El papel de los ángeles

En la Biblia a los ángeles se los presenta con relativa frecuencia relacionados con los seres humanos; sobre todo asociados con la historia de la salvación de la humanidad.

10 DE AGOSTO DE 2022 · 11:18

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En la Biblia se nos habla de los ángeles. Para el que escribe no son seres mitológicos sino seres creados por Dios y servidores suyos para el cumplimiento de sus planes y propósitos.

Luego, en la Biblia a los ángeles se los presenta con relativa frecuencia relacionados con los seres humanos; sobre todo asociados con la historia de la salvación de la humanidad. Así los encontramos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Sus funciones fueron variadas: desde llevar mensajes divinos, avisar y guardar de peligros, hasta intervenir milagrosamente en la liberación de algún preso.i

Así pues, el autor de la epístola a los Hebreos hace algunas referencias a los ángeles que ponen de manifiesto lo que antes decía:

¿No son todos espíritus servidores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”ii

No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”iii

Cierto que hay mucho más en la Sagrada Escritura que se dice acerca de los ángeles y, sin duda, un día sabremos que ellos jugaron un papel importantísimo en nuestra vida cristiana, aun cuando nosotros no nos dimos cuenta. Dicho esto, Dios no nos autoriza a nosotros los creyentes, ni a buscar tener contacto con ellos, ni a divinizarlos, ni prestarles ningún tipo de adoración; ni igual ni inferior a Dios. En Apocalipsis tenemos dos ejemplos de esto mismo que decimos y que, además de otros textos bíblicos deben servirnos de advertencia.iv En relación a esto –por poner un ejemplo- aquí en la ciudad de Córdoba se le rinde culto al arcángel S. Rafael, el cual es reconocido como “el Custodio –o Guardián- de la ciudad”. Por gran parte de la ciudad hay distribuidos algunos altares e imágenes colocados estratégicamente y dedicados al arcángel mencionado. Altares que, dependiendo del lugar donde están ubicados están llenos de velas y cirios que sus fieles devotos depositan de forma continua y permanente. Dicho sea de paso, el arcángel S. Rafael aparece en el libro apócrifo que se conoce como Tobías y que forma parte del Canon en las versiones católicas de la Biblia del Antiguo Testamento.v

Pero aparte de esa referencia a la prohibición de adoración a los ángeles (sin importar qué clase de adoración sea) a lo largo de los años he aprendido que muchas personas actúan como ángeles en relación con otras. Al fin y al cabo, el término “ángel” significa mensajero  y, aunque ellos no lo sepan, son como esos mensajeros que algunas personas necesitan en momentos cuando todo es para ellos angustia, oscuridad y desesperación.   

Como ejemplo, entre otros, que podríamos poner, hace más de cuarenta años una mujer nos contó que en el tiempo de la posguerra, estaba tan angustiada que un día se fue con sus tres niños pequeños a la vía del tren para arrojarse con ellos cuando aquel pasara por allí. El mayor, con apenas seis años, se dio cuenta y tirando de su vestido lloraba mientras clamaba con insistencia: “¡No, mamá, no!” Entonces,  una mujer (¿o era un ángel?) cuya presencia dijo la mencionada señora que la impresionó, por su elevada estatura, de luto riguroso y pañuelo cubriendo su cabeza,  la vio llorando al borde de la vía y, acercándose a ella le dijo de forma tierna y cariñosa: “Mujer ¿qué vas a hacer? Coge a tus niños y vete a tu casa. ¡Hazlo pronto!”. La desesperada madre se dejó llevar por aquellas providenciales palabras de aquella no menos providencial mujer (¿o era un ángel?); y la llorosa y angustiada madre hizo lo que le dijo aquella, marchándose a su casa con sus niños. Varias décadas después, seguía angustiada, hasta que se entregó al Señor y encontró la paz. Pero aunque estaba profundamente dañada, ya nunca fue la misma, hasta que partió con el Señor.

En estos días pensaba en ello y pude apreciar el valor de la presencia y de las palabras de aquella mujer anónima (¿o era un ángel?) por quien no solo se salvaron cuatro personas, sino también sus descendientes. Pero esta historia también me recordaba (entre otras) al ángel que le apareció a Agar y le dio un mensaje/promesa de parte de Dios, cuando ella también estaba con su hijo, sin recursos, desesperada y angustiada esperando morir en un lugar desértico.vi

Pero también reflexionaba acerca de nuestro papel aquí, mientras estamos en este mundo. ¿No deberíamos ser también nosotros como ángeles/mensajeros de buenas nuevas de amor y de gracia, a fin de beneficiar a muchos de cuantos nos rodean, que también podrían estar angustiados y al borde del gran abismo de la desesperación? Estoy seguro de que esa es la intención y el propósito de Dios, entre otros, para nosotros. Y tomar conciencia de ello, marcaría una gran diferencia, tanto en nuestra vida como en las vidas de otros; pero además, se cumpliría el texto con el cual dimos comienzo a esta exposición que aunque no se escribió de nosotros, no por eso deja de expresar una verdad también aplicable a nosotros. Al fin y al cabo y en alguna medida, tanto ángeles celestiales como seres humanos -en nuestro caso, salvados por la gracia de Dios- somos constituidos en mensajeros “enviados para servir a favor de aquellos que serán herederos de la salvación”.

Que así sea.

Notas

i Gé.18.2; 32.1-2; Hch. 5.19; 10.3; 12.7

ii Heb. 1.14

iii Heb. 13.1

iv Apoc. 19.9.10; 22.8-9

v Libro que si bien es reconocido “apócrifo” por el protestantismo, por la Iglesia Católica Romana es reconocido como deuterocanónico. En el primer caso, ese mencionado libro junto con otros seis, llamados apócrifos no aparecen en las versiones protestantes de la Biblia, pero sí en las versiones católicas.

vi Gén. 21.14-21

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