“Se puede narrar el Evangelio con belleza y fuerza narrativa sin traicionar su contenido”

En su primera novela, Samuel Arjona recrea la historia de los primeros capítulos del evangelio de Mateo.

MADRID · 05 DE JUNIO DE 2025 · 20:00

Portada del libro de Samuel Arjona.,
Portada del libro de Samuel Arjona.

Con su primera novela, La luz entre los días, el escritor Samuel Arjona ofrece una propuesta literaria que sorprende por su fidelidad a la Biblia y su sensibilidad estética. Lejos de ser una paráfrasis o adaptación libre, la obra presenta una narración anclada en el texto bíblico, en este caso el Evangelio según Mateo, buscando recuperar el asombro de una primera lectura.

Esta primera entrega —disponible en formato físico y digital a través de Amazon— recorre desde la genealogía de Jesús hasta el Sermón del Monte, combinando el cuidado exegético con una prosa clara y evocadora.

Arjona plantea así una forma de “oír” el Evangelio con oído de discípulo y corazón de peregrino, en un proyecto que aspira a abarcar todo el relato de Mateo a lo largo de varios volúmenes. Aunque sea su primera novela, Samuel Arjona es conocido también por sus textos sobre cine publicados muchos de ellos en Protestante Digital, en la sección Pantallas.

 

Pregunta. Es tu primera novela, ¿por qué escogiste una narración particular de una historia como la de Jesús?

Respuesta. Porque no podía empezar por otra. Desde hace muchos años, la figura de Jesús me acompaña, me interroga, me sostiene. Y el Evangelio de Mateo, en particular, siempre me ha fascinado por su densidad, su estructura y su manera de entrelazar historia, promesa y cumplimiento. Pero lo que me impulsó a escribir La luz entre los días fue algo más íntimo: el deseo de escuchar ese Evangelio como si fuera la primera vez. Sin filtros, sin costumbre, sin clichés. Con asombro. Quise narrar su historia sin adornarla ni suavizarla, pero tampoco desde la frialdad de un análisis. La novela busca acercarse al texto bíblico con fidelidad y reverencia, pero también con la libertad que da el amor por lo que se cuenta.

No es una ficción inventada a partir de Jesús, sino una contemplación narrativa de lo que ya está en las Escrituras. Y me parecía que esa forma —literaria, pero respetuosa— podía abrir caminos nuevos para que otros también lo escuchen de nuevo.

Aunque por su estructura puede considerarse una novela — tiene capítulos, un narrador omnisciente, una continuidad estilística—, lo cierto es que por su contenido es un libro difícil de encasillar. Es narración, sí, pero también es crónica, es meditación, es exégesis en voz baja. No hay separaciones explícitas entre estos planos, porque todo estáintegrado de forma orgánica. La idea no era comentar el Evangelio desde fuera, ni inventarlo desde cero, sino caminar dentro de él, dejándome llevar por la historia como quien acompaña al Maestro paso a paso.

 

P. Parece que series como The Chosen y otros productos audiovisuales han despertado un nuevo interés sobre la figura de Jesús. ¿Qué crees que puede aportar esta novela en este momento?

R. De hecho, fue The Chosen la que me animó a comenzar este proyecto. Desde el primer capítulo tuve una sensación ambivalente: por un lado, me encontraba con escenas de gran valor visual y emocional, que ayudaban a acercarse al Evangelio con una sensibilidad fresca; pero al mismo tiempo, me inquietaba la libertad con la que se introducían elementos que no están en el texto bíblico. No solo se inventaban episodios del pasado de los personajes, sino que en muchos casos se reinterpretaban figuras bíblicas enteras, se añadían personajes simbólicos o se creaban situaciones muy poco probables, todo con un enfoque claramente pensado para la eficacia comercial. 

Y entonces me hice una pregunta muy sencilla, pero que me quemaba por dentro: ¿tan difícil es volver a contar el Evangelio de manera atractiva sin añadir ni quitar? 

La luz entre los días es la respuesta a esa pregunta. Es mi manera de demostrar que se puede narrar el Evangelio con profundidad, belleza y fuerza narrativa sin traicionar su contenido. Que no hace falta rellenar huecos con fantasía, ni alterar lo que está escrito, para que la historia conmueva. Basta con mirarla con asombro, con respeto y con el deseo de dejarse transformar por ella.

En ese sentido, creo que esta novela puede aportar algo muy necesario hoy: una fidelidad radical al texto, unida a una narración viva, literaria, envolvente. Es una invitación a escuchar de nuevo a Jesús, tal como fue, tal como habló, tal como vivió. Sin disfraces. Sin ruido.

 

P. Sabiendo de tu gusto por lo cinematográfico, ¿hay una influencia del cine en tu narrativa?

R. Por supuesto que sí. Creo que, además, es algo casi inherente a mi generación. A no ser que uno se proponga deliberadamente escribir desde un lugar más experimental o con una ambición artística muy marcada, la influencia del medio audiovisual —y del cine en particular— es prácticamente inevitable.

En mi caso, esa influencia está muy presente. Cuando escribo, no lo hago pensando en una página, sino en un plano. Cada escena que narro, la imagino antes como si la estuviera viendo: cómo entra la luz, desde dónde se mueve la cámara, qué gesto marca el ritmo de la secuencia. Cada capítulo, para mí, es una secuencia completa. Tiene su tono, su atmósfera, su tempo.Y eso, lejos de ser una limitación, creo que enriquece la experiencia de lectura. Porque ayuda a que el lector entre con más naturalidad en lo que ocurre.

No es una lectura abstracta ni distante, sino una inmersión. Casi como si estuviera viendo una película, pero hecha de palabras. Quizá por eso muchos lectores me han dicho que La luz entre los días se lee con fluidez, que se sienten dentro de la historia. No es casualidad: yo también estoy ahí dentro cuando la escribo, como si la cámara estuviera girando a mi alrededor.

 

P. Planteas la novela como la primera parte, ¿ya tienes las siguientes preparadas?

R. Sí. Desde el principio pensé este proyecto como una trilogía que recorriera por completo el Evangelio según Mateo. Pero más que una decisión literaria, fue una decisión pensada por y para el lector. Me daba la sensación de que un solo libro muy extenso podía resultar difícil de abordar hoy en día, donde mucha gente agradece lecturas más manejables, tanto en ritmo como en tamaño. También influye lo económico: un libro más corto suele tener un precio más accesible, y eso facilita que llegue a más personas.

Esta primera parte termina justo al final del sermón del monte, y marca un cierre natural dentro del propio relato. La segunda parte ya está escrita, se titula El Hijo entre los hombres, y sigue la vida pública de Jesús hasta su entradaen Jerusalén. La tercera —que estoy escribiendo ahora— se llamará La vida entre las sombras, y recorrerá sus últimos días: el conflicto, la cruz y la resurrección.

Después de Mateo, si Dios me da fuerzas y tiempo, vendrá Marcos. Porque cada Evangelio tiene una voz distinta, y merece ser contado desde dentro, con el mismo respeto y el mismo cuidado.

Esto no es una saga literaria en el sentido clásico. Es más bien una manera de caminar despacio por los textos, para escucharlos de nuevo. Y si al hacerlo otros también se animan a redescubrirlos con frescura, con sencillez, con hondura… entonces ya habrá merecido la pena todo el trabajo.

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