Nacional-papismo español, nacional-papismo vasco, nacional-papismo catalán

¿Cuándo España se incorporará a la modernidad?

06 DE AGOSTO DE 2023 · 16:00

Basílica de la Sagrada Familia, CC BY-SA 4.0, Wikipedia en Barcelona. /<a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=122861737">Enric</a>,,
Basílica de la Sagrada Familia, CC BY-SA 4.0, Wikipedia en Barcelona. /Enric,

Escribo estas notas la noche del 25, dos días después de las votaciones. Todavía, por tanto, sin conocer los datos finales, por lo del voto de fuera, pero ya con las caras de algunos como significantes. Además, es el día de Santiago. ¿Cuándo España se incorporará a la modernidad? Cuando no celebre falsedades religiosas como patronos o patronas de la nación. Ese día llegará.

Empiezo un poco a lo bruto. Con los pormenores que ahora tenemos sobre la mesa (no parece que cambien mucho), el actual presidente podría seguir, pero con la participación, de algún modo, de los diputados de JxCAT. ¡Escándalo! ¡El Estado rendido! No estoy muy al día en las formaciones de Cataluña, pero me suena que esa gente son parientes de un partido con cuyo líder, muy católico, un referente de la derecha podía incluso compartir intimidades en catalán. Además, hasta que algunos/as constitucionalistas ilegalicen a los partidos independentistas, los votos de ese grupo son legítimos.

Para seguir a lo bruto les pongo unas proclamas. Con estos emigrantes, sin moral ni adecuado catolicismo, nuestra patria se corrompe en sus raíces, nos están apartando “de nuestro fin último, que es Dios”. “Con ellos mezclados, es imposible trabajar para la gloria de Dios”. Nuestra patria no puede seguir siendo “católica en la práctica”. Nuestras familias y nuestros hijos, si se rozan con esta gente inmoral, “pecarán, no podrán dirigirse a Dios”. Tenemos que aborrecer el socialismo, que nos ha traído todo este mal.

Son palabras de Sabino Arana (-1903), el fundador del nacional-papismo vasco (hay que cambiar “socialismo” por liberalismo). Fundó, en la clandestinidad, al PNV el día de san Ignacio. Es evidente que el actual PNV no está por esa senda (incluso, el propio Arana, en su último año, murió joven, tenía una perspectiva matizada). Ajesuitado radical, su nacionalismo tenia dos soportes necesarios: la raza, y la religión papista. Esos emigrantes maquetos que llegaban a ensuciar la patria, con su inmoralidad y costumbres pecaminosas, eran los españoles, los que vienen de Maketania (=España). Decían que eran católicos, pero ¡qué catolicismo es ése, que incluso bailan agarrados! ¡No deben mezclarse con nuestras jóvenes vascas! ¡Que no se mezcle la sangre! (Reitero, el PNV actual no tiene nada que ver con eso, aunque con el papado, sí.)

No les pongo nada del nacional-papismo catalán, nos llevaría mucho espacio, y puede constar un sólo dato de hermandad con la posición de Arana. Éste consideraba “sublime y gloria de la Iglesia Española y Universal” el libro del sacerdote Félix Sardá y Salvany: El liberalismo es pecado (1884). Este libro, cuyo título es ya esclarecedor, es el fundamento ideológico de la Sagrada Familia, un templo expiatorio, precisamente para expiar los pecados de la Barcelona liberal, la de los obreros inmorales, la de la libertad política, la de la libertad de prensa, la de la libertad de enseñanza (no sujeta al papado) y, lo peor de todo, la de la libertad de culto.

El papismo de los 80 errores del Syllabus del papa Pío IX, el de la inmaculada infabilidad, es la piedra angular de la construcción del edificio, de la unidad, del modelo que fundamenta esos nacionalismos. La sacralidad religiosa implicaba una sacralidad política determinada. Se produce la tremenda corrupción de aunar la ortodoxia católica con una forma de vivir la esfera política. La guerra civil está servida. Porque a los otros hay que vencerlos y someterlos. Las guerras carlistas, entre papistas, son buen ejemplo (en ellas se producen las primeras quemas de conventos, eso sí, porque se ven como arsenales del enemigo). Un católico liberal es lo más corruptor del catolicismo que puede pensarse. El modelo político califica la sacralidad religiosa.

Ya me dirán si hemos variado mucho. Este formato es el mismo que ahora se presenta en EE.UU. y Latinoamérica; combinando papismo y evangelismo.

Ya sabemos cuál es la obra del Derrotado: mentir, matar, destruir, esclavizar... Eso hace su Líder, el Anticristo, llevando a cabo su obra, en el caso de la historia de nuestra España, por su Vicario. Me repetiré: el papado es el destructor del catolicismo, en el sentido de iglesia universal. También me repetiré: la corrupción de la iglesia antigua es la que fabrica el papado.

La nación existencial (de la que tomé alguna nota), la nación sagrario, a la que sólo pueden pertenecer los que tangan raza y papismo, sigue viva en el modelo político de los que no admiten otro que el de sangre pura y papismo de Syllabus. (Por supuesto, con los trajes nuevos de los tiempos.) Ese modelo considera no español, un usurpador de territorio, por ejemplo, a un musulmán cuyos antepasados pueden estar en suelo hispano por más de cuatro siglos. Se los puede “conquistar”, matar y expulsar, por bula de guerra santa del citado Vicario. Que las glorias del imperio (¡qué será eso!) no oculten las miserias, muertes y destrucciones de ese imperio. Ya lo dijo Maeztu: sólo la España del sagrario medieval puede sobrevivir, y es deber de los buenos españoles defenderla contra los malos españoles. Y esa común con las naciones hispanas sólo puede formar una Hispanidad sacralizada si se funda en la raza y el papismo. ¡Hay de las naciones que quieran la libertad de salir de ese ámbito!

Me permito remitir a una lectura, hay otras también, pero esta es muy útil, se trata de La historia del poder político en España (de José Luis Villacañas, 2014).

Y pasamos a nuestro presente, tan presente que no tenemos ni los datos finales de la votación. Con lo que ha quedado, es mi opinión, se produce una circunstancia óptima para salir del sagrario y colocarnos en lo público, secular, laico... donde el gobierno se conforme con la colaboración de todos los espacios (si quieres, pon nacionalidades) del ámbito que configura la constitución. Si la ocasión sirviera para quitar santos patrones/as nacionales, sería lo más de lo más. El Syllabus se resistirá con todas las fuerzas de su historia, pero habrá que luchar por la libertad civil.

Admitiremos que habrá patriotas que no son de la raza y el papismo. Gente que ame su tierra y la defienda, que no son de raza y papismo, en el País Vasco, en Cataluña... Gente que asuma que España así no se rompe ni debilita, sino que se fortalece y agranda.

Y esto lo digo desde un calvinismo radical, es decir, que creo lo que la Biblia dice a lo bruto. Que no tengo que ocultar la vergüenza y escándalo de la cruz mostrando las actividades sociales de la iglesia.

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