Reforma de la iglesia, será
Si queremos reformar, hay que leer y protestar, empezando con la iglesia antigua. Esos “padres” escribieron cosas seguro que muy edificantes, pero también burradas.
22 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 21:10

Escribo estas notas de nuestra conversación con el referente del 24 de septiembre, esta semana, primer auto de fe en Sevilla contra la reforma española, un poco antes, el 21 de mayo, el primero en Valladolid (1559).
Actividades de recuerdo cada año, sencillitas pero eficaces, en esas estamos.
Si te planteas reformar la Iglesia, te puedes encontrar en medio de un desierto. Desde el lado conservador protestante, el “reformado” específicamente, alguien te podrá decir que la cosa no está tan mal.
Es cierto, existen bastantes pastores jóvenes y colaboradores despertados e ilusionados con las “doctrinas de la gracia”. De eso me alegro.
Pero el modelo tiene poco suelo, en mi opinión. Hay que pensar y decir cosas. Se ha caído (en lo que conozco) en una especie de literatura de consumo (que incluye sermones y conferencias), con frases ya precocinadas y repetidas, que llenan el espacio y ocupan tiempos, pero que ni siquiera integran un conocimiento suficiente del contexto de lo que fue la Reforma Protestante del XVI, siempre según lo veo yo.
Viendo lo que se ve, pues poco. Conociendo al que mueve toda la Historia, esperanza siempre redoblada, porque la casa de Dios sera edificada y la del diablo derribada, como diría nuestro buen Calvino exponiendo la tarea del pastor cristiano. La Reforma será.
Asumo que soy pesado, y que no escribo bien (algunos antiguos de la iglesia donde fui pastor por casi cincuenta años no se enteran de nada, y me lo dicen), pero creo que no hay manera de pensar el futuro sin tener en cuenta la corrupción de la cristiandad desde el primer momento (antes el mundo judaico). Lo que pasó sigue.
Un ejemplo. El escándalo de la cruz, para judíos y gentiles, cada uno a su manera, fue travestido desde el inicio para que no resultara piedra de tropiezo.
El expulsado del templo y del palacio, el que vence fuera del campamento, lo visten como mejor entienden para que pueda ser recibido por los poderosos.
La tarea, cada uno con su énfasis, de los llamados “padres” de la iglesia antigua, consiste en presentar la doctrina cristiana como culminación de las filosofías más apreciadas por el paganismo greco-romano.
Eso avanza con Constantino, y es la fuente de los poderes religiosos cristianos de siglos posteriores (de ahí sale el papado).
Lo importante ahora es la comunidad eclesial. Y a destacar sus “valores” se emplean a fondo. No se defiende la fe o el evangelio, sino una forma eclesial.
Esa forma es presentada como la aspiración que en el fondo se incluía en las formas religiosas antiguas. Se hace apología de la forma comunitaria, de la iglesia externa. (Tal puede ser adecuado en algún caso, pero nunca ocupar la preeminencia en el mensaje.)
La “evangelización” consistía en proponer a los oyentes que aceptaran el paso de solicitar entrar en la comunidad cercana como catecúmenos. No más.
Me parece que hoy, si bien lo miras, tampoco ha cambiado la cosa tanto. Los solicitantes, los vencidos y convencidos por el “evangelio”, ahora pedían entrar como catecúmenos; los ministros (presbíteros/obispos/sacerdotes), si lo aceptaban, pasaban a ser elegidos.
Rito (tremendamente supersticioso y pagano) de inicio, y a caminar por grados diversos, muy severos a veces, hasta culminar con el bautismo (que perdona los pecados pasados).
No me resisto a ponerles unos renglones. Los tenia aquí, porque he vuelto a leer el libro. [Citando a algunos autores, pero explicando a Clemente] … “Estos secretos y misterios tenían sus expresiones simbólicas tanto en los libros sagrados, en las complejas ceremonias del Templo -dirigidas por la exégesis judías de los Salmos y del Cantar de los Cantares-, como en la liturgia cristiana y sus jerarquías sacerdotales, sin olvidar desde luego las enseñanzas rabínicas de las que Clemente debe tener noticias… En cierto modo, la ritualización de la vida cotidiana, el orden del hogar, la regulación e higiene del cuerpo, debe mucho al mundo rabínico….
No es un azar que toda esta enseñanza oral, casi secreta, se haya centrado el el ‘Dios es amor’… Estamos ante una gnosis cristiana que, mediante el progreso pedagógico, ha encontrado la manera de mantener la comunidad eclesial y el sentido de una elaborada perfección en sus dirigentes.
Sin duda, a través de este complejo orden de visiones de ángeles, de naturaleza claramente extática, la comunidad no pierde contacto con la realidad divina, aunque sea a través de la frágil mediación de los perfectos sacerdotes.
Los demás fieles saben que hay misterios, allá en el fondo oscuro y en la cima, y los perfectos viven con la certeza de que ellos mismos los poseen.
En la versión de Clemente, esta refinada y luminosa estructura visionaria fortalece la comunidad, no la disuelve en perfeccionismos individuales, subjetivos, cada uno de los cuales busca su alucinación propia mediante una pequeña variación hermenéutica en la que resume su sentido de salvación…
[En fin] Que ‘el hombre es digno de ser amado’, y por eso es amado por Dios…” (Villacañas, 2016)
Todo esto, en varias situaciones y sitios, antes de Constantino, ya me dirán después. Estos “discípulos” se llevaron el cuerpo del Cordero y lo pusieron en los sagrarios de sus razonamientos.
Allí está y si no, no está. Han ocupado el lugar de Cristo, ya se sabe quien es el que hace eso. Y eso haríamos todos, por eso, gracias Señor por librarnos de nosotros mismos, por rescatarnos de lo nuestro, y calificarnos y definirnos por la eternidad de lo tuyo.
Nuestro Pablo ya nos advierte que nos libremos de los que hacen uso de su nombre, y de “cartas” y enseñanzas “como si fuesen nuestras”. Todos estos padres de la iglesia antigua dicen que lo que dicen es de Pablo y de los Evangelios.
Si queremos reformar, hay que leer y protestar, empezando con la iglesia antigua. Esos “padres” escribieron cosas seguro que muy edificantes, pero también burradas. Los “padres” del movimiento reformado actual, igual.
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