Las protestas de los estudiantes de la universidad californiana de Berkeley en los años 60 tuvieron mucha influencia en la campaña por la libertad de expresión y la oposición a la guerra del Vietnam. Fueron las manifestaciones más numerosas y crearon en torno suyo un ambiente radical que formó toda una contracultura donde se junta el Movimiento por los Derechos de la Mujer, el Partido de las Panteras Negras y la Liga por la Libertad Sexual con la droga y el rock. A mediados de 1969, un equipo de Campus Crusade For Christ –conocida en España como Agape y en Latinoamérica como Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo– se separa de la organización de Bill Bright para formar el Frente Cristiano de Liberación Mundial (CWLF, por sus siglas en inglés), con el propósito de alcanzar con el Evangelio a los estudiantes más radicales con una estrategia revolucionaria. 

A finales de los 60 estaba todavía activo en San Francisco el Soul Inn –la Posada o Taberna del Alma– que había establecido un seminarista bautista llamado Kent Philpott con la ayuda de un Hare Krishna convertido por medió de él, David Hoyt. Kent comenzó a dar testimonio con “Las cuatro leyes espirituales” de Bill Bright en las calles de Haight-Ashbury, pero se acabó uniendo al proyecto de Preocupación Evangélica (Evangelical Concerns) que auspiciaba el trabajo de Ted Wise, el primero en ser convertido de la cultura psicodélica de la generación beat en una iglesia bautista de la bahía de San Francisco, que había abierto una misión en Haight “el verano del amor”. Junto con otros tres matrimonios formó la primera “comuna” cristiana hippy en Novato. Uno de ellos había estudiado en Berkeley, Jim y Judy Doop, que habían sido miembros de la Liga por la Libertad Sexual. 

La figura clave del equipo de Campus Crusade en Berkeley era Jack Sparks (1928-2020), que había sido profesor de estadística en la universidad estatal de Pensilvania. Criado en una granja de Indiana, fue al ejército y estudió en Purdue e Iowa, antes de enseñar matemáticas en el instituto de Franklin Park (Illionois). A mediados de los 50 se convierte al cristianismo evangélico en una Iglesia Bíblica en Benserville. Hace su doctorado en Educación en Iowa, en 1960, y dirige la Oficina de Investigación del Estado de Colorado hasta hacerse profesor en Penn, en 1965. Junto con otros tres misioneros de Campus Crusade (Pat Matrisciano, Fred Dyson y Weldon Hartenburg) va a establecer un ministerio evangelístico en Berkeley, en el otoño de 1968.    

La radical Universidad de Berkeley

La organización de Bill Bright ya había hecho una incursión en Berkeley, la primavera de 1967 con Billy Graham. Fue una campaña masiva que financió un empresario ultraconservador llamado Nelson Bunker Hunt, que quería contrarrestar así el carácter izquierdista de esta universidad californiana. Se gastó mucho dinero en literatura y publicidad, pero para el propósito de la organización fue un fracaso. El equipo de los cuatro misioneros decidió entonces participar en la huelga que organizó en febrero de 1969 el Frente de Liberación por el Tercer Mundo. Llevaban folletos y carteles que decían cosas como “No al Estado Cerdo” –el término que usaba entonces la izquierda para hablar del ‘complejo militar-industrial’ que gobernaba Estados Unidos –, “No a la Anarquía, Sí a Jesús” o “¡Hace falta valor para seguir a Jesús, el verdadero revolucionario!”.  

Los manifestantes se enfrentaron a ellos, insultándoles y escupiéndoles, pero tuvieron también que correr ante la policía que golpeaba y echaba gases lacrimógenos a los estudiantes. Cuando Bill Bright escuchó esto se molestó mucho y quitó el apoyo de Campus Crusade al equipo a finales del 1969, después de que los patrocinadores dijeran que estaban “rompiendo con la buena gente de América, las personas que sostienen el país”. Sparks y sus compañeros se dejaron crecer la barba, vestidos ahora con vaqueros y ropa del trabajador proletario, como los estudiantes radicales. Se les veía discutir en las aceras y hablar tranquilamente en las aulas, bautizando a los nuevos convertidos en la fuente de la plaza Sproul del campus.  

Al perder el apoyo de la organización de Bright, a finales del 1969, siguieron bajo los auspicios de Preocupación Evangélica, el consejo que mantenía el Soul Inn, después de haber apoyado la misión en Haight, “el verano del amor” –formado por pastores bautistas, un abogado evangélico, el director de una radio cristiana y un veterano encargado de misiones urbanas–. Su ministerio se apoyaba por un creciente número de donantes, que llegaron a dar hasta cuatro mil dólares al mes en el verano de 1971. Llevaban un teléfono de ayuda al drogadicto, daban comida a personas sin hogar y tenían un hostal cristiano para jóvenes en la avenida del Telégrafo de Berkeley. Pudieron incluso adquirir un centro de retiros en Garverville, el Rancho del Hijo Naciente –un juego de palabras del Hijo Resucitado con el Sol naciente, Rising Son–.

La prensa underground cristiana

El principal medio de comunicación en la contracultura es la llamada prensa underground. Son periódicos gratuitos que se podían doblar fácilmente y promovían todo tipo de causas, opiniones e intereses de la Nueva Izquierda. Sirven de convocatoria para todo tipo de actividades y tablón de anuncios como red social entre personas que se mueven en cierto ambiente. Periódicos como Oracle o Berkeley Barb eran leídos por miles de jóvenes, que los recibían en Haight o la universidad.  El primer medio cristiano en imitar esta prensa es el Hollywood Free Paper de Duane Pederson (1938-2022).

Pederson era un joven de Minnesota que venía de un contexto bautista conservador. Su figura alta y rubia con un poncho o una cazadora de flecos del Lejano Oeste aparece en todas las concentraciones con una biblia en la mano. Funda la Prensa Libre de Hollywood en 1967, con el apoyo de empresarios evangélicos de Los Ángeles, que distribuye decenas de miles de ejemplares en las calles, llegando a tener su propia imprenta. En él escribían figuras tan representativas de la Gente de Jesús como Larry Norman (1947-2008). El músico hacía una columna de opinión de 1970 a 1974 con el título Como lo veo. En ella alternaba mensajes espirituales con la música pop, la política y el sexo, la cultura de la droga y la guerra del Vietnam, o preguntas como si Jesús reía y apreciaría una buena broma. 

El mejor periódico callejero, sin embargo, fue el del Frente Cristiano de Liberación Mundial, Right On! (¡De acuerdo!). Se comenzó a publicar en otoño 1969 como una publicación de cuatro páginas con veinte mil copias. Sus artículos trataban cuestiones locales como el conflicto por el Parque Popular –un espacio ocupado por el activismo político radical de los años 60 en Berkeley–, pero también temas como la liberación de la mujer, la ecología, el racismo o las religiones orientales, así como reseñas de libros, películas y discos. Comparado con el Hollywood Free Paper, era mucho más sofisticado e intelectual. Su principal artífice era Sharon Gallagher.  

Sharon había estudiado sociología en los años 60 en la Universidad de Westmont, en Santa Barbara. Venía de una Asamblea de Hermanos, donde su padre era anciano, a las afueras de Los Ángeles. La llevaron de niña a la famosa campaña de Billy Graham, en 1949. Su principal influencia era, sin embargo, L´Abri, la comunidad que tenía en Suiza Francis Schaeffer (1912-1984), el intelectual evangélico que se convirtió en una especie de gurú para todo joven cristiano con inquietudes culturales. Sharon estudió luego psicología en la universidad del sur de California. Cuando acaba Right On! se queda en Berkeley, donde estudia teología y enseña sobre el cristianismo en los medios de comunicación. Está vinculada a la revista Radix y escribe sobre cine en muchas revistas evangélicas, además de entrevistas o ensayos sobre fe y cultura.

Convertidos a la Iglesia Ortodoxa

Es curioso que tanto Pederson como Sparks se convirtieran al cristianismo ortodoxo oriental. La figura clave para ello fue Peter Gillquist (1938-2012), que provenía de Campus Crusade como Sparks. Nominalmente luterano, tuvo una conversión evangélica cuando estudiaba periodismo en la universidad de Minnesota. Tras pasar por el Seminario Teológico de Dallas y la Universidad de Wheaton, trabaja con la organización de Bill Bright en la universidad de Notre Dame, en los años 60. Se convierte en director regional de Campus Crusade hasta ir a la Universidad de Memphis y hacerse editor de Nelson. En 1973 establece una red de iglesias en casas para restaurar el cristianismo primitivo. Lo llama la Orden Apostólica del Nuevo Pacto.

Unida al Frente Cristiano de Liberación Mundial, la Orden Apostólica del Nuevo Pacto forma la Iglesia Evangélica Ortodoxa, en 1979. Se dedica a estudiar los escritos de los llamados Padres Apostólicos y la liturgia ortodoxa oriental. En busca del reconocimiento de la “sucesión apostólica”, se unen a la archidiócesis de Antioquía de la Iglesia Cristiana Ortodoxa de Norteamérica. Es en esta rama de la ortodoxia donde se encuentran la mayor parte de los convertidos del cristianismo evangélico, incluido el hijo de Francis Schaeffer, en 1990. Uno de los más recientes conversos ha sido Hank Hanegraaff, en 2017, conocido “cazaherejes” del instituto apologético evangélico fundado por Walter Martin que se hizo famoso por su denuncia de muchos “telepredicadores” y líderes carismáticos en el libro Cristianismo en crisis. 

¿Cuáles son las razones que dan para su conversión a la ortodoxia oriental? Muchos de ellos son intelectuales, como pueden observar, atraídos por la historia de la iglesia primitiva, cansados de la Sola Escritura y la alabanza carismática. Se busca la continuidad histórica por el valor de la tradición y la autoridad hermenéutica. Lo sorprendente de estos conversos de la Revolución por Jesús, es que no se han unido a una iglesia histórica con su experiencia carismática, como puede ser la católica, sino a una liturgia tradicional bastante estricta, que va unida a un fuerte sacramentalismo y un culto a los iconos. No obstante, la principal diferencia con la ortodoxia oriental sigue estando en el principio evangélico de Sola Escritura.

¿Sola Escritura?

Si la fe cristiana es confiar en “Cristo solo”, tenemos que preguntarnos cómo conocemos a Cristo, ya que si hay otra forma más fiable de conocimiento que la Biblia, sobra el principio reformado de Sola Scriptura. La fe evangélica descansa en el hecho de que no podemos separar a Cristo de sus palabras (Juan 5:39). Es el testimonio al que Él mismo apela, la Escritura. Y es Cristo mismo quien nos dice que conociéndole a Él, conocemos al Padre (Jn. 14:9). 

Si la Sola Escritura describe la manera en que conocemos a Dios, ese es también el modo en que podemos saber la verdad de lo que conocemos y creemos. ¿Por qué el cristiano se ha de someter a la autoridad de la Biblia? Porque Jesucristo mismo se somete a la autoridad de la Escritura en su modelo de oficio profético, al revelar a Dios como el Padre. Una y otra vez pregunta: “¿No habéis leído? ¿No está escrito?”. Corrige a los saduceos diciendo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mateo 22:29). 

Jesús afirma que “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35). Ante las tentaciones de Satanás –como observan los reformadores–, no apela a ninguna otra autoridad que a lo que “escrito está” (Mateo 4:4, 7, 10). Es evidente que Jesús entiende las Escrituras como las propias palabras de Dios. Los evangelios citan el Antiguo Testamento como palabras de Dios. Basa sus argumentos hasta en las letras más pequeñas del alfabeto hebreo (Mt. 22: 43-45).      

El debate en realidad no es sobre la autoridad de la Biblia, sino sobre la de Jesús mismo –como dice John Murray–, ya que es la integridad de su testimonio la que está en cuestión. Es por eso por lo que, con John Stott, no podemos separar la autoridad de la Biblia, de la de Cristo mismo. La Sola Scriptura nos lleva inevitablemente al Solus Cristus. Jesucristo ha unido su autoridad a la de la Escritura. Es imposible seguirle fielmente, sin someterse a ella. El seguimiento de Jesús supone la fidelidad a la Escritura.