¿Qué ocurre en la mente de un pedófilo para que se excite con un menor?

Los expertos no han dado aún con una respuesta clara para explicar esta patología, la pedofilia. Apuntan hipótesis como experiencias nocivas en la adolescencia o el hecho de haber sufrido abusos en el pasado pueden conducir al adulto a ser delictivo o incluso las carencias afectivas pueden llevar a los adultos a buscar cariño en los niños.

MADRID · 05 DE MAYO DE 2008 · 22:00

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Los pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la realidad. Y aunque Internet, con sus comunidades virtuales y foros, les ha dado alas, según los expertos, la mayoría de abusos a menores se dan en casa. Lo que añade el incesto. Una fuerte depresión, el fracaso en las relaciones personales o la ingesta de alcohol pueden desinhibir a un individuo para que acabe abusando de su hija, nieta o sobrina, la mayoría de víctimas son niñas. LOS PEDERASTAS BUSCAN TRABAJOS CERCA DE MENORES Gums and Friends es el nombre con el que José A. P. bautizó su tienda de golosinas, en el paseo de Vilanova (Barcelona). El local sigue abierto, pero José ya no despacha a nadie. Está en la cárcel por supuestos abusos a dos niñas. Las víctimas son hijas de dos empleadas rumanas que trabajaban para él en una panadería. El hombre, de 33 años, se ganó la confianza de las pequeñas. Conseguía llevarlas a Gums and Friends mientras sus madres vendían pan y en el almacén, las obligaba a masturbarle. Cometió los abusos de forma reiterada pero su estrategia le funcionó hasta que una de las niñas no quiso seguir con el juego y se lo contó a la madre, que acudió a la policía. No era la primera vez que detenían a José por ese motivo. Los psicólogos insisten en que los pederastas reinciden porque no pueden frenar sus impulsos. Enrique Echeburúa catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco opina que hay pedófilos que se contienen porque saben el daño que causan, o porque temen a la policía, pero la mayoría acaban delinquiendo. Echeburúa recuerda que hay que distinguir entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos. El primer paso de los pedófilos es consumir pornografía infantil. Más tarde contactan con sus posibles víctimas. La adolescencia es clave en el nacimiento de esta psicopatología. Si el joven se excita con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer sexual con niños. Esa hipótesis la corrobora Santiago Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona. VÍCTIMAS VERDUGOS La creencia, exaltada por el cine y la televisión, de que la víctima se convierte en verdugo, es cierta. Echeburúa indica que los niños de los que han abusado sufren interferencias en su desarrollo emocional y que por eso pueden tener comportamientos anómalos. En todo caso, destacan los psicólogos, que en la pedofilia no hay factores genéticos implicados, aunque admiten que quedan terrenos por descubrir. ¿CÓMO SE DISTINGUE A UN PEDÓFILO? El pedófilo se muestra simpático al lado del niño; disfruta de una capacidad de atracción que le permite ganarse su confianza sin necesidad, por lo general, de usar la fuerza. Con los adultos, el pedófilo se siente incómodo. Procura rodearse de niños a través del trabajo y el tiempo libre. Casi todos son hombres. Los pedófilos justifican su conducta para convencerse de que actúan bien. Sufren distorsiones cognitivas. Se dicen a sí mismos que a los niños les gusta que les toquen, que no hay nada de malo en ello, que es otra forma de cariño. INTERNET REFUERZA SU ENGAÑO Gracias a la Red, el individuo contacta con un grupo y se siente ubicado. Asegura Redondo que es un factor de riesgo. Se prestan apoyo y comprensión desde el anonimato, lo que dificulta la acción policial. Según diversos estudios, más de un 20% de las niñas y un 10% de los niños han sido víctimas de abusos. Y no hay tantos pedófilos pero la mayoría de abusos (más del 65%, según otros informes) se dan en casa y a manos de hombres que, en principio, prefieren a adultos para sus relaciones sexuales. Son los llamados "pedófilos circunstanciales" o "abusadores intrafamiliares". Se trata de personas que se interesan por los menores a raíz de alguna carencia o circunstancias personales como una ruptura de pareja, insatisfacción, depresión, búsqueda de experiencias nuevas, soledad... ¿CUÁL ES LA FRONTERA CARIÑO-ABUSO? La marca el sentido común y una señal muy obvia: la excitación. Un adulto sano distingue entre el afecto y un componente sexual, que se manifiesta de forma evidente. A diferencia de los pedófilos desconocidos, prolongan los abusos indefinidamente, porque el niño está a su lado. SUPERAR EL TRAUMA ES COMPLICADO Más aún si el tormento se da en el hogar y no sólo porque los abusos son continuos, sino porque el niño se siente decepcionado y traicionado por los adultos. Eso, cuando el niño se da cuenta de lo que ocurre. Porque, si el daño se produce en una edad temprana (hasta los cinco años) puede percibirlo como algo "normal"; incluso como enamoramiento ya que el abusador las manipula para crear un nexo de complicidad. Si el abuso persiste, el menor despierta. La televisión o una charla con amigos pueden abrirle los ojos. O empieza a interesarse por compañeros de clase y rechaza el contacto con el abusador. Es entonces cuando algunos menores deciden hablar. EL FAMILIAR AL QUE ACUDE ES CLAVE Los familiares implicados no pueden ser un cómplice silencioso que no da la voz de alarma por miedo a lo que pasará. Los problemas afloran tarde o temprano. La mayoría de pacientes que acuden a la asociación son adultos. Algunos, incluso con 60 años, no lo han contado nunca. Tratar a los pedófilos también resulta complejo. Sólo se les atiende cuando ya están en la cárcel. Un proyecto pionero en la cárcel de Brians demostró que los agresores sexuales bajo tratamiento tuvieron un nivel de reincidencia 14 puntos menor a los no tratados. Ahora el proyecto se llevará a una treintena de cárceles españolas.

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