La lectura
Giorgio Agamben (1942-) es un pensador al que tienes que atender si te atienes a la actualidad.
16 DE JUNIO DE 2024 · 15:00
Si los nazis buscaron su espacio vital para lo que necesitaron y aplicaron la destrucción o expulsión de ese espacio “suyo” de toda historia que no fuese la que les convenía, conviene no perder la respiración de la lectura y la reflexión, que siempre habrá quien la procure quitar y ocupar su espacio.
Un buen ejercicio de conservación de lectura y reflexión lo podemos ejercer con este libro, formato bolsillo, que requiere no poca lectura y reflexión: Giorgio Agamben. Justicia viva, José Luis Villacañas, Trotta, Madrid, 2024, 214 páginas.
G. Agamben (1942-) es un pensador al que tienes que atender si te atienes a la actualidad. Es de los que usa una terminología religiosa, teológica, que irrita a más de uno, en sus explicaciones de la realidad. Esto no es novedad, lo mismo te encuentras en otros autores que pueden afirmar que los pilares de la ciencia política tienen cimientos que si los miras son de la teología.
Aunque no se esté en absoluto de acuerdo en sus ideales, el autor no lo está, tienes que aceptar la brillantez de sus exposiciones. A mano tenemos un número exclusivo a su figura de Res Publica. Revista de las Ideas Políticas (Giorgio Agamben, Obra. 1964-2012. -Todos los artículos están disponibles libres-). Sus propuestas sobre el actual capitalismo financiero sin rostro, el mesianismo, el lugar de la iglesia Romana, etc., siempre son útiles. De él te puedes encontrar un comentario a la carta a los Romanos, o un libro sobre el Reino y la Gloria donde se confrontan propuestas con otros pensadores que también usan ese lenguaje religioso.
Me paro en dos aspectos. Uno sobre el capitalismo en la actualidad. “Ahora debemos identificar el paso adicional de Agamben. Al reducir el oro a imagen (papel pintado que proclama la autorreferencialidad de prestar confianza en el propio papel porque el papel lo dice), lo que hizo Nixon fue cumplir la tesis de Guy Debord. Todo lo que tenga un valor será reducido a representación, a imagen. Así se culmina la tesis de Benjamin de que se ha destruido el sentido de la experiencia. El papel verde que sentencia que confiemos en él como dios porque él lo dice es el nuevo dogma. Como ha visto Robert Kurz, la sociedad del espectáculo trasladada a la economía funda la época del capital financiero, que no es sino la época del capital ficticio y de la experiencia ficticia. La acumulación del valor solo se traduce en acumulación de imágenes de ceros y unos.
Los análisis de Agamben tienden a mostrar que la ruptura del dólar con el patrón oro tiene rango ontológico y eso significa que se generaliza al mundo social, rompiendo la relación de los signos con las cosas, el valor de cambio con el valor de uso. De este modo, afecta a la propia condición lingüística del ser humano, produciendo un conjunto de signos que no significan nada, que son puros significantes. De este modo, como recuerda en La comunidad que viene, el ser humano es expropiado del lenguaje como forma de vivir en una verdad.” (p.132)
La comparación de que los campos de exterminio nazis son el modelo capitalista actual es realmente valiosa. Allí aparece el referente central de su pensamiento: la vida desnuda. Su propuesta es que ese modelo sigue en el ejercicio del capitalismo financiero, el de la imagen sin cara. (Acorto, pero los discursos de algunas fuerzas políticas, o simples fiesteros a su modo, son de estudio, y no con la mejor pinta.)
Respecto a la cuestión del capitalismo, y como siempre aparece en escena Max Weber (de sobrenombre el Malcitado), les pongo unas palabras necesarias para leer sin perderse, pues ya solo faltaría que el calvinismo fuese el culpable del actual capitalismo. “Este [Weber] creía que el capitalismo era el resultado no querido de un espíritu religioso que hizo de la acumulación de riqueza no un interés humano entre otros, sino una obligación, un deber religiosamente fundado en su motivación básica de señal de salvación. La consecuencia fue la incorporación de una ascesis antihedonista que se negaba a disfrutar de los frutos materiales del trabajo. Esa renuncia era la demostración psíquica de que el motivo de la intensa actividad era de naturaleza religiosa. Con ello, el sujeto de la acumulación se decía a sí mismo que acumulaba riqueza no por su valor de uso para él, sino sencillamente para demostrar que su eficacia productiva era el fruto de la gracia de los elegidos. Para seguir demostrando este carácter hasta el final de la vida, usaba el dinero ganado como medio de inversión, y de este modo se generó ascéticamente el circuito del dinero-mercancia-dinero que asombró con su misterio a Marx. Weber dijo, sin embargo, que ya no existía el componente religioso de la acumulación como deber, sino sencillamente que la acumulación se había convertido en un destino impuesto por el propio aparato productivo en su desnuda objetividad coactiva. Solo si había capital, se mantenía activo el mecanismo capitalista. Así, el capitalismo se habría separado de sus propias premisas religiosas. Lejos de ser un camino para acreditar la salvación, se había convertido en una estructura coactiva que imponía severas obligaciones externas que afectaban a la totalidad de la vida social.” (pp. 127-128) -Si alguien quiere abundar, el autor acaba de sacar un trabajo sobre Weber de más de 800 páginas-.
Otro aspecto tiene que ver con el uso del capital acumulado en la historia de la cristiandad. Agamben se sitúa en una posición que reconoce como capital válido solo a una sección de la misma. Con ella construye su nuevo capital de verdad mesiánica final: el modelo franciscano. Rechaza, por tanto, la misma existencia del papado por ser lo que impide la aparición final de ese modelo. Esto se trata en el libro. No les pongo nada, solo propongo su lectura. Pero sí anoto lo que es aviso siempre útil. Sobre el uso de los padres de la Iglesia, nuestro Calvino, que de eso sabía, dice algo que puede sorprender, pues él usaba tanto a esos padres. En su comentario a 1ª de Corintios (3:15) explica sobre “esos que reteniendo el fundamento, sin embargo mezclan… En otras palabras, construyen sobre Cristo, pero debido a la debilidad de la carne dan lugar a algunos puntos de vista humanos, o por ignorancia se desvían en alguna medida de la estricta pureza de la Palabra de Dios. Muchos de los santos fueron así, Cipriano, Ambrosio, Agustín, y otros. Puedes añadir, si lo prefieres, a esos otros más cercanos a nuestros días, Gregorio y Bernardo, y otros igual que ellos, cuyo propósito era construir sobre Cristo, pero que, no obstante, a menudo se desviaban del método correcto de construcción”.
Mi pueblo fue llevado cautivo, porque careció de conocimiento.
Muchos falsos profetas han salido, que cambian la verdad de Dios por sus ideas.
La palabra de Dios permanece, y ella es la que establece la realidad.
El reino y la gloria son ya de nuestro Redentor, y nosotros, ovejas de su prado.
En medio del caos, más que vencedores.
Por un año más
Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.
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