Un año de guerra en Sudán: “La población en general, y especialmente los cristianos, sigue sufriendo”

Más de 13.000 muertos y nueve millones de desplazados ponen el grito de alarma en uno de los conflicto más olvidados del planeta. “No recibe la misma atención que otras guerras en el mundo”, dice un cristiano en la región.

Jonatán Soriano

JARTUM · 17 DE ABRIL DE 2024 · 10:32

Soldados chadianos en un campo de refugiados sudaneses en la frontera de Sudán y Chad. / <a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:2023_Sudan_conflict#/media/File:Chadian_soldiers_at_Chad-Sudan_border_1.png">Henry Wilkins y Arzouma Kompaoré (VOA), Wikimedia Commons.</a>,
Soldados chadianos en un campo de refugiados sudaneses en la frontera de Sudán y Chad. / Henry Wilkins y Arzouma Kompaoré (VOA), Wikimedia Commons.

El 15 de abril de 2023 se levantaban columnas de humo en diferentes puntos de Jartum. Había estallado la guerra entre el Ejército regular del país, dirigido por el presidente del Consejo de transición, Abdelfattah al Burhan, y su vicepresidente, Mohamed Hamdan Dagalo (alias Hemedti), líder del grupo paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). 

Un año después, el conflicto sigue tan lejos de la paz como entonces. “La guerra continúa y no parece, según nuestras fuentes y colaboradores con los que trabajamos, que la paz vaya a llegar pronto”, explica a Fikiru Mehari, líder de operaciones de Puertas Abiertas en el este de África, a Protestante Digital.

Con cerca de 14.000 civiles muertos y más de 8.000 heridos, el conflicto ha adquirido una dimensión que preocupa a organizaciones internacionales. Desde Amnistía Internacional han lamentado que “durante un año, la población ha sido desatendida e ignorada mientras soportaba la carga de los violentos enfrentamientos”. Además, han denunciado que “la comunidad internacional no ha ejercido suficiente presión sobre las partes enfrentadas para que dejen de violar los derechos humanos de las personas atrapadas en esta guerra”.

Con más de siete millones de desplazados a nivel interno, y otros dos millones de personas en el extranjero, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el conflicto de Sudán es el responsable de la peor crisis de desplazados en el mundo, más que los de Ucrania y Gaza. “El mes pasado, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Cindy McCain, advirtió que la crisis de los desplazados también corre el riesgo de convertirse en la mayor crisis de hambre del mundo”, señala Mehari. “Es verdaderamente triste que la guerra en Sudán no reciba la misma atención internacional que otras guerras en el mundo”, agrega. 

La paz, lejos

La última vez que ambas partes se reunieron para hablar de un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento fue en enero de 2024, en Baréin. Y la reunión solo sirvió para evidenciar lo alejada que está la paz. A los sucesivos ‘alto el fuego’ violados por las tropas del Ejército regular y los paramilitares de las FAR, se suma unos objetivos que nadie está dispuesto a aceptar. 

Por un lado, el Ejército sudanés todavía integra a altos cargos de la época del régimen de Omar al-Bashir, derrocado en julio de 2019, y la institución castrense gobierna de facto el país después del Golpe de Estado de octubre de 2021 que interrumpió una transición pacífica que estaba obteniendo avances en materia de derechos humanos, entre ellos la libertad religiosa

Un año de guerra en Sudán: “La población en general, y especialmente los cristianos, sigue sufriendo”

Un campo de refugiados sudaneses en Chad. / Henry Wilkins, VOA, Wikimedia Commons.

Una de las exigencias de Hemedti es que todos esos cargos residuales de la época de la dictadura sean depuestos, sin embargo, el Ejército se niega a aceptar esta demanda y algunos analistas aseguran que si Al Burhan amagase con negociar sería derrocado por otros generales. Por otro lado, el grupo paramilitar de Hemedti, creado por Al Bashir como guardia de élite personal por si alguno de sus generales se sublevaba contra él, sigue siendo visto con mucho recelo en las filas del Ejército regular y es grande la oposición a que se hagan con el control de las fuerzas armadas oficiales, una de las demandas por las que comenzó la guerra. 

Mientras los combates se siguen concentrando en la región de la capital y en la misma Jartum, por conseguir su control, a todo esto hay que considerar otros factores, como el tribalismo, según dice Mehari. “La explicación de esto es que la guerra parece cada vez más tribal por naturaleza. Las fuerzas que respaldan al Ejército Nacional y al presidente Al Burhan, así como las que hacen lo mismo con el comandante de Hemedti, cuentan con el apoyo de sus propias tribus”, subraya. “Aunque el Ejército y las FAR intentaran mediar y decidieran hacer las paces, los jefes tribales no lo apoyarían. Esto es lo que se desprende de nuestras comunicaciones con los líderes locales y los miembros de las iglesias. Tienen que asegurarse de contar con el apoyo tribal cuando entablen negociaciones de paz”, añade.

Una violencia enquistada, dice Mehari, que provoca que “la población en general, y especialmente los cristianos, sigansufriendo”. “La pobreza del país ya presionaba a la población a ayudarse mutuamente. Y luego, debido los continuos combates, que han creado un vacío de inseguridad, tanto a las ONG como las agencias de la ONU les está resultando muy difícil desplazarse y prestar el apoyo necesario a los desplazados. Así que, una vez más, este es otro reto, porque la ayuda y el apoyo no están llegando en la medida en que la gente lo necesita”, asegura el responsable de operaciones de Puertas Abiertas en el este del continente africano.

Los cristianos, peor parados

A pesar de que la población de minorías religiosas, como los cristianos, habían comenzado a ver una apertura por parte del gobierno y leves mejoras en situación, por ejemplo con la eliminación de la pena de muerte por apostasía (del islam), la guerra ha supuesto un retroceso hasta niveles propios de la época del régimen de Al Bashir.

“Aunque todos los sudaneses sufren a causa de la guerra, los cristianos experimentan dificultades excepcionales porque no reciben el mismo apoyo de las comunidades”, asegura Mehari. “Nuestros contactos han informado recientemente de cristianos que se refugian en una iglesia o en otros lugares donde no se mezclan con el resto de la población, porque cuando se refugian con el resto de la población son discriminados por el hecho de su fe y les resulta aún más difícil sobrevivir. Si se distribuye ayuda humanitaria, los cristianos no tienen las mismas oportunidades de recibirla debido a su fe”, remarca.

“La dificultad estriba en que, antes de la guerra, los cristianos estaban en desventaja y aislados porque el país es islámico, y ahora esta guerra no traerá nada diferente porque las personas que tratan mal a los cristianos siguen en los grupos combatientes de ambos bandos”, asegura Mehari. De hecho, según detalla este responsable de Puertas Abiertas, los cristianos sudaneses no escapan ni siquiera del tribalismo. “Los cristianos proceden en su mayoría de tribus africanas, pero también hay cristianos de origen árabe. En este contexto, los cristianos se mantienen en gran medida neutrales. Su esperanza es que, en caso de que se negocie la paz, el acuerdo cuente con el apoyo de la comunidad internacional y que se haga hincapié en la libertad religiosa y otros derechos humanos básicos”, dice.

No obstante, Mehari apunta que la diplomacia política internacional no puede permitirse ningún atisbo de ingenuidad en esta cuestión. “La comunidad internacional no debe dejarse engañar pensando que Al-Burhan o Hemedti son mejores para la democracia o para los derechos de los cristianos. Ambos tienen la misma ideología y la misma práctica y experiencia, ninguno de los dos es favorable para los cristianos”, considera. En este sentido, el final de la guerra marca una necesidad previa imperiosa. “Los cristianos esperan que la comunidad internacional fomente firmemente el ejercicio de la libertad religiosa y los derechos humanos básicos cuando haya un acuerdo de paz. No sirve de nada favorecer a un grupo en detrimento del otro. Aunque ambos se acusen mutuamente de ser islamistas y de luchar contra el terrorismo, lo cierto es que los dos son islamistas en su programa”, asegura Mehari.

No dejéis de orar por una resolución pacífica”

Y es que, según explica Mehari, la paz está siempre presente en los labios de la iglesia en Sudán. “No dejéis de orar por una resolución pacífica. Es difícil encontrar las palabras exactas para orar, porque este problema es demasiado grande para que nuestros cerebros lo comprendan o traten de resolverlo. Oren para que Dios intervenga”, dice. 

Desde Puertas Abiertas aseguran haber recibido “informes de que los líderes de las iglesias están sufriendo”. “Están abrumados por la necesidad y también luchan por cuidar de sus propias familias”, dice Mehari. “Orad por los cristianos del país, especialmente vulnerables a causa de su fe. Orad para que Dios les proporcione refugios seguros y provea milagrosamente en sus necesidades básicas. También para que la ayuda humanitaria llegue a la gente y que los cristianos puedan beneficiarse de estas distribuciones. Orad para que incluso en medio de toda esta lucha el Evangelio avance a través de la iglesia. Orad por la fe de los cristianos en Sudán, para que el Espíritu de Dios los fortalezca y guíe”, pide Mehari.

 

 

Por un año más
¡Protestante Digital te necesita! Tenemos por delante un gran reto económico. Por eso, hoy te invitamos a ser parte comprometida de esta misión y desafío para asegurar y potenciar la continuidad de Protestante Digital y Evangelical Focus en 2024.

Puedes encontrar más información en apoya.protestantedigital.com.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - Un año de guerra en Sudán: “La población en general, y especialmente los cristianos, sigue sufriendo”