El Jesús histórico: Flavio Josefo
“Jesús en las fuentes históricas no cristianas” (II)
Las referencias históricas sobre Jesús son relativamente abundantes. Aparte de los cuatro Evangelios canónicos y el Nuevo Testamento en los que se recogen datos sobre la vida y la enseñanza de Jesús, se añaden otras fuentes de distintos escritos apócrifos de valor desigual y referencias patrísticas datables todavía en el siglo I. Sin embargo, precisamente por la extracción de esas fuentes —cristi
22 DE SEPTIEMBRE DE 2005 · 22:00
Flavio Josefo nació en Jerusalén el año primero del reinado de Calígula (37-38 d. C.) y perteneciente a una distinguida familia sacerdotal cuyos antepasados —según la información que nos suministra Josefo— se remontaban hasta el periodo de Juan Hircano, este historiador fue protagonista destacado de la revuelta judía contra Roma que se inició en el año 66 d. de C.
JESÚS EN LOS DOCUMENTOS DE FLAVIO JOSEFO
Fue autor, entre otras obras, de la Guerra de los judíos y de las Antigüedades de los judíos . En ambas obras encontramos referencias relacionadas con Jesús.
La primera se halla en Ant, XVIII 63, 64 y su texto en la versión griega es como sigue:
El segundo texto en Antigüedades XX, 200-3 afirma:
Ninguno de los dos pasajes de las Antigüedades relativos al objeto de nuestro estudio es aceptado de manera generalizada como auténtico, aunque es muy común aceptar la autenticidad del segundo texto y rechazar la del primero en todo o en parte.
El hecho de que Josefo hablara en Ant XX de Santiago como “hermano de Jesús llamado Mesías” —una referencia tan magra y neutral que no podría haber surgido de un interpolador cristiano— hace pensar que había hecho referencia a Jesús previamente. Esa referencia anterior acerca de Jesús sería la de Ant XVIII 3, 3. La autenticidad de este pasaje no fue cuestionada prácticamente hasta el siglo XIX ya que, sin excepción, todos los manuscritos que nos han llegado lo contienen.
Tanto la limitación de Jesús a una mera condición humana como la ausencia de otros apelativos hace prácticamente imposible que su origen sea el de un interpolador cristiano. Además, la expresión tiene paralelos en el mismo Josefo (Ant XVIII 2, 7; X 11, 2). Seguramente también es auténtico el relato de la muerte de Jesús, en el que se menciona la responsabilidad de los saduceos en la misma y se descarga la culpa sobre Pilato, algo que ningún evangelista (no digamos cristianos posteriores) estaría dispuesto a afirmar de forma tan tajante, pero que sería lógico en un fariseo como Josefo y más si no simpatizaba con los cristianos y se sentía inclinado a presentarlos bajo una luz desfavorable ante un público romano.
Otros aspectos del texto apuntan asimismo a un origen josefino: la referencia a los saduceos como “los primeros entre nosotros”; la descripción de los cristianos como “tribu” (algo no necesariamente peyorativo) (Comp. con Guerra III, 8, 3; VII, 8, 6); etc. Resulta, por lo tanto, muy posible que Josefo incluyera en las Antigüedades una referencia a Jesús como un “hombre sabio”, cuya muerte, instada por los saduceos, fue ejecutada por Pilato, y cuyos seguidores seguían existiendo hasta la fecha en que Josefo escribía. Más dudosa resulta la clara afirmación de que Jesús “era el Mesías” (Cristo); las palabras “si es que puede llamársele hombre”; la referencia como “maestro de gentes que aceptan la verdad con placer” posiblemente sea también auténtica en su origen si bien en la misma podría haberse deslizado un error textual al confundir (intencionadamente o no) el copista la palabra TAAEZE con TÁLESE ; y la mención de la resurrección de Jesús.
En resumen, podemos señalar que el retrato acerca de Jesús que Josefo reflejó originalmente pudo ser muy similar al que señalamos a continuación: Jesús era un hombre sabio, que atrajo en pos de si a mucha gente, si bien la misma estaba guiada más por un gusto hacia lo novedoso (o espectacular) que por una disposición profunda hacia la verdad. Se decía que era el Mesías y, presumiblemente por ello, los miembros de la clase sacerdotal decidieron acabar con él entregándolo con esta finalidad a Pilato que lo crucificó. Pese a todo, sus seguidores, llamados cristianos a causa de las pretensiones mesiánicas de su maestro, DIJERON que se les había aparecido. En el año 62, un hermano de Jesús, llamado Santiago, fue ejecutado además por Anano si bien, en esta ocasión, la muerte no contó con el apoyo de los ocupantes sino que tuvo lugar aprovechando un vacío de poder romano en la región. Tampoco esta muerte había conseguido acabar con el movimiento.
Aparte de los textos mencionados, tenemos que hacer referencia a la existencia del Josefo eslavo y de la versión árabe del mismo . Esta última, recogida por un tal Agapio en el s. X, coincide en buena medida con la lectura que de Josefo hemos realizado anteriormente, sin embargo, su autenticidad resulta problemática. Su traducción al castellano dice así:
En cuanto a la versión eslava, se trata de un conjunto de interpolaciones no sólo relativas a Jesús sino también a los primeros cristianos.
Pero posiblemente, la colección más interesante de textos históricos relacionados con Jesús se halle en las fuentes rabínicas. Este conjunto reviste un enorme interés porque procede de los adversarios espirituales de Jesús y del cristianismo. De estos documentos hablaremos en el siguiente artículo (e sta serie de “Jesús en las fuentes históricas no cristianas” consta de cuatro artículos)
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