Estad quietos y esperad

Tan solo hemos de sentarnos calladamente a sus pies y dejar que Él hable, optar por oír en vez de hablar, sumidos en la calidez de un encuentro con Dios.

23 DE JUNIO DE 2025 · 16:45

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@picsbyjameslee">James Lee</a>, Unsplash CC0.,
Foto: James Lee, Unsplash CC0.

Buscar oportunidades, ir y venir acelerado en ese continuo rastreo inquietante que desespera y agota. Parece que permanecer quieto es una actividad incoherente, desprovista de sensatez. Por ello nos subimos a diario en el tren de las prisas para no llegar tarde a ninguna de nuestras múltiples y urgentes tareas.

Él nos dice: “Estad quietos y sabed que yo soy Dios”.

Cuando desaceleramos el paso, el corazón agitado se calma y comienza a funcionar con la lentitud precisa, con la armonía necesaria para contemplar la grandeza del Dios creador.

La premura nos desorienta, arrulla deseos de agitación y embota la cabeza con una música cansina que nos aparta de la voz divina.

Marta afanada preparaba la casa. Pretendía acoger con tanta perfección a su huésped que perdió la oportunidad de disfrutar plenamente de la visita.

En cambio, su hermana María, aparentemente descuidando las labores por las cuales se preocupaba Marta, eligió sentarse a los pies del invitado y ser bendecida por tan admirable presencia.

Que bella estampa, que emotiva situación en la que una mujer sabiamente elige  deleitarse con la persona de Jesús. Algo que nos parece lejano e imposible y que podemos hacer en cualquier momento aquellos que reconocemos la voz del maestro.

Tan solo hemos de sentarnos calladamente a sus pies y dejar que Él hable, optar por oír en vez de hablar, sumidos en la calidez de un encuentro con Dios.

La elección se nos presenta a diario, hacer o no hacer, decir o callar, pasar a la acción o permanecer pasivos. La decisión es nuestra y nuestro el deber de hacerlo bien.

Ante la duda, preguntar al dador de la vida, Él sabe como hemos de proceder y ante nuestra indecisión, entonará un silbo apacible que con claridad mitigará nuestras dudas haciéndonos encontrar la respuesta correcta en un mar de complicadas preguntas.

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