Imitaciones (im)perfectas

La imitación es una de las formas más claras de adulación. Cuando algún acto que es nuestro y muy personalmente es imitado por otros, uno se siente halagado. Aunque, en determinados momentos el que seamos imitados puede producir descontento, ya que hay cosas que se guardan con fervor, perfiles que definen rasgos de nuestra personalidad y que no nos gusta que se copie por aquellos que aguardan el momento preciso para anunciarse como autores de algo que no han creado y que sólo puede ser calificad

04 DE JUNIO DE 2008 · 22:00

,
Quiero que me acompañéis al mercadillo. Entre los muchos puestos que decoran la plaza, encontraremos artículos de muy diferentes utilidades. Gafas, camisetas, bisutería, bolsos, juguetes, libros, discos compactos.... Todos ellos expuestos ordenadamente en improvisados tenderetes. No sé si a vosotros os ocurrirá, pero a mí me resulta difícil distinguir una pieza original de una imitación. Por ejemplo, me ocurre con la ropa deportiva, hay camisetas que son idénticas a las originales. Sólo si te paras a examinarla de forma concienzuda logras ver alguna que otra diferencia. Me ocurre con los bolsos, algunos llevan firmas de diseñadores de los cuales jamás podré tener ni un simple pañuelo, sin embargo puedo permitirme; si quisiera, el llevar una imitación que cuesta mucho identificar como tal. Para quienes no disfrutamos de una economía demasiado holgada, hay imitaciones que nos suplen la imposibilidad de disfrutar el original. Cada día se plagian más artículos, hasta llegar al punto de no saber distinguir lo verdadero de lo falso. Esto no conllevaría ningún tipo de problema si sólo se llevara a cabo en un plano material, pero lo cierto es que cada día se copian actitudes y formas de proceder que son un auténtico desorden para nuestra sociedad. Niños y adultos enfrentados a un mundo de formas definidas, de prototipos que muestran una manera de vivir carente de personalidad y en la que predomina el fanatismo hacia valores carentes de valor. Como ejemplo, vale simplemente comprobar el entusiasmo que ha despertado siempre el ahora ex jugador del Real Madrid David Beckham. Infinidad de adolescentes intentan imitar al jugador, y no siempre por su forma de jugar al fútbol, una gran mayoría de las veces por su peculiar manera de vestir o de peinarse. Es increíble como los chicos copian sus formas, intentando parecerse lo más posible a él. Han subido a la categoría de ídolo a un hombre cuyo único mérito es jugar bien al fútbol y tener una "cara bonita". Ojalá esa forma tan desmesurada de imitación pudiese ser dirigida hacia Cristo. Que imitáramos al maestro en todo lo posible, consiguiendo así que nuestras formas sean lo más parecidas a las suyas. Generalizando esa frase que nos dejó el apóstol Pablo que decía, "Sed imitadores de mi como yo lo soy de Cristo". Que grande sería vivir en un mundo donde todos tuviésemos como ejemplo a imitar la vida ejemplar de Jesucristo. Es una utopía, pero me gusta soñar. Al fin y al cabo, estaríamos imitando a Aquel que es el verdadero modelo para la Humanidad.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Íntimo - Imitaciones (im)perfectas