El Nuevo Testamento se opone a la homosexualidad

Jesucristo defendió el matrimonio heterosexual.

02 DE MARZO DE 2019 · 22:55

Foto: Pixabay (CC0),
Foto: Pixabay (CC0)

El Nuevo Testamento sigue el patrón del Antiguo Testamento, defendiendo el matrimonio tradicional –instituido en el huerto del Edén- entre un hombre y una mujer.

El mejor ejemplo es el Señor Jesucristo, el cual dijo claramente que, “El que los hizo al principio, varón y mujer los hizo” y, “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Mateo 19:4-5).

Cristo, la gran cabeza de la iglesia, aclaró que la voluntad de Dios es que un varón se case con una mujer (y vice-versa).

El resto del Nuevo Testamento, en sumisión a la autoridad del Hijo de Dios, enseña la misma doctrina. Cualquier tipo de relación sexual fuera de los confines del matrimonio heterosexual está bajo la ira de Dios.

Y los culpables serán fuertemente castigados (Efesios 5:5; 1 Tesalonicenses 4:4-7; Hebreos 13:4; Apocalipsis 21:8; 22:15).

A la luz de las declaraciones tan claras de Cristo, no haría falta ningún otro texto en el Nuevo Testamento que condenase la homosexualidad.

Por ejemplo, cuando el profesor afirma categóricamente que dos más dos son cuatro; no resulta necesario destacar que dos más dos no son cinco.

No obstante, para ayudarnos en nuestra debilidad y rebeldía, el Espíritu de Dios nos ha regalado cuatro textos perspicuos que revelan la voluntad de Dios tocante a las relaciones entre el mismo sexo.

Texto 1: Romanos 1:26-17

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

Texto 2: 1 Corintios 6:9

¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones.

Texto 3: 1 Timoteo 1:9-10

Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina.

Texto 4: Judas 1:7

Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestos por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.

Conclusión

Una vez más, no hay ninguna discrepancia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento en esta cuestión de la homosexualidad.

Nos guste o no, el libro de Dios y Jesucristo se oponen rotundamente a la homosexualidad. Y el amado Hijo de Dios sabe más que todos nosotros.

Y gracias a Dios, la buena noticia del evangelio del Nuevo Testamento es que hay perdón para todos aquéllos que colocan su fe en el Cristo crucificado y resucitado, arrepintiéndose de todo corazón.

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