Rubiales, machismo de manual
“Las chicas son su trofeo, su posesión, y puede hacer lo que quiera con ellas”.
25 DE AGOSTO DE 2023 · 19:00
En estos días la noticia del beso forzado por parte de Luis Rubiales, presidente de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol), a la jugadora Jenni Hermoso ha sido el centro de los medios de comunicación y de nuestras conversaciones.
Ahora también, mientras escribía este articulo, ha saltado la noticia de la respuesta de Rubiales en la asamblea extraordinaria de la RFEF. No sólo NO DIMITE, sino que se empodera y de una forma bravucona y victimista, carga la culpa sobre la jugadora, y utiliza a sus hijas para defenderse y dar pena, y acusando a toda la sociedad de falso feminismo (que existe, pero no es este el caso).
Rubiales será expedientado, expulsado e inhabilitado, pero para ser condenado jurídicamente hablando, tendrá que ser denunciado por la propia jugadora. Es lo que dice la ley. La pone entre la espada y la pared. Y lo peor, se ve a muchísima gente en la asamblea extraordinaria de la RFEF aplaudiendo su discurso. Esa es la cruda triste y trágica realidad. ¿Dónde están los hombres y mujeres íntegros, valientes?
Personalmente, yo manifesté enseguida mi opinión en las redes, a través de nuestros perfiles como Plataforma Seneca Falls, Puedes buscarnos en Facebook, twiter e Instagram, y seguirnos.
Lo que en las redes decíamos, es esto: cinco razones elementales por lo que es un gesto machista:
1. La besa porque le da la gana a él, porque está eufórico, porque es parte de su victoria la victoria de “sus” chicas.
2. Fuerza a la jugadora a dejarse besar y no le da opción a reaccionar (la sujeta por la cabeza sin posibilidad de movimiento)
3. A la jugadora no le gustó (es su primera reacción en los vestuarios:”ehh que no me ha gustado nada” ¿pero qué voy a hacer yo”?, es decir, me tengo que callar y aguantar y verlo como normal. Es la misma actitud que tiene una mujer maltratada: tengo que aguantar, es así y punto. El beso de Rubiales sólo denota que lleva el machismo en la sangre. Y no sólo el beso, hay otro gesto del que pocos hablan, y es el que vemos en la imagen de esta noticia, junto a la Reina de España. Se toca los testículos cuando se proclama la victoria de la final del Campeonato Mundial femenino. Señal de que detrás de todo lo ocurrido había mucho machismo, mucha testosterona.
Las chicas son su trofeo, su posesión, y puede hacer lo que quiera con ellas… El gesto de los testículos es clarísimo. Cuando un hombre se echa mano a los testículos para celebrar un logro conseguido por mujeres, como hizo Rubiales en el palco, demuestra un desprecio hacia ellas y que sólo busca mostrar la ostentación de su poder... Se parece al argumento que usan algunos miserables cuando los soldados en las guerras violan a las mujeres, como recompensa a su lucha.
4. Es un superior, con lo cual hay abuso de autoridad, en este caso sexista/machista
5. Pensemos en la situación inversa, que una presidenta de la RFEF hubiese hecho lo mismo con un jugador varón, poco probable (y si lo hiciera igualmente sería acoso) pero que nos ayuda a entender lo grave de lo ocurrido
Si toleramos estos gestos como normales estamos favoreciendo el machismo, y gestos así van alimentando otros mucho más graves. Si lo toleramos estamos normalizando el acoso y violencia contra las mujeres. Por esta regla de tres, de que fue “un momento de euforia”, si estoy eufórico y ella también, puedo violarla, porque estamos emocionados y porque me sale “natural” de dentro.
Y este es precisamente el problema grave de fondo. Y es que estos actos están normalizados en nuestra sociedad. “Es sólo un pico”. Por eso para el propio presidente de la RFEF, antes de las forzadas y artificiales “disculpas” que dio, expresó que el acto del beso y su denuncia “era una gilipollez, una tontería”, y los que los denunciamos somos “unos tontos del culo y pringaos”. Esta es la realidad. Esto es machismo.
Estos actos, que hay a cientos en la vida diaria, también se denominan malamente, “micromachismos”: sutiles gestos, actitudes, comentarios, frases y prejuicios que se manifiestan en lo cotidiano contribuyendo a la desigualdad y colocando a la mujer en una posición inferior al hombre en ámbitos sociales, laborales, jurídicos y familiares.
Micromachismo es un término propuesto por el psicólogo Luis Bonino Méndez, en 1990, y constituyen la base y caldo de cultivo de las demás formas de la violencia de género o misoginia: maltrato psicológico, emocional, físico, sexual y económico. No son “micro” porque sean menos graves, sino porque pasan desapercibidos. Se encuentran en las bases de lo que llamamos el iceberg de la violencia de genero, o violencia contra la mujer. Es decir, gestos invisibilizados (parte oculta del iceberg) pero que son el caldo de cultivo, el cimiento o la raíz de la violencia de género o cualquier otro tipo de violencia o agresión contra las mujeres, prostitución, esclavitud sexual, trata. Esta es la punta del iceberg, lo que sí se hace visible.
Hay cientos de ejemplos en la vida diaria. Algunos son cosncientes e intencionales, otros son inconscientes, se hacen de manera automática porque se llevan en la sangre. El machismo aparece desde Genesis 3:16: A la mujer dijo: "Aumentaré mucho tu sufrimiento en el embarazo; con dolor darás a luz a los hijos. Tu deseo te llevará a tu marido, y él se enseñoreará de ti". Y esta consecuencia (que no deseo de Dios) se produjo, el varón se enseñoreó de la mujer…. Son actitudes de siglos, interiorizadas y ya “normales”, aceptadas por la sociedad.
Pongo algunos ejemplos: la falta de corresponsabilidad en el hogar y cuidado de los hijos, frases hechas como que “los hombres no lloran, ellas son princesas, ellos príncipes, chistes sobre mujeres, críticas o penalización de formas de vestir o físico de las mujeres, de mujeres políticas y no a su trabajo, lenguaje sexista, publicidad, canciones, libros de texto, ciertos roles y estereotipos de género… etc.
Y voy llegando al tema central del que quiero hablar. Me plantean muchas veces, tanto detractores de le violencia de género, como personas que se interesan de verdad por el tema, que cómo sigue habiendo tantos asesinatos por violencia de género, invirtiendo tanto dinero en el tema, y sobre todo si es que las leyes contra la violencia de género no funcionan…
Todo tiene su lugar. Las leyes actuales sobre violencia de género son buenas, imperfectas, pero buenas, incluso la ley del sí es sí tan discutida, contiene aspectos positivos (con la indispensable reforma que se aplicó posteriormente), porque se basa en el consentimiento de la mujer para cualquier tipo de gesto o acto sexual. La LIVG del 2004 ha ido siendo modificada y mejorada. El pacto de Estado de 2017 fue todo un hito, y un gesto histórico, de unidad de todos los partidos para erradicar la VG. Y se añadieron más de 200 medidas, aunque es verdad que no todas se han hecho realidad. También hay que añadir que muchas mujeres no denuncian, con lo cual poco se puede intervenir, a no ser la familia, o vecinos, si es que se enteran.
Pero amigos, las leyes regulan el mal, protegen de males mayores, limitan la maldad, penalizan, pero las leyes no cambian a las personas. Las leyes penalizan cuando ya se ha hecho el daño, esa es su función, pero lo que vemos es que en este campo, lo fundamental es la prevención. Es decir, actuar en esa parte del iceberg que está oculta, interiorizada, como son los micromachismos. Actuar y denunciar actos como este, y muchos más que pasamos por alto en el día a día.
Por eso nuestra Plataforma Seneca Falls, trabaja sobre todo en la prevención, sacando a la luz y mostrando los micromachismos de la vida diaria para erradicarlos. Parte de nuestros cursos y talleres tratan de este tema, fundamental para conseguir un cambio de visión hacia la mujer. Y aquí entramos de lleno en la educación. Tenemos que educar en la igualdad de hombres y mujeres desde niños, porque es mucho más difícil cambiar la mentalidad de adultos que de niños. Educar es guiar, conducir a una persona en su crecimiento (e-ducere, del latín). Educar con conocimientos y sabiduría, pero sobre todo con ejemplos: en la familia, en las iglesias, en la sociedad en general, cómo tratamos a las mujeres, en el día a día, en público y en privado. En eso se fijarán nuestros niños, nuestros jóvenes.
El número de mujeres asesinadas por violencia de género en España en lo que va de año asciende a 37, feminicidios 67 y son ya 41 los menores huérfanos por violencia machista en este 2023. 1222 desde 2003, que se empezaron a contabilizar.
Todas las áreas de la sociedad se deben involucrarse en contribuir a erradicar la violencia de género. No son cifras, son vidas, y está ocurriendo a nuestro alrededor.
Nosotros, y ahora estoy aludiendo a los evangélicos, nuestras iglesias, el liderazgo, nuestras Facultades… también tienen que involucrarse en ello. También ocurre dentro de nuestras iglesias. Y debemos poner todos nuestros medios en contribuir al cambio de mentalidad machista, a una educación sana y en igualdad de niños y niñas, denunciar los micromachismos a nuestro alrededor, enseñar, informar, hablar de estos temas y predicar sobre ello, dejando claro que el enemigo no es el varón, sino el pecado.
Jesús lo hizo, predicó con su ejemplo en el trato a las mujeres, respetuoso, valorándolas, siendo su maestro y su amigo, enviándolas. Ninguno como El, varón, valiente, se atrevió a defender a una mujer adúltera, y a denunciar a los hombres allí presentes. Gestos como este le costaron su vida. El se refirió al Génesis, y dijo: “Al principio no fue así, mas por la dureza de vuestros corazones…”
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Seneca Falls - Rubiales, machismo de manual