Turquía expulsa a la hija del misionero alemán asesinado en 2007

En 2007 Tilmann Geske fue víctima de un crimen violento en una librería cristiana, pero su familia se mantuvo en Turquía. Ahora el estado no renueva el permiso de residencia de su hija, de 31 años.

Redacción PD

DW · ESPAÑA · 02 DE JULIO DE 2025 · 19:37

Michal Canina Geske, en primer plano en 2007, en el funeral por el asesinato de su padre./ La prensa turca, Instagram,
Michal Canina Geske, en primer plano en 2007, en el funeral por el asesinato de su padre./ La prensa turca, Instagram

Michal Canina Geske, hija de un misionero cristiano alemán asesinado en un brutal ataque en 2007 en el este de Turquía, podría verse obligada a abandonar el país tras casi tres décadas de residencia, informó este viernes el servicio turco del diario Deutsche Welle (DW).

Geske, que tiene actualmente 31 años, era una niña de solo tres años cuando se mudó a Turquía con su familia. Su padre, Tilmann Ekkehart Geske, fue uno de los tres cristianos asesinados en la editorial Zirve, en Malatya, donde fue atado, torturado y degollado, el 18 de abril de 2007. Las otras dos víctimas, Necati Aydın y Uğur Yüksel, eran ciudadanos turcos.

Los asesinatos tuvieron un tremendo impacto en la comunidad cristiana minoritaria en Turquía y provocaron preocupación por el creciente nacionalismo y la hostilidad hacia los no musulmanes, un país mayoritariamente musulmán que aspiraba a ingresar en la Unión Europea.

A pesar del ataque, la familia Geske decidió permanecer en Turquía. Michal Geske estudió en una universidad en Ankara y posteriormente trabajó como profesora en un colegio privado. Ha vivido bajo distintos permisos de residencia, incluyendo permiso de trabajo y visa de estudiante. Tras tomarse un permiso sin sueldo para finalizar su doctorado, solicitó una nueva visa de estudiante. Según DW, le comunicaron que no se le renovaría la residencia.

Geske, que está preparando la defensa de su tesis en la Universidad Técnica de Oriente Medio (ODTÜ) para septiembre, ha presentado una demanda a través de su abogado, Orhan Kemal Cengiz, ante el Tribunal Administrativo de Ankara, solicitando la suspensión y anulación de la decisión por considerarla ilegal y desproporcionada.

“Por supuesto, perder a un padre es difícil para cualquiera, en cualquier circunstancia”, dijo Geske a DW, al hablar sobre el asesinato de su padre. “Pero hay gente mala en todas partes del mundo. Este acto horrible ocurrió en Turquía, pero como familia, nunca culpamos a Turquía en su conjunto. No estaríamos aquí si no amáramos al pueblo turco”.

Explicó que su decisión de regresar a Turquía después de pasar un año en Alemania tras terminar el instituto fue deliberada. “Amo Turquía. Me encanta vivir aquí. En Alemania el nivel económico es más alto, pero la vida no se trata solo de eso. Mi familia y mi comunidad están aquí”, añadió.

 

Más de 200 pastores extranjeros expulsados en una década

Cengiz, que también representó a las víctimas en el juicio por el caso Zirve, dijo: “Cualquiera en su lugar habría abandonado el país inmediatamente y obrado en su contra… Pero aquí no ha sido así. Al contrario, estas personas han hecho todo lo posible por quedarse y han luchado mucho por seguir aquí desde entonces”.

Añadió que, en lugar de ser expulsada, Michal debería ser protegida y acogida por el Estado y la sociedad.

Tras la crisis diplomática por la detención del pastor estadounidense Andrew Brunson en 2016, Turquía comenzó discretamente a denegar permisos de residencia a pastores y misioneros protestantes extranjeros, según Cengiz. Aunque Brunson fue liberado en 2018 bajo presión de Estados Unidos, Cengiz asegura que las autoridades turcas continuaron echando a trabajadores cristianos.

Se calcula que unos 200 protestantes extranjeros —viéndose afectados en total entre 500 y 600 personas, contando a sus familias— se han visto obligados a abandonar el país, frecuentemente etiquetados como “amenazas a la seguridad nacional”. Esto incluye a “personas que han vivido aquí en Turquía unos 40 años, y entre ellos varios pastores”.

Cengiz señala que, aunque la justificación oficial para estas deportaciones suele ser “realizar actividades contra la seguridad nacional”, los documentos judiciales y las defensas legales en apelaciones constitucionales revelan que el verdadero motivo es el trabajo misionero. Desde el cierre del Seminario de Halki en 1971, las comunidades cristianas en Turquía carecen de instituciones para formar pastores, pero los intentos de traer trabajadores religiosos extranjeros suelen ser bloqueados.

A pesar de las garantías constitucionales e internacionales sobre la libertad religiosa, Cengiz sostiene que el gobierno está llevando a cabo, de hecho, una política para reducir la presencia de líderes cristianos, especialmente protestantes, mediante pretextos administrativos y burocráticos.

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