“Hacer un buen trabajo es un testimonio efectivo de la fe”
Juan Ramón Fernández dirige un despacho de abogados en Madrid. Con él conversamos sobre la forma en la que la fe impacta su trabajo, sus proyectos y su visión de la vida.

Juan Ramón Fernández es socio fundador de Adser Asesores, una despacho de abogados con oficina en Leganés y Villaverde (Madrid). La empresa comenzó su andadura en 1994, ofreciendo servicios contables, fiscales y jurídicos tanto a empresas y profesionales como a particulares.
Al contarnos sobre la historia de su negocio, Juan Ramón nos habla a la vez de su familia, sus amistades y su vida espiritual, mostrando la importancia de una vida íntegra e integral. Se congrega en la Primera Iglesia Bautista de Madrid (C/Lacy), donde sirve como diácono en el ámbito de finanzas.
Pregunta. ¿Nos puedes dar algunos datos generales sobre ti y la empresa?
Respuesta. Resido en un pueblo en la frontera de Madrid y Toledo, entre Seseña y Yestes. Tenemos dos oficinas, una en Leganés y otra en Villaverde, en el polígono.
Dirijo un despacho de abogados, centrado en consultoría para empresas, desde la constitución de la empresa -sociedad mercantil, dar de alta, papeleos, contratación de personal, contabilidad…-. Es una parte de asesoría, y también tenemos otra centrada en el área jurídica -contratos, despidos, recursos a Hacienda…-.
En abogacía no solo atendemos a empresas sino también casos de particulares, que no son clientes de las empresas, sino que contactan directamente con nosotros para ayudarles en algún asunto laboral, herencia, divorcios… Asistimos este tipo de situaciones particulares.
¿Cuántos empleados tiene la empresa?
Somos once personas fijas, otra persona que trabaja algunas horas, y luego estamos mi socio y yo.
¿Trabajáis en las mismas áreas en ambas sedes?
Los temas particulares se atienden en ambas oficinas, y los temas de empresas lo tenemos dividido en equipos de trabajo. Por ejemplo, en una sede se hace el tema mercantil, y en otro laboral. En todo caso hay una red interna que nos permite estar compartiendo el trabajo a medida que se va afrontando.
¿Cuáles son los orígenes de la empresa?
Yo trabajaba en un despacho, en una asesoría en Madrid, que era de un hermano de la iglesia a la que yo iba cuando era más joven. Empecé a trabajar y estuve unos nueve años. Llegó un momento en el que tenía mis inquietudes, y en un momento le comuniqué a mi jefe, Mariano, que me estaban ofreciendo montar un despacho. Y fue lo que hicimos, avisé a Mariano para que pudiéramos hacerlo todo tranquilamente. Así que junto con Juan, mi socio, comenzamos este camino. Madrid es muy grande y la condición que conversé con mi socio fue que no tocáramos a clientes de este u otro despacho, y eso lo respetamos al cien por cien. Así empezamos.
¿Cómo fue para ti dar este paso?
“Estoy convencido que Dios da regalos para que podamos administrarlos”
Tengo la idea que todo lo hago, es porque Dios lo permite y lo pone delante de mi camino. Puso a mi esposa, Inmaculada, es un regalo que Dios me ha dado. La oportunidad del negocio, conociendo a mi Señor, creo que me lo puso Él delante, porque había tenido antes otras oportunidades y otras inquietudes que por lo que fuera, no cuajaron. Pero creo que Dios me ha ido abriendo camino de acuerdo a lo que había en mi corazón en cada momento. Al igual que mi hijo, que es otro regalo que me ha dado el Señor. Estoy convencido que Dios da regalos para que podamos administrar.Yo procedo de una familia muy humilde. Mi padre era impresor, un “mileurista” que diríamos hoy en día, en una casa con dos hijos. No podía imaginar que yo podría tener un negocio como el que tengo ahora, que gracias a Dios nos va muy bien. Para mí esto es como si me hubiera tocado la lotería, que parece que nunca le toca a nadie, ¿verdad? Pero esa es mi sensación. Y hasta aquí nos ayudó Dios.
En toda trayectoria siempre hay momentos de crisis. ¿Hay alguno que recuerdes de forma especial, en el que el hecho de tener fe te haya ayudado?
Siempre hemos puesto en oración el hecho de que Dios nos ayude como familia, y en ese aspecto, es importante de dónde vienen los ingresos. Mi socio no es creyente, y es algo que él respeta y conoce. Incluso si hay que hacer algún asunto para la iglesia, él entiende que para mí es un servicio.
En la época de crisis, en 2009, no notábamos tanto, pero a los dos años muchos de nuestros clientes cerraron. Un tercio de las empresas que llevábamos cerraron, sobre todo los que llevaban menos de dos años de antigüedad. Eso nos afectó, pero el Señor nos ayudó. También creo que Dios ayuda a quien madruga. No hacemos grandes locuras, somos conservadores y procuramos incrementar el negocio un 10 o un 15 por ciento al año. No me gusta pensar en un crecimiento explosivo. Creo en ir trabajando bien, granito a granito de arena, que la gente vaya conociendo cómo trabajas. Y creo que es un tema de educación, y como decía Pablo, el camino es largo y hay que procurar llegar hasta el final. Esa es la línea que llevamos en la fe, pero también en cada aspecto de la vida. Para mí Dios es quien marca el camino, y eso lo llevo a rajatabla.
Venimos de una etapa covid bastante crítica, y ahora parece que otra crisis económica en ciernes. ¿Cómo lo estáis afrontando, si es que os afecta?
Sí, afectar nos afecta a todos. Si no económicamente, porque las relaciones cambian, la forma de trabajar. Por ejemplo en la pandemia, tuvimos que irnos a trabajar desde casa. Recuerdo que tres o cuatro días antes de que cerraran los colegios ya enviamos a nuestros trabajadores a realizar teletrabajo, viendo que la situación era peligrosa. Desde casa el trabajo se llevó bien, con sus dificultades. Somos un equipo al que le gusta trabajar juntos, viéndonos. Para el trabajo del día a día nos gusta estar aquí, ponerme el traje y la corbata para trabajar.
“Ante las injusticias la iglesia tiene que estar presente, con su voz y sus manos activas”
Dentro de la situación hemos vivido dificultades, relacionadas con las circunstancias que ha tenido que pasar cada uno. Por ejemplo, la pareja de mi socio tuvo que vivir el fallecimiento de sus padres en quince días y en situación de aislamiento. No podían ni siquiera estar ellos juntos para consolarse, por lo que pasaron unos días muy malos.Ahora con esta guerra, parece que está lejos pero resulta que no está tan lejos. Parece que ocurrirá parecido a con el virus, que al principio lo veíamos como algo ajeno, lejano, pero que al final nos acabó afectando de lleno. Hay que tener cuidado en estas circunstancias. Debemos mentalizarnos que como cristianos, hay muchos problemas. Tenemos que ser conscientes de que hay muchos cristianos que hoy en día sufren persecución, hermanos en Irán, India o Pakistán que por ser cristianos, son perseguidos. Son situaciones que me parece que tenemos que ser conscientes de ello. Ahora, ante esta crisis que se avecina, me parece que las iniciativas que hay desde Diaconía Madrid, o a través de la UEBE en mi caso, que es mi denominación, hemos enviado un camión con recursos. Es necesario moverse, porque ante las injusticias la iglesia tiene que estar presente, con su voz y sus manos activas.
Antes decías que te gustaba ir creciendo poco a poco. ¿Qué planes tenéis para corto o medio plazo? ¿Pensáis en la expansión?
Tenemos diferentes planes. Hay un nuevo local que estamos viendo si ir a por él o todavía no. Pero la inversión principal es en personas. La hija de mi socio ha decidido trabajar en el negocio familiar, y mi hijo, que está terminando Derecho y ADE, me ha dicho que quiere trabajar también, mientras hace el Máster. Así que el futuro pasa por ellos. El crecimiento más importante de futuro, de aquí a tres años, tanto Sheila como Abraham que cojan la experiencia necesaria. Estamos contentos y orgullosos de que ellos quieran formar parte de esto. Que ellos quieran seguir la aventura, nos da una seguridad. ¿Hacia dónde irá la empresa? Tendrán que ser ellos quienes lo decidan. Nosotros estamos para ayudar a las nuevas generaciones. Nos va bien el negocio, pero nos toca luchar también por el futuro de ellos. También depende de cómo vayan afrontando el día a día y vayan tomando más experiencia para luego decidir.
Así que la principal inversión son las personas. ¿Encontrar las personas adecuadas es clave?
“Sin las personas, no podemos hacer el proyecto. El equipo de trabajo es lo más importante”
Para cualquier empresa, y para cualquier núcleo social, las personas son lo principal. Sin las personas no hay nada, y además trabajamos para las personas. Yo soy diácono de la iglesia, y cuando queremos lanzar algún proyecto, tenemos que encontrar las personas que lo quieran desarrollar. Sin las personas, no podemos hacer el proyecto. El equipo de trabajo es lo más importante. Tengo compañeros de profesión que me preguntan cómo soy capaz de enseñar a los empleados, a mi equipo de trabajo, todo lo que sé yo. Pero es que eso es lo bueno; tienen que saber lo mismo que yo, y si pueden, más que yo. Mi labor será formarme para que eso tampoco ocurra, pero cuanto más sepan, mejores profesionales son y menos responsabilidad tengo que cargar. Algunos dicen: “es que se te pueden ir”. Pero depende de si les cuidas o no les cuidas. Habrá que pagar un buen salario, una disponibilidad familiar, un buen ambiente de trabajo, muchas cosas. ¡Si paso casi más horas con ellos que con nadie más! Lo más importante son las personas.
Como empresario, ¿tienes contacto con otros cristianos?
Creo que merece la pena explorarlo. He tenido contacto con empresarios que son amigos de la iglesia, pero no como asociación. Creo que es bueno, porque vemos que como empresarios compartimos los mismos problemas, y tenemos que tomar decisiones en ámbitos similares. Todos los empresarios nos encontramos ante disyuntivas similares de cómo hacer las cosas. No hay que olvidar que hay una lucha con algunos aspectos. Por ejemplo, a veces consideramos algunas cosas que son pecado, pero otras las olvidamos. Contratar a un pintor y no pedirle factura, o contratar a una empleada de casa y no darla de alta, es pecado, porque es robar. Pero como es del Estado, y pensamos que es de todos, decimos que no pasa nada. Pues esa es una lucha que podemos tener, y tenemos, los empresarios. Sobre todo depende también del sector.
En mi sector, estoy muy a salvo, porque firmo todos los documentos de todos mis clientes. Pero lo cierto es que no merece la pena buscar hacer pequeñas trampas. Los empresarios se tienen que mentalizar: puede ser cierto que paguemos mucho en impuestos, pero hay que lucharlo de otra manera, nunca defraudando. No merece la pena hacer las cosas mal. Primero, porque no está bien engañarse a uno mismo. Hay que tener una visión empresarial. En segundo lugar, porque es importante tener la conciencia tranquila. Como cristianos, no podemos ir diciéndole a la gente que haga bien las cosas si en nuestros negocios no somos correctos.
¿Es difícil mantenerse firme en un contexto donde muchos pueden tener la tentación de buscar hacer trampas?
En mi despacho tengo siempre un par de ejemplares de la Biblia para regalar. Pero no puedo tener eso si luego viene un empleado y no le he dado de alta.
A veces me veo en la encrucijada de algún cliente que no quiere pagar impuestos, y tengo que indicarles que eso es imposible. Ahora, es cierto que cada camino tiene sus charcos y sus piedras. Uno debe decidir su camino, y lo que yo puedo hacer es proteger legalmente y buscar las formas de encontrar puertas o atajos para pagar menos, pero siempre legal. Lo que no quieres que sepa, digo a mis clientes que no me lo cuente. Eso sí, siempre advierto, que quien tiene muertos en el jardín, pronto se le convierten en zombies. Es mejor no tenerlos, porque se vive más a gusto y tranquilo. Este es un problema que a veces tengo que afrontar como profesional.
Otro reto que tengo a veces es el decir “no” a ciertos clientes, por ser un negocio con el que no estoy a gusto. Hace poco, por ejemplo, alguien quería abrir un “pub”. Pero era todo muy raro, finalmente era algo mucho peor. Y les tuve que indicar que yo no llevo ese tipo de sector, no me interesa por mucho que puedan pagarte.
Entonces ¿consideras que la empresa te representa ante la sociedad también como cristiano?
“La fe se tiene que reflejar en todos los ámbitos de tu vida”
Evidentemente, la fe se tiene que reflejar en todos los ámbitos de tu vida. En tu casa, tu mujer te tiene que dignificar, como tienes tú que dignificarla a ella. Igual que con los hijos, máxime en el aspecto laboral. Cuando era trabajador, yo no veía legítimo el fichar unas horas y trabajar otras. Ir a trabajar e marcharse a tomar un café, luego hacer la compra… No puede ser, uno tiene que cumplir con el trabajo y las horas acordadas. Lo que no podemos hacer es mentir ni engañar. Y el empresario tiene que pagar un salario digno y no hacerle trabajar diez horas, cuando son ocho. Hay que hacer lo que es correcto. Es cierto que hay personas, un porcentaje pequeño, que ya sean jefes o empleados, buscan aprovecharse, ya sea dentro o fuera de la iglesia, en todos los ámbitos. Pero creo que la mayoría no buscamos eso.Antes comentabas que sirves como diácono en la iglesia. ¿Cómo compatibilizas el trabajo con las responsabilidades del ministerio?
Es difícil, porque quitas horas de familia o del trabajo. En el consejo hay más personas en esta circunstancia, y es verdad que es un sacrificio, pero es necesario. Yo soy secretario de finanzas, y hay cosas que tengo que hacerlas en horario de trabajo. Es un compromiso personal. Los domingos ocurre algo similar, porque a veces no podemos acudir a eventos o actividades porque tenemos un compromiso con la iglesia local. Pasa también con el ocio. Me he apuntado a ver el fútbol con mi hijo. Si el Leganés juega el viernes o el sábado, iremos a verlo, pero si juega el domingo por la tarde, voy al culto, no al fútbol. Tal vez algunos no lo entienden, pero tenemos claro qué cosas tienen prioridades. Algo que ayuda es que en mi familia todos tenemos esto claro. Una persona cuya pareja no es creyente o no tiene esta convicción, puede tener problemas. Hay que conciliar y es un reto, pero no cuesta tanto.
La perspectiva del trabajo a veces está distorsionada en nuestra sociedad, con personas que lo ven como algo negativo, o algo que hay que hacer simplemente por necesidad. Sin embargo en la Biblia encontramos principios de que el trabajo es algo bueno. ¿Cómo lo ves en tu experiencia?
“El trabajo dignifica al hombre y le ayuda, pero tiene que ser un trabajo digno”
Creo que el trabajo dignifica. Le da una voluntad de hacer al hombre. A mí me pueden tocar 26 millones de euros mañana, y estaré viniendo a la oficina igual. Porque tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, pero no tengo por qué estar trabajando por un sueldo. Hay muchas personas que trabajan en la iglesia, y no reciben ningún sueldo. Son horas que se invierten de forma voluntaria. El trabajo entendido como retribución es importante, pero no es la única variable. Hay jubilados que siguen trabajando. Creo que estamos hechos para estar en grupo, y realizar una actividad hace que la mente se oxigene. El trabajo dignifica al hombre y le ayuda, pero tiene que ser un trabajo digno. En nuestra sociedad, para que alguien tenga, otros dos tienen que estar pisados, y esta es una mentalidad que hay que cambiar. El trabajo ayuda, y debemos tener la mentalidad que está hecho para dignificar al hombre.Otro principio que viene de la Reforma es el esfuerzo. Es importante, para los que somos creyentes. Hay que ser de testimonio donde uno esté, y en el trabajo es donde pasamos mucho tiempo y somos observados. Un buen trabajo es un testimonio de fe. Antes repartíamos tratados, hoy evangelizamos por Internet, pero lo principal, donde no ha cambiado nunca el evangelismo, es en el testimonio día a día, con tus compañeros, tus amigos, tus compañeros de trabajo o tu familia. Aquí todos saben que soy creyente. Es parte de mí y no lo oculto a nadie. Esa es mi vida, y tengo que dar testimonio a partir de como trabajo, para que vean algo diferente en mí. Cuando una persona trabaja sus horas, es responsable, da un gran testimonio. Es el bicho raro, e incluso pueden llegar a preguntarte por qué, y darte opción de explicar tu fe.
Web de la empresa: www.adser.es
Sus oficinas disponibles en Madrid:
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