Pedro Sánchez, ¿humanidad o pura estrategia?
Corremos el riesgo de ser especulativos, pero unas alternativas de interpretación nos debemos plantear si no queremos ser meros espectadores a los que otros les dan la interpretación hecha.
25 DE ABRIL DE 2024 · 11:26
Acaba de explotarnos en medio de la mesa. Pedro Sánchez se toma unos días para plantearse dimitir o no. Estas cosas no ocurren cada día ni cada año. La política se estaba volviendo aburridamente previsible y esto nos despierta para recordarnos que no es para nada aburrida.
¿Cómo entenderlo? Corremos el riesgo de ser especulativos, pero unas alternativas de interpretación nos debemos plantear si no queremos ser meros espectadores a los que otros les dan la interpretación hecha.
Carta a la ciudadanía. pic.twitter.com/c2nFxTXQTK
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) April 24, 2024
En primer lugar, es interesante que el Sr. Sánchez use las redes sociales para dirigirse a la ciudadanía. Es una primera clave que nos indica el terreno de juego en el que quiere colocar esta iniciativa, el de la proximidad superando lo institucional.
Podemos entender que se trata de la reivindicación de lo humano en la actividad política; “Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas”, dice Pedro Sánchez, y en esa misma línea se muestra “profundamente enamorado de su mujer”. Si esta es la interpretación, como evangélicos no podemos menos que aplaudirlo y especialmente en un momento en el que la agresividad es grande y es difícil encontrar ejemplos de políticos que se atacan dialécticamente, pero se respetan personalmente. Si este es el caso, es un ejemplo que debe cundir.
Es también saludable mostrar que los políticos son personas con debilidades, vulnerables, con emociones. Es el “Hominem te ese memento!” (“¡Recuerda que eres un hombre”!) que le decían al general victorioso al entrar en Roma, o la indicación de los puritanos americanos que requerían que los gobernantes retornasen pronto a la vida común de penalidades de sus conciudadanos.
Podemos entender alternativamente que se trata de una estrategia política meditada y bien articulada. Sigue siendo interesante porque muestra inteligencia política y capacidad de cambiar el terreno de juego, de sacar, con imaginación, de la necesidad virtud.
Puede ser una jugada maestra para sacudir un entorno político que le estaba siendo negativo al Sr. Sánchez, y especialmente en la apertura de la campaña electoral catalana. Se buscaría promover un movimiento popular de simpatía con un hombre que ve cómo atacan a su mujer y una reactivación del apoyo de las fuerzas que mantienen al gobierno español.
En favor de esta segunda interpretación está la propia historia política del Sr. Sánchez, que, por ejemplo, dio un golpe parecido cuando dejó todo, de forma dramática, bajando aparentemente a la nada para articular realmente su vuelta triunfal como secretario general del PSOE. Y encaja mejor con su carácter frío, calculador, para nada vulnerable, que no se inmuta para contradecirse o para cortar cabezas de fieles.
Ciertamente, el sentido común nos indica que, si vas a tomar una decisión tan personal motivado por razones tan humanas, no lo aireas en público, sino te tomas esos días en la intimidad con tu mujer y, cuando tenéis la decisión tomada, la anuncias. Como dice mi amigo Jaume Llenas, la dimisión no debes utilizarla como amenaza, la decides bajo tu responsabilidad. Parece razonable pensar que el propio anuncio del período de meditación trasciende la imagen de vulnerabilidad de la persona y forma parte de la estrategia. Es legítimo e incluso supone una admirable inteligencia política, aunque desvirtuaría la credibilidad de un mensaje que pretende sólo apelar al corazón de la gente.
En cualquier caso, cinco días es un período bien calculado, porque da tiempo a generar una corriente popular de simpatía y a que las fuerzas afines vayan secuenciando sus manifestaciones públicas de apoyo.
Ahora, en este caso el Sr. Sánchez corre dos riesgos: uno, que la respuesta emocional sea floja, en parte porque la población se ha vuelto escéptica e insensible hacia la clase política y ya le conmueven pocas cosas, y otro, que el apoyo de sus aliados sea matizado: los catalanistas están en campaña y no les interesa un soplo de empuje al PSOE, sólo Sumar puede manifestarse con vehemencia (pero eso no suma mucho).
¿Y qué hará el Sr. Sánchez el lunes? Si es fiel a su carácter frío y calculador, intentará sacar el mayor rédito político a la situación y de ninguna manera dimitirá, pero no se puede quedar ahí; tendrá entonces que plantear una moción de confianza.
El rédito político quizás no sea tanto como el calculado porque, como decimos, sus aliados parlamentarios bramarán contra PP y Vox, pero su adhesión al gobierno será muy matizada.
En cualquier caso, el lunes me dirán si estaba equivocado. De lo que no hay duda es de que, por fin, salimos unos días de la monotonía previsible.
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