La cultura ‘woke’ y la amenaza a la libertad cristiana

Resistamos la tentación de plegarnos a los dictados de los guardianes de lo políticamente correcto y salgamos a las calles, a las redes sociales, a los medios de comunicación, armados con la verdad y la gracia.

25 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 16:03

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Imagen de Norbu Gyachung, Unsplash.

Imagínate que estás en una reunión familiar y tu tía abuela te pregunta inocentemente: “¿Y tú, tienes novia?”. De repente, la mesa se queda en silencio y todas las miradas se vuelven hacia ti. Tu primo, el que siempre está a la última, te mira con los ojos como platos y exclama: “¡Tía! ¡Eso es heteronormativo! ¡Quizás mi primo se identifica como no binario o pansexual!”. Tu tía abuela, pobrecilla, se queda boquiabierta, sin entender una palabra. Y tú, en medio de la confusión, solo quieres desaparecer.

¡Felicidades! Acabas de experimentar un momento woke1 en su máxima expresión. Una pregunta simple se ha convertido en un campo de minas de identidades y terminología que nadie entiende del todo. 

Que un niño se viste en una fiesta de disfraces de comanche norteamericano, campesino mexicano o jeque árabe, como yo en mi ignorancia solía hacerlo en mi niñez, se considera en cada vez más guarderías y colegios como apropiación cultural. Tampoco está bien visto -según los guardianes de la hipermoral- imitar acentos, cambiar de color de tez con pintura y preguntar a una persona de qué país viene, ya que esto se considera como una forma de racismo. A veces uno se siente como si hubiera entrado en una dimensión paralela donde todos parecen estar hablando en clave y sobre todo, donde con cada frase potencialmente puedes ofender o discriminar a algún colectivo que ni siquiera sabías que existe.

Más que un pastor -sobre todo cuando habla ante una gran audiencia- a veces tiene que pesar cada palabra porque algunas cosas que dice se pueden entender como lenguaje ofensivo o discurso de odio. Por eso, algunos pastores y conferencistas desautorizan la grabación de sus sermones y ponencias. Es como si Pablo hubiese prohibido la copia de su carta a los gálatas por haber tildado a los legalistas de “perros”.

También, en cualquier evangelio se encuentran pruebas suficientes para acusar a Jesucristo de discriminación, ofensas contra el lenguaje inclusivo y discursos de odio. Pero al Hijo de Dios ya no se le puede demandar. A sus seguidores, sí. Porque los ultras del wokeismo pueden usar todo en tu contra.

En este contexto, Elon Musk habla de un “virus woke”. Es algo así como “la corrección política llevada al extremo, que atenta contra la libertad de expresión”.2

La cultura woke pretende disponer de una aguda conciencia de las injusticias sociales y una ferviente búsqueda de la igualdad y no discriminación. Para esto ha desarrollado una hipermoralidad que se siente superior a todos los demás, particularmente a aquellos que cometen el pecado mortal de seguir a modelos sociales tradicionales o aún peor: que ostentan una convicción ética basada en los diez mandamientos. 

Si bien la búsqueda de la justicia social es encomiable, la filosofía woke suele adoptar un enfoque que entra en conflicto con los principios bíblicos.

Una crítica

Además, desde una perspectiva evangélica, presenta inconsistencias fundamentales, sobre todo con la antropología bíblica. La Biblia enseña que todos los seres humanos son creados a la imagen de Dios, pero también que todos han caído y están afectados por el pecado. Los defensores de la hipermoral, por el contrario, tienden a idealizar a grupos supuestamente marginados y demonizar a los grupos que ellos consideran privilegiados, ignorando la realidad universal del pecado. Al dar preferencia a las identidades grupales (los así llamados “colectivos”) sobre la identidad individual, la cultura woke fomenta la división y el resentimiento en lugar de la reconciliación y la unidad.

Este modo de pensar promueve además una moralidad relativista que cambia según las tendencias sociales, lo cual conduce a una erosión de los valores bíblicos y a una aceptación de comportamientos que la Biblia desaprueba claramente.

Los peligros de la cultura de la cancelación”

Uno de los aspectos más preocupantes de la cruzada contra el discurso de odio3 es la cultura de la cancelación4, que busca silenciar a aquellos que expresan opiniones consideradas ofensivas o contrarias a la narrativa dominante. Esta tendencia tiene un impacto particularmente perjudicial en la libertad de expresión, especialmente en lo que tiene que ver con la expresión de creencias cristianas. Los cristianos que defienden los valores bíblicos sobre el matrimonio, la sexualidad y el aborto a menudo son etiquetados de intolerantes o fanáticos y se ven amenazados por el ostracismo social, la pérdida de empleo, la cancelación de sus accesos a plataformas sociales e incluso el acoso legal.

Navegando en un clima cultural hostil

En un clima cultural que a menudo es hostil a la fe cristiana, los creyentes enfrentan desafíos significativos. La presión para conformarse a las ideologías mundanas es intensa, y muchos cristianos se sienten tentados a comprometer sus creencias para evitar el conflicto o el rechazo. Sin embargo, la Biblia nos llama a ser luz en medio de la oscuridad y a proclamar la verdad con valentía, incluso cuando enfrentamos oposición. Y esa valentía se espera sobre todo de aquellos que ostentan cargos de autoridad dentro de la comunidad evangélica.

La importancia de la libertad cristiana

La libertad cristiana, un principio fundamental de la fe reformada, afirma que los creyentes están libres de la condenación del pecado y de la esclavitud a la ley. Esta libertad, sin embargo, no es una licencia para pecar, sino una liberación para servir a Dios y a los demás en amor. En el contexto de la cultura woke, la libertad cristiana nos permite resistir la presión de conformarnos a las ideologías mundanas y mantenernos firmes en nuestra fidelidad a Cristo. Es importante que nos acordemos de nuestros padres en la fe a la hora de resistir a los ‘Torquemadas’ modernos, amenazándonos con sus tribunales de la inquisición del siglo XXI. 

El llamado a la apologética cultural

En lugar de retirarse del discurso cultural, los cristianos están llamados a defender las enseñanzas bíblicas, desafiando la narrativa woke con la verdad del evangelio - y un toque de humor. Esto implica presentar una defensa razonada de la fe cristiana, exponer las falacias de las ideologías seculares y proclamar el evangelio de Jesucristo con claridad y convicción. Al hacerlo, los cristianos pueden ser una voz profética en una cultura confundida y ofrecer esperanza a un mundo que busca significado y propósito. Además, pueden defender esa libertad de expresión ateniéndose a los hechos, sin agresividad y polémica. No hay mejor argumento que la verdad.

Tenemos la obligación de avisar públicamente que esta dictadura de lo políticamente correcto es simplemente una antigua estrategia de oprimir opiniones disidentes. Los inquisidores modernos ya no visten hábitos clericales. Esta vez van de paisano, aunque muchas veces adornados con banderas del arcoíris y detrás de unas siglas cada vez más largas y complejas. 

Pero como ocurre a cada ideología, también al wokeismo le llegará el momento cuando tendrá que ir al vertedero de la historia. Y antes de que algunos creyentes e iglesias en el nombre de una tolerancia malentendida rindan homenaje a esta última versión de ridiculeces pseudocientíficas, deberían saber: la iglesia no está obligada a bailar al son de cada melodía que llega a sus oídos. Gracias a Dios, algunos países ya han prohibido que la ortografía ceda ante la presión de ideólogos lingüísticos con sus todesmiembras y amigues que es simplemente “un esfuerzo absurdo por infantilizar la lengua”.5

A pesar de su poder temporal, estas ideologías extremistas no podrán sostenerse indefinidamente. La verdad, la justicia y el sentido común finalmente prevalecerán. Y que lo hacen, depende en gran medida de nosotros. Esto nos da esperanza de que, aunque la cultura woke parezca dominante en la actualidad, su influencia va a disminuir con el tiempo si somos valientes para defender la verdad y resistir sus excesos. Por cierto, como cristianos, vamos a encontrar del apoyo de muchos agnósticos y ateos, igualmente hartos de las payasadas del wokeismo.

Porque no hay que olvidar: el emperador anda desnudo. Es nuestra obligación decirlo en voz alta. Generaciones futuras nos van a juzgar por nuestra capacidad de resistencia a las ideologías descabelladas de nuestros tiempos. Pero al fin y al cabo, nos va a juzgar el Señor.

La filosofía woke, con sus corrientes cambiantes y su lenguaje artificial, puede parecer un tsunami amenazante para la iglesia. Pero recordemos: ¡No somos llamados a ser corchos a la deriva, sino faros inamovibles en medio de la tormenta! Lejos de acobardarse, esta ola pseudo cultural nos presenta la oportunidad perfecta para alzar nuestras voces, proclamando la verdad del Evangelio con una audacia que haga temblar los cimientos de la confusión reinante.

Defendamos nuestra libertad en Cristo, resistamos la tentación de plegarnos a los dictados de los guardianes de lo políticamente correcto y salgamos a las calles, a las redes sociales, a los medios de comunicación, armados con la verdad y la gracia. Seamos la luz que destella en la oscuridad, señalando el camino hacia la verdadera libertad, la que solo se encuentra en Jesucristo. ¡Que el mundo woke se encuentre con una iglesia despierta, valiente y llena del poder del Espíritu Santo!

 

Notas

1 Una palabra que viene de inglés y que se usa en el sentido de “concienciado” y “atento para no-discriminar”.

2 https://www.elmundo.es/como/2024/07/24/66a0c078e85ece5d3a8b45ab.html

3 https://www.unesco.org/es/countering-hate-speech/need-know

4 https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20240718/cultura-cancelacion-democracia-linchamiento-digital-105797263

5 https://www.abc.es/estilo/abci-lola-sampedro-ridiculez-lenguaje-inclusivo-202104200136_noticia.html

 

 

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