La valentía de la organización RZIM
Cuando contamos la historia de nuestras propias familias tendemos a maquillar o negar los eventos deshonrosos. La Biblia, en contraste, no oculta.
24 DE DICIEMBRE DE 2020 · 15:26

“Nada podemos contra la verdad, sino por la verdad” (2Co 13.8). Por este versículo muchos hermanos han dado su vida, pagando el precio de defender la verdad de forma integral e inquebrantable; todos ellos se propusieron adherirse incondicionalmente al lema de Pr 23.23: “Compra la verdad, y no la vendas”. Ambos versículos marcan hoy para nosotros una frontera que define nuestra identidad frente a un entorno de post-verdad con “verdades de chat”.
Una de las razones por las que creo que la Biblia cuenta la verdad es su relato de la historia. Todos los pueblos, todos, describen su propia historia con énfasis desmedidos en la gloria de sus próceres y amplias concesiones a la censura de los relatos; cuando contamos la historia de nuestras propias familias tendemos a maquillar o negar los eventos deshonrosos. La Biblia, en contraste, cuando relata la historia del padre fundador de la patria, Abraham, no oculta que por dos veces cometió la cobardía de mentir diciendo que Sara no era su mujer, poniéndola en riesgo de ser tomada por el faraón o por Abimelec; no oculta que el padre de Israel, Isaac, hizo lo mismo; no esconde el engaño del fundador Jacob, ni la entrega de José por sus hermanos, los patriarcas nacionales, ni la durísima historia del prócer Judá con su nuera Tamar. Y cuando llega al héroe nacional, el rey David, relata sin manipular detalle alguno su adulterio con Betsabé y la entrega a la muerte de su marido. Es notable, por cierto, que Natán le dijese: “Tú eres aquel hombre”, y que el profeta no fuese decapitado al momento.
Si a ti o a mí nos hubiese tocado escribir Génesis o 2ª Samuel, ¿lo describiríamos como sus autores hicieron o haríamos un “piadoso” uso de la censura o la justificación? Quizás pensaríamos que describir literalmente lo que pasó podría quitar fuerza al mensaje de la Palabra y podríamos caer en la tentación de silenciar episodios entendiendo que “en nada edifican” o “estropea el testimonio”. La Biblia, sin embargo, describe la historia de los padres fundadores de la nación tal como fue, con insobornable compromiso con la verdad. Tiene plena credibilidad.
Credibilidad es lo que ha ganado a manos llenas la organización RZIM al encargar a una entidad externa una investigación sobre la vida de su fundador y, antes de disponer de los resultados finales, sus directivos han divulgado un adelanto de los mismos y además han animado a todas las personas que se hubiesen visto perjudicadas por los hechos investigados a aportar su información. No han hecho la mínima concesión al maquillaje, a la ocultación o a la justificación parcialista; se han adherido incondicionalmente a la verdad y se han expuesto a pagar el precio por ello. Podrían haberse escudado en aquello de “hasta que haya una sentencia judicial, nuestro fundador es inocente”, que tanto hemos escuchado a personajes de todas las extracciones, pero no lo han hecho; no sólo no han escondido los elementos perjudiciales, sino que ellos mismos han puesto el foco para sacarlos a la luz. La organización RZIM no ha podido hacer una mejor predicación del Evangelio, esta ha sido una de sus mejores apologéticas.
Esta actitud vital, este compromiso firme con los principios bíblicos, marca el meollo de su identidad y le carga de autoridad moral y credibilidad ante todos, ante el pueblo evangélico y ante el mundo, en un entorno en el que la verdad se vende en vez de pagar el precio por darla a conocer, desde Bankia hasta la Banca del Vaticano, desde las ocultaciones de la OMS hasta las cifras maquilladas de muertos por la pandemia.
Nos solidarizamos con nuestros hermanos de RZIM, con el dolor de la familia de su fundador y de sus seguidores y reconocemos públicamente la valentía de la organización. Reconocemos igualmente que, cuando muchas cosas parece que se caen, en realidad nos reafirmamos en el fundamento, en la persona que es la Verdad, en Jesús: ninguno de nosotros se predica a sí mismo, sino a Cristo crucificado, y nos admira que Cristo decida tenernos como embajadores a pecadores como nosotros, caídos y redimidos, para dar a conocer al mundo la verdad. El mensaje que transmite y seguirá transmitiendo RZIM no ha perdido un ápice de su valor, porque en las cimas y en las caídas, desde nuestra debilidad que no escondemos, seguimos defendiendo la verdad, aunque su luz descubra nuestras miserias y contradicciones.
Y siendo así, hagamos un justo juicio: no ocultamos las caídas y notables contradicciones de Ravi Zacharias, pero estas no tapan todo el caudal de riqueza humana, intelectual y espiritual que aportó a lo largo de su vida; quien le juzgará con justo juicio es el Señor y Él dejará quemar toda la madera y hojarasca que ahora descubrimos para hacer brillar el oro que Dios hizo crecer a lo largo de su vida.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ollada galega - La valentía de la organización RZIM