, ya que una explicación no niega en absoluto la existencia de Dios. Sólo empuja un poco más lejos al “dios tapa agujeros”. Sin embargo, los autores optan por descartarla. Por tanto, si descartamos la opción 2, evidentemente, sólo queda la 3. Es interesante observar que Nima Arkani-Ahmed, citado anteriormente, lo reconoce plenamente en la conferencia cuya referencia aparece en las notas:
Ahora sabemos lo suficiente de física como para saber qué aspecto tendría el universo si cambiáramos las constantes. Sería una coincidencia muy interesante que los números salieran así. Si eso ocurriera, empezaría a volverme religioso.
Mi comentario
Pero, ¿es tan fácil eliminar la opción 2? Me parece que los autores lo hacen con una prisa sospechosa en el capítulo 10, donde mencionan la teoría de cuerdas y la inflación de una forma confusa que no hace justicia a su papel.
¿Cómo podría el tándem teoría de cuerdas/inflación explicar el ajuste fino, de forma naturalista?
Respuesta: la teoría de cuerdas permite valores distintos para las constantes fundamentales. Por tanto, permite potencialmente otros universos con constantes distintas. Pero, ¿existen realmente esos otros universos, con constantes distintas? Aquí es donde entra en juego la teoría de la inflación, según la cual un universo puede “parir” a otros, que paren a otros, que paren a otros…, sin que el proceso nunca se detenga. La inflación generará multitud de universos, y la teoría de cuerdas deja que todos sean diferentes. ¡Llueven universos! Cuerdas + inflación = multiverso = multitud de universos con constantes diferentes.
¿Se sostiene el tándem cuerdas/inflación? He aquí las razones por las que me parece una temeridad descartarlo en 2023:
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El multiverso no es sólo una “técnica de evitación” ideológica, como pretenden los autores en la página 214. Obviamente, algunos se aferran a la idea por motivos ideológicos. Pero no fue así como surgió la teoría de cuerdas. Originalmente era una teoría de las fuerzas nucleares. Es más, hay muy buenas razones para pensar que la Mecánica Cuántica y la Relatividad General deberían poder unificarse. Y la teoría de cuerdas es una candidata excelente.
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Es cierto que la inflación es especulativa, pero menos que la teoría de cuerdas. En su versión más simple, por ejemplo, las predicciones que hace sobre la estructura del fondo cósmico de microondas están verificadas.
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Si la teoría de cuerdas y la inflación son ciertas, el multiverso es una consecuencia lógica inevitable. Desde las ondas de choque hasta el bosón de Higgs, a lo largo de la historia de la física son tantas las veces que un fenómeno predicho sobre el papel termina observado en el mundo real, que prefiero ser prudente.
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¿Le sorprende el multiverso? ¿Le parece una idea descabellada? Según el Pesahim del Talmud de Babilonia (un libro judío de hacia el siglo IV), “el tamaño del mundo es de seis mil parasangas” (Pesahim 94a), es decir, unos 30.000 km. Imagina la cara de su autor si le hubieran hablado de 93.000 millones de años luz (874.200.000.000 millones de millones de km). Imagina la cara de Newton si le hubieran dicho que el tiempo y el espacio son elásticos, plan Einstein; la cara de René Descartes si le hubieran hablado de Mecánica Cuántica; o la cara de Cristóbal Colón si le hubieran hablado de la deriva continental. Y así sucesivamente. Me parece que si algo nos enseña la historia de la ciencia, es que una hipótesis no está equivocada sólo porque parezca descabellada.
Es cierto que la teoría de cuerdas nunca se ha puesto a prueba. Pero, ¿y qué? Lejos de mí pensar que no lo necesita. Pero que hoy no hayamos encontrado la forma de hacerlo no significa que nunca la vayamos a encontrar. ¿Podría Galileo haber probado la Mecánica Cuántica o la Relatividad General? Ahora podemos hacerlo en un laboratorio del tamaño de una cocina, o incluso en tu GPS, pero Galileo nunca habría sido capaz de hacerlo ni, probablemente, de tan solo imaginar que algún día podríamos hacerlo.
Para más información sobre el tema, remito al lector este artículo de Tom Rudelius, cristiano y físico que hizo su tesis doctoral sobre el tema en Harvard bajo la supervisión de Cumrun Vafa, una eminencia en Teoría de Cuerdas. O el libro de Joseph Conlon, ¿Por qué la teoría de cuerdas? También se puede escuchar a Don Page, físico y cristiano, declarando en esta entrevista:
"Sí, creo que existen múltiples universos, aunque no estoy seguro de ellos".12
Por último
Por último, me gustaría comentar dos temas del libro. Un párrafo inquietante, y una cita de un físico llamado Aleksandr Vilenkin.
Un párrafo inquietante
Se trata del párrafo titulado “Hugh Everett y la teoría de los mundos múltiples”, en la página 210. Es inquietante por dos razones. En primer lugar, los autores presentan la teoría de Everett como una solución naturalista al enigma del ajuste fino. No lo es. Por la sencilla razón de que los mundos múltiples de Everett tienen las mismas constantes que nuestro mundo. En segundo lugar, y lo que es más inquietante, Everett es presentado como un borracho cuyos delirios no han recibido ninguna atención. Así, de nuevo en la página 210, leemos:
En 1954, Hugh Everett, hablando de las paradojas de la física cuántica con un compañero de clase de Princeton, formula, a modo de broma, la hipótesis de universos múltiples… pero esta teoría iconoclasta no encuentra gran eco, aunque constituya de manera evidente una fuente de inspiración para los autores de ciencia ficción.
Creo importante añadir que la versión francesa de esta misma cita empieza así13:
En 1954, durante una noche un poco regada con jerez, Hugh Everett…
Al parecer, Everett solo bebe al norte de los Pirineos. Dicho esto, es importante que el lector sepa lo siguiente:
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El artículo de Everett se publicó en la prestigiosa revista Review of Modern Physics, que no tiene por costumbre publicar basura. Por ejemplo, lleva décadas publicando las conferencias del Nobel de Física.
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Que su director de tesis no era otro que John Wheeler, uno de los físicos más importantes del siglo pasado, y prototipo del gigante científico virtualmente incógnito del público14.
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Que John Wheeler dedicó un artículo entero a la teoría de Everett, de nuevo en Review of Modern Physics, concluyendo: “No parece posible escapar de esta formulación [la de Everett] de estado relativo si se quiere tener un modelo matemático completo para la mecánica cuántica interna a un sistema aislado”15.
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Por último, hablando del eco que ha recibido la teoría de Everett, su artículo de 1957 ha sido citado más de 1.600 veces en la literatura científica (no en “Cuarto Milenio”), y no para burlarse de él.
¿Quieren un ejemplo de científicos cuyas teorías no encuentran ningún eco? Los seudocientíficos hermanos Bogdanov16, mencionados en la página 108 del libro, y en el Anexo “Agradecimientos”, en la página 571. Sus trabajos no han recibido ningún eco. Es fácil de comprobar. Citar a los Bogdanov y burlarse de Everett es poner el mundo al revés. Es inquietante.
La cita de Aleksandr Vilenkin
Quiero terminar hablando de una cita del físico Aleksandr Vilenkin, omnipresente cuando el debate ciencia y fe navega por estas aguas17:
Con la prueba establecida [el teorema BGV], los cosmólogos no pueden seguir escondiéndose detrás de la posibilidad de un universo con un pasado eterno. No hay más escapatoria, tienen que encarar los problemas de un comienzo cósmico.
Esta cita, mencionada tres veces en el libro, en las páginas 107, 213 y 259, aparece una y otra vez en este contexto, y el lector informado estará sin duda familiarizado con ella. Por ello, parece oportuno dedicarle unas palabras.
Aunque ya he explicado por qué el teorema BGV no describe el mundo real, creo que merece la pena plantearse las siguientes preguntas antes de declarar a Vilenkin vencedor por KO:
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¿Cómo es que Alan Guth, la ‘G’ de BGV, declaró que el universo es probablemente eterno en el pasado, pero que básicamente nadie lo sabe? (ver la foto más arriba).
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Ya que estamos decidiendo que algo es cierto porque lo dice un gran nombre, ¿por qué no seleccionar esta otra cita, de Anna Ijjas (Universidad de Nueva York), Avi Loeb (Harvard) y Paul Steinhardt (Princeton)?: “Aunque la mayoría de los cosmólogos asumen un bang, actualmente no hay pruebas –cero- para decir si el evento que ocurrió hace 13.700 millones de años fue un Bang o un Rebote”18 ¿Será que estos tres nunca han oído hablar del BGV? ¿Acaso Harvard, Princeton y la Universidad Nueva York tienen menos prestigio que Tufts (donde enseña Vilenkin)?
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Si se ha demostrado inequívocamente que el Big Bang fue el principio, ¿qué hacen los autores de estos 1.900 artículos científicos estudiando la opción del “Rebote”? ¿Acaso les gusta perder el tiempo? ¿Y qué hicieron los comités de revisión, dejando pasar 1.900 artículos que no serían más que divagaciones si BGV fuera valido para el mundo real?
No estoy seguro de lo que Vilenkin tenía en mente cuando escribió eso, pero está claro que exagera. Por cierto, parece que recientemente ha puesto (un poco de) agua en su vino, con una frase que, por cierto, nunca se cita:
La cuestión de cómo empezó el universo sigue envuelta en un halo de misterio"19.
Conclusión
Esta reseña ya es suficientemente larga y prefiero dejarlo así. Como ya he dicho, la historia del Big Bang me parece bien contada. También me parece satisfactoria la explicación del ajuste fino. También me siento cercano a otras partes del libro que no he reseñado, como el capítulo 18, en el que se plantea la pregunta “¿Quién puede ser Jesús?”, antes de retomar un argumento de C.S. Lewis que me estremeció cuando descubrí por primera vez al hombre que fue “más que un carpintero”.
Desgraciadamente, el argumento científico está contaminado de ideología. Que un argumento vaya en mi dirección no significa que sea correcto. Quizá algún día se demuestre que el universo tuvo un principio. Entonces estaré encantado de añadirlo a mi navaja suiza apologética. Pero ese día no ha llegado.
Mientras tanto, prefiero que mi fe descanse en Jesús que en otra roca que podría resultar ser arena.
Notas
1 Ya que desconocemos su física, también desconocemos su duración.
2 “Now, in present-day physics there is no reasonable definition of temperature and entropy that holds in such a regime. Thus, when we consider temperature and entropy of the very early universe, it is very likely that we do not know what we are talking about.” C Rovelli, Statistical mechanics of gravity and the thermodynamical origin of time, Classical and Quantum Gravity, Volume 10, Number 8, 1993.
3 Un principio que dice que la entropía de un sistema cerrado siempre crece.
4 Ver Figura 5 de este artículo.
5 Por cierto, un artículo tan reciente como fascinante sobre gravedad y antimateria empieza así: “Las singularidades de la teoría general de la relatividad y la falta de una teoría cuántica de la gravedad sugieren que nuestra imagen está incompleta” (Singularities in the general theory of relativity and the lack of a quantum theory of gravity suggest that our picture is incomplete.).
6 Notablemente, este escenario “sin borde” es el de Hawking: una de las especulaciones en la cual el universo sí tiene un comienzo.
7 “It’s very likely eternal - but nobody knows”. Ver su intervención en el minuto 58 de esta conferencia.
8 Lo que no quiere decir que sea inútil.
9 Velocidad de la luz, constante de Planck, carga elemental, etc.
10 Nima Arkani-Hamed, Space-Time, Quantum Mechanics and the Multiverse, Talk in Oxford, 3 de diciembre, 2013.
11 Leonard Susskind, the Theoretical Minimum, Statistical Mechanics, Lecture 10.
12 “Yes I do believe that multiple universes exist although I’m not certain about them.”
13 “En 1954, au cours d’une nuit un peu arrosée au xérès, Hugh Everett…” (página 204 de la edición original francesa).
14 Como lo fueron, o lo son, gente como Lev Landau, Hans Bethe, Yákov Zeldóvich, Roger Blandford, etc. La lista es larga.
15 “No escape seems possible from this relative state formulation if one wants to have a complete mathematical model for the quantum mechanics that is internal to an isolated system.”
16 Prototipos de seudocientíficos muy conocidos por el público, al menos en Francia.
17 “With the proof now in place, cosmologists can no longer hide behind the possibility of a past-eternal universe. There is no escape: they have to face the problem of a cosmic beginning.” Alex Vilenkin, Many Worlds in One: The Search for Other Universes, Hill and Wang; First Edition, 2007, p. 176.
18 “Although most cosmologists assume a bang, there is currently no evidence—zero—to say whether the event that occurred 13.7 billion years ago was a bang or a bounce.” Anna Ijjas, Avi Loeb, Paul Steinhardt, Pop Goes the Universe, Scientific American, January 2017. Disponible aquí.
19 “The question of how the universe began is still enveloped in a cocoon of mystery”. Alex Vilenkin, Cosmology for the Curious, Springer 2017, p. 331.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tubo de ensayo - ‘Dios - La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución’: una reseña