El narcisismo, una enfermedad que afecta y destruye a «los otros»
La prepotencia y la arrogancia son síntomas del narcisismo, junto a una apariencia de gran seguridad, y ejercen el poder entre la tiranía y el despotismo: Hitler, Stalin, Franco, Mussolini, Pinochet, Videla, Pol Pot, Mao Zedong, y Karadzic, son ejemplos de narcisismo en la historia.
MADRID · 14 DE MAYO DE 2007 · 22:00
El narcisismo es una enfermedad psicológica individual y cultural cuyas víctimas, más que los propios afectados, son las personas que se relacionan con ellos.
En lo individual, el narcisismo es un trastorno de la personalidad caracterizado por una dedicación desmesurada a la imagen que la persona crea de sí misma. Al narcisista le preocupa su apariencia y lo que de ella se deriva: ser el más admirado, poderoso o deseado; ser el centro de atención.
Tiende a ser seductor y manipulador. Se muestra soberbio, arrogante, vanidoso, engreído, cínico y desdeñoso. Su enorme ego le lleva a ser egoísta. Ensimismado e incapaz de amar, vive preso en la jaula de sus sentimientos de grandiosidad, que le aíslan de la relación auténtica, íntima y humana.
Carece de la empatía necesaria para sentir con los demás, para compartir el dolor y el sufrimiento de otros seres humanos.
La opinión discrepante, la crítica o la llamada a que asuma su responsabilidad ante la crisis generada por su acción insensata no la acepta, y puede provocar represalias: desde la exclusión hasta la violencia física hacia aquel que lo confronta.
La prepotencia y la arrogancia, síntomas de la personalidad narcisista, unidas a una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, han generado a lo largo de la historia sujetos que en el ejercicio del poder han demolido su entorno discrepante desde la tiranía y el despotismo. Hitler, Stalin, Franco, Mussolini, Pinochet, Videla, Pol Pot, Mao Zedong, Karadzic, son algunos ejemplos de narcisismo en la historia. También se puede hablar de organizaciones o incluso de sociedades narcisistas.
En definitiva, el narcisismo es una enfermedad psicológica de la que podemos ser víctimas indirectas y muy sufridas en lo individual y en lo colectivo.
La prevención es la mejor vacuna, que viene de la información sobre el proceder del narcisista para evitar ser arrastrados por ellos. A los narcisistas la opción que les queda es ponerse en manos de un buen psicoterapeuta aunque conseguir esto es muy difícil.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Opinion - El narcisismo, una enfermedad que afecta y destruye a «los otros»
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