Aborto, el drama olvidado
Corría el año 460 a. de C., cuando en la isla griega de Cos vino al mundo un niño llamado Hipócrates. Educado con su padre, que había practicado durante años la medicina, Hipócrates llegó a crear una extraordinaria escuela dedicada al arte de curar. En ella, Hipócrates consiguió separar la medicina de compañeras tan peligrosas como la superstición o la filosofía, intentando asentar su estudio sobre sólidas bases científicas. A pesar de todo, Hipócrates no consideró nunca que una ciencia como
09 DE MARZO DE 2006 · 23:00

Entre los extremos a que se comprometían los que pronunciaban este juramento, se encontraba el siguiente: “No daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un uso semejante, y del mismo modo, tampoco proporcionaré a ninguna mujer una sustancia que pueda provocar un aborto, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente”.
En otras palabras, incluso en un marco como el del paganismo clásico, en el que la vida tenía una consideración muy inferior a la que le dispensa la Biblia, Hipócrates se permitía rechazar tanto la eutanasia como el aborto. Hipócrates no pudo conocer el cristianismo y seguramente tampoco conocía a los profetas de Israel. Sin embargo, presentaba objeciones contra el aborto de carácter moral y, muy especialmente, social. Una sociedad que pretendiera un desarrollo armónico no podía permitirse ni la práctica de la eutanasia ni la del aborto. No podía permitírselo, a menos, claro está, que estuviera dispuesta a despeñarse por un abismo de inmundicia que traería terribles consecuencias.
Desde 1985, el aborto es legal en España en determinados supuestos. El proyecto de ley, presentado por el gobierno socialista de Felipe González, había sido precedido por un cierto número de encuestas que delimitaran hasta donde estarían dispuestos a aceptar los españoles la legalización del aborto sin sufrir demasiados problemas morales.
Esa legalidad coexiste además con una libertad absoluta para utilizar cualquier método anticonceptivo y una información al respecto que se inicia ya en la escuela. A pesar de todo, la cifra de abortos en España no ha disminuido en estos últimos veinte años. De hecho, los datos difícilmente pueden ser más elocuentes.
- Uno de cada seis embarazos en España termina en aborto.
- Esto significa que cada hora se produce una media de casi diez abortos, es decir, 232 vidas son sacrificadas diariamente en nuestra nación.
- Desde la legalización de algunos supuestos de aborto en 1985 se han sacrificado 929.273 vidas.
- La cifra de abortos en 2005 fue oficialmente de 79.788.
- El aborto constituyó en 2005 la primera causa de mortalidad en España superando a la segunda que fue el cáncer con 55.621 vidas y a los accidentes de tráfico con 5.399 víctimas.
- La cifra de abortos lejos de mostrar una tendencia al descenso pone de manifiesto una increíble tendencia al crecimiento. Así, desde 1999 a 2004 la práctica del aborto aumentó en más del 45% pasando de 58.399 abortos a 84.895.
- El aborto constituye un gran negocio en España. Nada menos que el 96,43% de los abortos se realizan en negocios abortistas privados que en no pocas ocasiones están relacionados con cargos y militantes de determinados partidos políticos.
- La mayoría de los abortos además incumplen la ley vigente. De hecho, el 96,7% de los abortos se cometieron acogiéndose al supuesto de riesgo para la salud de la madre, habitualmente refiriéndose a la salud psíquica. Todo indica que el supuesto daño psicológico no es sino la tapadera de decenas de millares de abortos ilegales, aunque lucrativos.
- Si se mantiene el ritmo creciente de abortos, en el año 2007 habremos superado no sólo holgadamente el millón de vidas sacrificadas sino también la cifra de 100.000 abortos al año.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - La voz - Aborto, el drama olvidado
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