“Fui esclavo del miedo hasta que aprendí a vivir agradecido”
A José Julio Brossa, ingeniero en Tenerife, las crisis y dificultades en la empresa le generaban una gran ansiedad. Las cosas cambiaron cuando aprendió a “caminar de la mano de Dios en medio de las tormentas”.

José Julio Brossa quiso, desde muy joven, diseñar y desarrollar proyectos. Una pasión en la que ha podido emplearse profesionalmente en las últimas dos décadas, principalmente como director general e ingeniero jefe de CMN Ingeniería, empresa dedicada a proyectos de ingeniería y construcción situado en Tenerife.
En su trayectoria laboral ha vivido momentos de expansión pero también de crisis severa en un sector indispensable para el crecimiento económico de un país como el nuestro. En esta entrevista, comparte con nosotros su análisis de la situación, pero sobre todo lo que ha podido aprender de su experiencia atravesando las tormentas laborales. ¿El resultado? Un redescubrimiento de lo que significa “vivir por fe”.
Pregunta. En primer lugar, ¿puedes contarnos cómo comenzaste en el mundo de la empresa?
Respuesta. Vengo de familia de autónomos y profesionales. Mis abuelos y mis padres se dedicaron al comercio, como representantes de casas internacionales importantes en Canarias. Así que siempre crecí en el ámbito de trabajo. Desde joven he querido ser empresario, y he tenido siempre una fuerte inclinación a la ingeniería. Con tres años, mi madre recuerda que yo le preguntaba cómo se fabricaban las cosas. Y desde chiquito hice cosas y a un invento le escribí “Made in Spain”. Es una anécdota que muestra que siempre me ha gustado diseñar.
En mi trayectoria, llegué a un puesto directivo en el sector de la automoción. Pero hubo un cambio empresarial importante en el accionariado de la compañía y la nueva dirección decidió sustituirme. Así que me fui de esa empresa a otra del sector de maquinaria de obra pública. Aquella fue mi mejor y peor experiencia empresarial. La peor, porque era una empresa muy anclada en el pasado, familiar en el mal sentido, con un jefe que maltrataba a los trabajadores… ahí aprendí todo lo que no se debía hacer, y lo pasé mal a nivel personal. Pero tras esta experiencia decidí montar mi propia empresa.
P. Sería un paso importante para ti, ¿cómo lo afrontaste?
R. En un primer momento me dediqué al márketing online, en un momento donde todavía era un negocio bastante joven. No me fue mal, pero realmente tenía siempre la semilla de dedicarme a algo que implicase hacer proyectos. Recuerdo que un día, algo frustrado, me di cuenta que tenía que proyectar.
Era el año 2004, estando en plena burbuja inmobiliaria. Así que empecé a buscar trabajo. Y en apenas un mes facturé tres veces más que lo que había facturado con la anterior empresa. Desde entonces fui creciendo como ingeniero. Quería ir consiguiendo cada vez proyectos más grandes. Comencé con casas y trabajando como autónomo desde casa… Recuerdo que acostaba a los niños y luego me iba hsata altas horas de la noche a proyectar. A medida que fuimos creciendo, pasamos a contratar a un trabajador y nos establecimos con una oficina.
Actualmente somos una empresa de ingeniería, construcción e instalaciones. Hemos pasado por la fuerte crisis el 2011, la crisis el Covid, la crisis de la guerra de Ucrania ahora… Y hemos tenido momentos desafiantes, momentos también buenos, pero muchos complicados.
P. ¿Cómo valoras el momento actual en este sector?
R. Estamos en un momento de incertidumbre. No solo es un problema de costes de producción. Nuestro segmento, el de la ingeniería de la construcción, va bien cuando hay inversión de mercado. Aunque la gente piensa que las constructoras están “forradas”, la realidad del mercado no es esa. Hubo un momento en el que se ganó mucho dinero con la construcción, pero sobre todo ganaron los promotores inmobiliarios.
Pero no se puede explicar el presente sin tener en cuenta el pasado. En un mercado como este, que es pequeño, la crisis inmobiliaria duró una década. Diez años en los que prácticamente no se construyó, ni de forma privada ni pública. En el 2011, cuando llegaron los recortes fuertes en la administración pública, bajamos de forma escalonada hasta el punto que tuvimos que realizar un ERTE, pasando de 11 empleados a solo 3. Ese fue un proceso largo y difícil, porque había muy poco trabajo.
En ese período de 2011 a 2017 se perdió el primer “colchón” financiero que se había conseguido antes. Es entonces cuando volvemos a crecer. En el 2019 estábamos en pleno despegue, duplicando lo que habíamos conseguido anteriormente, pero terminamos perdiendo toda la financiación previa a causa del Covid.
“El mercado ha ido recuperando su actividad, pero con empresas endeudadas”
Cuando llegó el Covid teníamos 50 trabajadores, y nos pararon el 100% de los trabajos. Ya había vivido la experiencia de reducir la plantilla, pero la gran diferencia entre España y el resto de países en cuanto al tratamiento que se le dio a las empresas, mientras que en otros países como Francia, Italia o Alemania, se dio dinero a fondo perdido y rápido a las empresas para mantener actividad y plantillas, en España se apostó por un sistema de apalancamiento financiero, con los famosos préstamos Covid, confiando en que la actividad económica volvería rápidamente a niveles de los años anteriores. Pero hemos pasado de 2020 a 2023, llevamos un año y medio devolviendo los préstamos Covid, y nos encontramos con que hemos duplicado nuestra deuda. El mercado ha ido recuperando su actividad, pero con empresas sumamente endeudadas. El dinero que se genera es para pagar deuda. En paralelo, la guerra de Ucrania ha traído efectos muy negativos. Por una parte, la paralización de proyectos, con el retraso de inversiones. Se incrementaron los costes y no se han podido repercutir a los clientes, y quien menos es la administración pública, incluso llegando a perder dinero. La mayor parte de las empresas del sector están soportando fuertes tensiones en la tesorería por esta situación.Creo que el sistema generado de préstamos Covid nos ha puesto en una especie de esclavitud de los préstamos bancarios y del Estado.
P. ¿En qué punto estamos, según tu análisis de la situación?
R. Tenemos una cantidad ingente de millones llegando de Europa a través de los fondos Next Generation, que se están empezando a gastar. Pero ha habido un gran retraso en la entrega de estos fondos, además de la escasa transparencia en la oferta pública de obra, inversiones, mejoras… Así que este año ha sido bastante bueno, que en ingeniería hemos tenido bastante trabajo, pero el 75 u 80 por ciento de los trabajos son públicos. Es decir, es la administración pública la que está demandando más trabajo. Creo que estos fondos llegarán hasta 2026, pero no me parece que la administración tenga la capacidad para ejecutar todo lo que se debería hacer. Por ejemplo, ahora con las elecciones se han paralizado muchos proyectos.
“El entorno de alta inflación y apalancamiento financiero en el que nos encontramos hace peligrar a muchas empresas”
No hay ingenieros, no hay obreros cualificados. Y esto frena las posibilidades de desarrollo. Creo que tendremos bastante trabajo en los próximos dos años, cosa que en otras épocas era mucho más difícil de prever. El problema que vemos es que hay poco margen comercial. El entorno de alta inflación y apalancamiento financiero en el que estamos es un peligro y puede llevar a que muchas empresas mueran, ya sea por falta de trabajo como por exceso. Hay desafíos interesantes por delante, pero soy moderadamente optimista. La administración pública tendrá que tirar del carro, pero no están preparados para gestionar este volumen de fondos.
P. Toda esta experiencia de pasar tantas crisis y dificultades, ¿de qué forma te ha afectado?
R. En este aspecto de afrontar crisis tengo un máster. Los diez últimos años de mi vida, y hasta el último año y medio que hubo un cambio importante, yo vivía esclavo del miedo. Y cuando una persona pierde la confianza en Dios, pasas noches sin dormir, momentos complicados como cuando tienes que despedir al 70% de tu plantilla… No es fácil. La segunda vez que despedí a la mitad de mi plantilla, con los primeros días del Covid, lo haces porque has aprendido a tomar la decisión, pero no es fácil.
“Estaba tan sobrepasado a todos los niveles que sentía que no podía más”
Cuando vives esclavo del miedo, estás anticipando un futuro incierto y haces que tu vida gire alrededor de ese futuro. Vives con ansiedad, no duermes bien, se deterioran las relaciones familiares, la relación con Dios… Yo era responsable de varios ministerios en la iglesia, y llegué a estar tan sobrepasado a todos los niveles, espiritual y físico, que sentía que no podía más. La ansiedad te genera sobrepeso, hipertensión, dolores musculares, no encuentras la forma de hacer deporte, cuando lo haces te ‘rompes’… Te quieres comer el mundo y no puedes. Es un proceso del que es difícil salir.Cuando vives esclavo del miedo, la vida gira en torno al problema. En mi caso era el problema empresarial, que se convierte en un ídolo, un dios, que reemplaza al Dios verdadero. Porque no dejas de pensar en eso, e incluso te enfadas con Dios porque la situación no se resuelve. Sin embargo, hay esperanza.
P. ¿Qué fue lo que te ayudó a salir de esa espiral de miedo?
R. Ha sido un aprendizaje largo, y con varias etapas en mi vida. El punto de inflexión fue tras ir a terapia con un coach y pastor, que me pidió hacer un ejercicio sencillo: escribir “soy un hijo de Dios amado, todo me va a ir bien”. El proceso de escribirlo, de pensarlo, durante varios días, me llevó a meditar en que mi Padre celestial mandó a su hijo a morir por mí, a darme cuenta que soy protegido, guardado, me ama… Recuperar el sentido de identidad.
“Cuando empiezas a agradecer, la vida cambia”
Entendí que lo opuesto al miedo es el amor, y lo opuesto a la ansiedad, la gratitud. Me animó a hacer un ejercicio llamado 3x3: escribir tres motivos de gratitud por lo que Dios ha hecho por ti; tres motivos de gratitud por lo que otras personas hacen o han hecho por ti (porque cuando vives esclavo del miedo, te aíslas, y nada parece suficiente, porque aunque me entraba trabajo, no era suficiente, y no agradecía). Y lo más difícil de todo, es dar gracias por tres cosas que tú hagas por los demás. Me desafió a escribir esto cada día durante dos meses.Esto me cambió la vida. Porque cuando empiezas a agradecer, tu vida cambia. Dejas de estar esclavo del miedo, y empiezas a confiar, porque vives en una base de agradecimiento continuo. Empiezas a descubrir que lo que recibes es más que suficiente, aunque no lo parezca.
Fe un proceso largo, que me llevó a reflexionar en la Palabra de Dios y la gestión del miedo. Mi ministerio ha sido durante años la enseñanza y la predicación; y parece mentira que hay cosas que he predicado pero que no estaba viviendo. Dios me llevó a diversos pasajes. Uno fue la experiencia del pueblo de Israel en Egipto, donde están ante un obstáculo insalvable, pero Dios abre puertas.
Aprendí que cuando Jesús está en la barca, aunque parezca que el barco se va a hundir, está seguro. Al igual que los discípulos, creemos que nos vamos a hundir, nos vamos a arruinar. Pero el Señor nos dice que está con nosotros.
P. Vemos que la Biblia ha sido importante para ti al abordar momentos de crisis, ¿qué lecciones has aprendido en estos años?
R. Cuando hay una tormenta en la vida, Dios calma la tormenta. Esto lo he vivido en mi vida empresarial. Pero la fe se tambalea. A mí me resultó desafiante descubrir que después de estar en la barca, Jesús liberó dos endemoniados, uno de ellos con una legión. Eso me dio perspectiva para entender que lo que yo estaba pasando podría tener un propósito de liberación para otras personas.
No es fácil, porque como maestro de la Palabra, sabes que lo que ocurre puede tener propósito, pero quieres que pase.
“Una fe madura confía en que Dios tiene un plan aún en medio de las tormentas de la vida”
Otro evento que me impactó mucho fue cuando Pedro camina sobre las aguas. Los discípulos están frustrados, y yo me siento así, pienso que no podremos salir de donde estamos con la empresa, sus problemas… El texto dice que Jesús pasa de largo, ellos se asustan, y Jesús les calma. Y así como Pedro caminó sobre las aguas, Dios quiere que caminemos sobre las tormentas, confiando en que Dios tiene un plan para mi vida, de bien y no de mal. Esta es una fe más madura.Otro evento que me ayudó fue cuando le dije a Dios que me quitara la empresa, lo que era muy difícil porque quedaríamos con una deuda impagable. Se ha asfixiado a los empresarios, y yo le decía a Dios que me quitara la empresa, aún sabiendo que él me ha llamado a ello y doy trabajo a 28 empleados… Entonces Dios me llevó al pasaje del aposento alto, cuando mueren los sueños de los discípulos. Jesús había muerto, había sido crucificado… Pero Jesús aparece y dice: “Paz a vosotros”. Ahí entendí que Dios puede cambiar las circunstancias, pero esto va más allá: él quiere que yo vaya. En la vida de fe, hasta que no eres derrotado, no comienza el camino de victoria. Solo cuando confiamos en el que ha sido crucificado y resucitado podemos comenzar a caminar nuevamente.
Mi labor fundamental ha sido la enseñanza de la Palabra e impulsar el trabajo entre profesionales y empresarios, vinculado a los Grupos Bíblicos Universitarios, en el comité de Graduados, en el Movimiento de Lausanne. He formado parte de lo que ha sido ese descubrimiento de lo que la Palabra enseña sobre el trabajo. La teoría uno la va aprendiendo, pero otra cosa es la práctica. Y ¡cuesta! Pero Dios me ha ido enseñando.
P. ¿Cómo afrontas ahora el presente y futuro?
R. Este proceso es de aprendizaje constante. Antes, cada revés me dejaba amargado un mes o dos meses. Incluso estuve casi cinco años sin predicar ni enseñar. Ahora las cosas afectan, pero uno aprende a encajarlas, haciendo callo mental y espiritual. Cuando antes perdía un contrato me lo tomaba fatal, rumiándolo durante semanas. Pero ahora, cuando tenemos esta situación, entiendo que no estaría en los propósitos de Dios, y lo asumo mentalmente, aprendiendo lo que pueda de la experiencia. Ahora hace poco hemos perdido un contrato que era grande e importante, y es dinero, trabajo, tiempo que has invertido, pero aprendo a encajarlo.
P. Trabajo y fe : ¿sigue siendo necesario extender una visión adecuada?
“La pregunta clave que debemos hacernos es: ¿para qué nos creó Dios?”
R. Hay una gran laguna de comprensión teológica sobre lo que es el trabajo. El Señor no se alegra en nuestro sacrificio, sino en conocerle. Comprender quién es Dios, para qué nos ha creado, es fundamental para la vida. Siempre hago una pregunta a la gente: ¿para qué nos creó Dios? La respuesta en Génesis es que, tras ser creados a imagen y semejanza de Dios, dice que fructifiquemos y gobernemos el universo creado. Estaban en un huerto para cuidarlo, cultivarlo y guardarlo.La palabra que se usa allí en el hebreo, se puede usar para “servicio”, “adoración” y “trabajo”. Y es la misma palabra. En Colosenses se nos dice que “todo lo que hagamos, lo hagamos para el Señor”, justo después de hablar de la alabanza. En ese contexto, entendemos cómo se conecta la alabanza con el trabajo. El ser humano ha sido creado para servir a Dios, servir a la creación, y servirnos unos a otros trabajando, que es un medio de adoración. Verlo así cambia por completo nuestra labor. Además lo hacemos como mayordomos divinos, estamos gestionando el universo que Dios nos ha dado.
Cuando con mi empresa hago una casa, estoy construyendo un hogar para que alguien viva, se desarrolle, florezca, durante varios años. Cuando hacemos desarrollo científico, estamos viendo cómo transformar el universo para bien. Dios está preparando una ciudad-jardín para el futuro, donde creo que estará presente todo el desarrollo humano de todos estos milenios de acción humana. Entender esto te cambia la vida.
Trabajas para Él y en el nombre de Él. Así que trabajas de otra manera, porque te levantas por la mañana con un sentido de propósito eterno. De una forma inexplicable, sabemos que tendrá un impacto generacional esta labor. Podemos decidir si construimos arcas, para la salvación de las personas, o construimos torres para nuestra propia gloria, que lo único que trae es confusión y conflicto.
P. ¿Algún consejo final que quieras dar?
R. Mencionaré cinco cosas:
Lo primero, esfuérzate en conocer a Dios. Conoce quién es Dios.
Segundo, dedícate a lo que sabes.
Tercero, dedica tiempo a formarte. No seas como yo que me formé en el camino. Es mejor estar a la sombra de alguien aprendiendo que estrellarte solo. El camino es tan importante como el objetivo final.
Cuarto: rodéate de los mejores que puedas pagar.
Y quinto: vigila a las personas que trabajan para ti. Ten cuidado en quien confías.
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