Mendigando amor

Hoy todas las señales le indican que está perdida. Hoy sólo desea mendigar migajas de amor.

05 DE JUNIO DE 2012 · 22:00

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Busca entre los restos de diálogos inacabados una frase a la que otorgarle un pronombre posesivo y así hacer suyas las palabras que otros emiten y de la que ella no es partícipe. Lleva años recluida en soledad. Años sin sentir cómplices miradas. Lo que en su día fue un encierro deseado se ha convertido en un aislamiento sinsentido impuesto y desértico. Hoy todas las señales le indican que está perdida. Hoy sólo desea mendigar migajas de amor. Ha dejado escapar mucho tiempo enfundada en un disfraz de autosuficiencia. Ella, reina de su reino, concibe como su palacio es la antesala del dolor, un lugar triste y desolado. Busca entre los restos de su naufragio una palabra amiga, un gesto amable, una sonrisa. Quiere arrebatar los recuerdos, hacerlos sucumbir bajo un manto de perpetuo olvido. Su lucha contra molinos imaginarios tiene un desgaste emocional que provoca el llanto amargo del desamparo más hostil. Descubre que siempre ha sido una niña con miedo a crecer, una niña que vive en un cuento de hadas amarillento y cubierto de hollín. Pasea su desencanto entre las jacarandas que serpentean en la avenida y que juguetonamente dejan caer a su paso una lluvia de flores moradas , flores que le recuerdan primaveras marchitas. Cuando el viento de levante desata su ira, subida a la azotea se deja despeinar por la austera mano del aire alocado que le devuelve aromas de tiempos pretéritos, olores que vienen del mar y la perfuman de salitre. Sabe que para no estar sola tiene que huir. Sabe que la historia continua si uno se dispone a pasar página. Desconoce un horizonte más allá del presente, y aunque se siente tentada a buscar una salida, renuncia a una existencia llena de vida con tal de no perder su reinado imaginario. Y allá va, paseando su miseria por la larga avenida, rociando de pesadumbre el suelo que pisa, incapaz de dar marcha atrás a su precipitado declive, mendigando amor entre fantasmas a los que se aferra con torpeza y temor.

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