Hasta 50 mujeres de la República Democrática del Congo han asegurado haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de las principales ONG de ayuda humanitaria que trabajaron en el país durante la última crisis del ébola, entre 2018 y 2020, según una investigación publicada por la Fundación Thomson Reuters y por The New Humanitarian. 

En sus testimonios, las diferentes mujeres aseguran haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales con miembros y trabajadores de algunas de las principales organizaciones de ayuda humanitaria para conseguir un empleo en los trabajos de respuesta contra la crisis sanitaria del ébola o evitar la rescisión de un contrato. 

Entre las entidades que han sido nombradas están la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef, Oxfam, que ya fue objeto de una gran polémica después de conocerse que nueve altos cargos habían pagado por sexo a mujeres supervivientes del terremoto de Haití en 2010, Médicos Sin Fronteras, Alima, la Organización Internacional para las Migraciones (IOM) y la cristiana World Vision.

“En lugar de ayuda, todo lo que recibí fue un trauma mayor”

Una de las mujeres que han declarado en la investigación periodística, de 32 años, ha explicado que recibió una llamada telefónica de un hombre que la invitó a una sesión de consejería a un hotel. Algo que en el momento de la crisis no se percibía como extraño porque los pacientes de ébola facilitaban su contacto personal para poder hacer un seguimiento. 

Según la mujer, lo último que recuerda es haber aceptado un refresco y  horas después despertarse sola y desnuda en una habitación con pruebas de haber sido violada. “Perdí a mí marido por el ébola. En lugar de ayuda, todo lo que recibí fue un trauma mayor”, asegura en la investigación.

Estas prácticas “afectaron a muchas mujeres”, dice otra testigo de la investigación que fue forzada a tener relaciones sexuales con un trabajador de la OMS para obtener un puesto de trabajo. “No puedo pensar en alguien que trabajaba en la respuesta sanitaria contra el ébola y que no tenía algo que ofrecer”, añade.

Uno de los chóferes que trabajó para el personal de diferentes organizaciones también ha confirmado lo habitual que era ver casos de este tipo. “Era muy común. No era solo yo. Diría que la mayoría de chóferes llevaban a hombres o a sus víctimas, de hotel en hotel, para acuerdos sexuales como estos. Era muy habitual, como comprar comida en el supermercado”, señala.

Hasta cuatro conductores han confirmado que doctores, sanitarios y administrativos de las ONG en el país, utilizaban vehículos oficiales para transportar a mujeres a diferentes hoteles, viviendas y oficinas.

Reacciones

Desde Oxfam han manifestado que están “investigando” los hechos y que realizarán las “acciones apropiadas, incluyendo el apoyo a las víctimas”. Según la organización, hacen “todo lo que podemos para prevenir las malas conductas e investigar y actuar frente a las acusaciones cuando se presentan”.

También la portavoz de la OMS, la entidad que más acusaciones ha recibido (30 en total), Fadéla Chaib, ha señalado que “no toleraremos este tipo de comportamiento en ninguno de nuestros empleados, contratistas o socios”. La IOM, Médicos Sin Fronteras, Unicef y el Ministerio de Sanidad de la República Democrática del Congo han asegurado que no sabían nada de las acusaciones antes de que fuesen publicadas en la investigación.

5 acusaciones contra la ONG cristiana World Vision

Entre los testimonios que recoge la investigación, hasta cinco mujeres han asegurado que sus agresores se presentaron como trabajadores de la ONG cristiana World Vision. Desde la organización han publicado un comunicado en el que aseguran sentirse “consternados” y “horrorizados”.

En el documento también explican que después de conocer las acusaciones, la entidad ha puesto en marcha una investigación internacional “que todavía está en curso”. “La explotación o el abuso sexual es inaceptable en cualquier operación de World Vision, y actuaremos en base a todos los hallazgos de la investigación”, han manifestado. También se han comprometido a volver a “evaluar”  sus programas para asegurarse de que sus sistemas “brinden un entorno en el que las mujeres se sientan seguras para informar de cualquier incidente”.

“Como organización humanitaria cristiana que trabaja en algunos de los lugares más frágiles y afectados por conflictos del mundo, nuestra prioridad número uno es la seguridad y el bienestar de los niños y adultos vulnerables en nuestros programas. No toleramos la explotación, el abuso o la violencia sexual, ya sea cometida por nuestro personal, voluntarios o trabajadores externos”, han remarcado.