Con tus alas rotas - A mi padre

CON TUS ALAS ROTAS- A mi padre

Aunque tus alas estaban rotas me enseñaste a volar.

Aunque tus manos eran rudas y ásperas por el duro trabajo,

me enseñaste a utilizarlas para acariciar, para extenderlas y para dar.

Aunque tu mirada lloró lágrimas amargas,

me enseñaste que el gozo es una fortaleza

y que en medio de las pruebas

las sonrisas son posibles,

y la esperanza y la amistad.

Aunque el hambre y algunas escaseces fueron tus compañeras de juegos,

me enseñaste que la generosidad era un lujo,

un arte, una forma de vida y de regalar felicidad.

Aunque tu sonrisa se quebró más de una vez,

me enseñaste que el coraje no es una opción,

sino el mejor camino, que no hay que rendirse,

que el sentido del humor es un arma que sana a quien golpea,

que es una medicina, una trinchera, una escalera, un galardón.

Aunque los vientos muchas veces te fueron contrarios,

aunque tus naves naufragaron en alta mar,

aunque las nubes se tiñeran de gris

y la oscuridad amenazara el fin,

Tú, con tus alas rotas, me enseñaste a volar.

Felicidades, papá, tus alas ya están reparadas.

Un día de estos volveremos a volar juntos.

Te sigo queriendo.

BAJO TUS ALAS- A mi Padre

Tú eres quien me ayuda.

¡Soy feliz bajo tus alas! – Sal 63:7 (DHH)

Si tomare las alas del alba

Y habitare en el extremo del mar,

Aun allí me guiará tu mano…

Guíame en el camino eterno. – Sal 139

Mati Sanchiz Rodríguez