“Mientras los militares tengan la sartén por el mango, en Sudán es poco probable que mejore la libertad religiosa”

Días después de que los combates entre el ejército y los paramilitares estallasen en Jartum, ya hay unos 270 muertos y más de 1.800 heridos. 

Jonatán Soriano

JARTUM · 18 DE ABRIL DE 2023 · 18:40

Una columna de humo se levanta desde Jartum como consecuencia de los enfrentamientos entre el ejército y los paramilitares. / Captura de pantalla, RTVE.,
Una columna de humo se levanta desde Jartum como consecuencia de los enfrentamientos entre el ejército y los paramilitares. / Captura de pantalla, RTVE.

El derrocamiento del régimen de Omar al-Bashir en julio de 2019 abrió un escenario plagado de expectativas para muchos en Sudán. Unas expectativas que ya se vieron truncadas con el Golpe de Estado por parte del ejército dos años después, pero que ahora se han visto completamente enterradas con el último enfrentamiento entre autócratas por el control del país.

El pasado sábado 15 de mayo, el cruce de disparos entre militares de las fuerzas oficiales y paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido inundó Jartum, la capital. Desde entonces, han muerto al menos 270 personas y otras 1.800 han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos, según la OMS.

La motivación del conflicto responde a un desacuerdo entre los que son, quizá, los nombres de más peso político en la actualidad sudanesa: el del presidente del consejo de transición, el general Abdelfattah al Burhan, y el de su vicepresidente, Mohamed Hamdan Dagalo (conocido como “Hemetti”). Según la hoja de ruta para llevar a cabo la transición, este año tocaba celebrar elecciones democráticas y dar paso a un gobierno de carácter civil, pero ninguno de los militares parece estar por la labor de ello. 

Además, también tocaba implementar la nueva configuración del ejército, con la intención de depurar algunas responsabilidades de la Guerra de Darfur que todavía están impunes e integrar en un único cuerpo al ejército regular y a los paramilitares de las Fuerzas de Acción Rápida, unas tropas de élite creadas por Al-Bashir como guardia personal por si se le sublevaban sus oficiales. La raíz del desacuerdo entre Al-Burhan y Hemetti, una de las principales fortunas del país que controla a los paramilitares, tiene que ver con quién controlará el nuevo ejército sudanés. “El desacuerdo viene porque Hemetti tiene sospechas sobre quién va a controlar el nuevo ejército. Al-Burhan ha dicho que lo hará él mismo, y Hemetti también”, explica a Protestante Digital el líder de operaciones de Puertas Abiertas en el este de África, Fikiru Mehari, que ha concedido una entrevista a este medio.

“Mientras los militares tengan la sartén por el mango, en Sudán es poco probable que mejore la libertad religiosa”

Un vehículo militar patrulla una calle en Jartum. / Captura de pantalla, RTVE.

Retroceso e intereses

Antes de que los militares desplazaran a la fuerza civil en el consejo de transición, Sudán comenzó a vivir cambios notables en su legislación, sobre todo la relacionada con el derecho a la libertad religiosa. En 2020, el país eliminó la condición del islam como religión oficial del Estado y abolió la pena de muerte por apostasía. Además, anunció la normalización de sus relaciones con el Estado de Israel.

El Golpe de Estado de 2021, con la destitución de buena parte del gobierno, dio paso a un escenario de incertidumbre, mientras se reforzaba la posición del presidente transitorio y general del ejército, Al-Burhan. Lo que a muchos les pareció una regresión al contexto de la dictadura, aumentó también las tensiones entre los nuevos actores gubernamentales por ver quién se haría de nuevo con el poder en el país, un importante exportador de oro a nivel internacional que solo en 2022 vendió cerca de 41,8 toneladas de oro por un valor de 2.500 millones de dólares.

“Al-Burhan y Hemetti fueron elegidos a dedo por Al-Bashir y crecieron en rango durante sus días de liderazgo y administración”, recuerda Mehari. “Los hombres y mujeres de Al-Bashir que trabajan para su partido siguen ahí, aunque el partido esté oficialmente prohibido. Pero, en la práctica, sigue habiendo mucha gente del antiguo régimen”, añade.

Entrevista con Fikiru Mehari

Pregunta: ¿Cuál es la situación en Sudán?

Respuesta: En las últimas horas se ha informado de la llegada a Jartum de refuerzos para el ejército sudanés. Por otro lado, también se ha informado de que un refuerzo similar para las Fuerzas de Apoyo Rápido está en camino desde Darfur. Así que la situación es realmente preocupante. Si estas nuevas tropas llegan a participar directamente en los combates, esto es una indicación de que la situación va a volverse especialmente en contra de los civiles. Las bajas y los ataques militares contra edificios son muchas y las localidades cerca de Jartum estarán en peligro. 

Los combates entre el ejército regular sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido, que es un comando paramilitar bien entrenado, estallaron el sábado por la mañana y desde entonces se han sucedido las reclamaciones y ya han controlado partes de la ciudad. La gente ni siquiera puede saberlo porque se les ha dicho que no salgan de sus casas. Así que tienen que seguir las informaciones de sus fuentes, tanto del ejército sudanés como de las Fuerzas de Apoyo Rápido.

 

P: ¿Por qué ocurre esta escalada de violencia ahora?

R: La situación actual en Sudán, de enfrentamientos entre dos grupos del ejército, tiene su trasfondo. No es algo que sorprenda a los propios sudaneses porque lo estaban viendo venir. El comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido, cuyo nombre es Mohamed Hamdan Dagalo, y el comandante del ejército regular sudanés son rivales en cuanto a quién será el líder de la transición y el que más poderoso al hablar de la integración de las fuerzas militares en la nueva configuración.

Después de 2019, cuando Al- Bashir fue depuesto, mucha gente estaba esperanzada, incluida la gente de los países vecinos y también los cristianos en Sudán. Pero a medida que pasaba el tiempo empezamos a ver que los socios militares del gobierno civil se mostraban cada vez más incómodos a la hora de ceder el poder y permitir que los socios civiles introdujeran reformas, a pesar de que así había quedado claramente establecido en los documentos que formaron el gobierno de transición. 

Luego, con el tiempo, los militares decidieron que no iban a permitir el relevo civil. Así que permanecieron en la discreción hasta el 2021 y después de eso han estado al mando de todos los asuntos del país.

Pero esa oportunidad para que los militares controlen el país tiene su propio riesgo, porque el comandante de las fuerzas paramilitares, Hemetti, que es un hombre muy poderoso en Sudán, tampoco estaba contento con permitir que Al Burhan tuviera poder sin control. Así que la rivalidad entre los dos hombres ha contribuido a la tensión eventual que ha alcanzado ahora su punto álgido para resolver su conflicto con el poder militar. 

Solo arrojar un poco de luz sobre el nuevo acuerdo que se había configurado, las Fuerza de Apoyo Rápido debían integrarse en el ejército nacional. El comandante de ese grupo no está en contra de esta idea. Pero el desacuerdo viene porque Hemetti tiene sospechas sobre quién va a controlar el nuevo ejército. Al Burhan ha dicho que lo hará él mismo, y Hemetti también. Así que eso ha llevado a las tensiones y eventualmente también a un conflicto por resolver las diferencias.

 

P: Imagino que también existen intereses económicos e internacionales de por medio. Sudán es un gran exportador de oro en todo el mundo.

R: Un secreto a voces que todo el mundo sabe es que los dos generales cuentan con apoyos propios dentro de la región y fuera de ella. Aunque no podemos mencionar nombres concretos, entendemos que este tipo de intervención extranjera no puede descartarse por completo. También está el interés local de estos dos hombres y de los generales y los comandantes detrás de ellos. 

A pesar de que Al-Bashir fue depuesto, las personas en cuestión, los comandantes en el ejército y el propio Hemetti, fueron elegidos a dedo por Al-Bashir y crecieron en rango durante sus días de liderazgo y administración. Y estas personas no parece que estén dispuestas a renunciar a su influencia en el país, lo que da una oportunidad para que la influencia externa interfiera en el contexto del país. 

Debemos recordar que Sudán también es un país de mayoría islámica y la influencia del extremismo y de los radicales sigue ahí. Los hombres y mujeres de Al-Bashir que trabajan para su partido siguen ahí, aunque el partido esté oficialmente prohibido. Pero, en la práctica, sigue habiendo mucha gente del antiguo régimen.

“Mientras los militares tengan la sartén por el mango, en Sudán es poco probable que mejore la libertad religiosa”

El presidente de la junta militar al frente del gobierno de transición, Abdelfattah Al-Burhan. / Kremlin, Wikimedia Commons.

P: ¿Cómo están afrontando las iglesias en el país este escenario de confrontación, especialmente las que están ubicadas en Jartum?

R: He estado hablando estos días con uno de los líderes cristianos del país. Decía que, en los últimos años, los habitantes de Jartum nunca habían vivido una experiencia como la de presenciar enfrentamientos militares y combates en las calles, que se limitaban en gran medida a la parte occidental, donde se encuentra Darfur, y también al sur y al este del país. Pero ahora, justo ante sus ojos, la gente está muriendo y además se les pide que no salgan de sus casas. Esto afecta a la vida cotidiana. Es un gran trastorno. 

Y no sólo la vida cotidiana, sino que algunas personas que necesitan urgentemente asistencia médica se enfrentan a dificultades porque no hay transporte para llevarlas al hospital. Algunas informaciones indican que la gente ha empezado a morir por falta de asistencia médica debido a la situación en los hospitales. Algunas agencias de la ONU y otros medios de comunicación internacionales también han informado de que los hospitales también son objetivo de los combates. Así que la situación en Jartum es difícil para los residentes. Y podéis imaginar que los cristianos, que ya se encuentran en una situación difícil, afrontarán la guerra con gravedad porque no tienen a nadie cerca que les apoye, ni siquiera a sus parientes cercanos, por lo que no pueden ir a ganarse el sustento diario.

La situación para los cristianos es realmente más difícil, pero tenemos la esperanza de que si los dos generales entran en razón y detienen la guerra, la situación puede mejorar, al menos en lo que respecta a la seguridad.

 

P: ¿Cómo afectará a la libertad religiosa en Sudán cualquier tipo de escenario que surja como resultado del conflicto vigente?

R: Estuvimos en contacto con líderes cristianos justo después de la destitución de Al-Bashir en 2019 y les preguntamos si se sentían esperanzados u optimistas con la nueva configuración, que era el gobierno de transición formado en colaboración por la sociedad civil y los militares. Por aquel entonces, dijeron que eran cautelosamente optimistas. No se apresuraron a concluir que la situación iba a mejorar, porque conocían muy bien su contexto y nosotros lo entendíamos, y oramos por la iglesia y por los cristianos en el país. 

En el escenario actual, no hay ningún interlocutor civil en este contexto. No existe una confianza sólida entre los cristianos como para poder decir que quien gane de los militares será bueno para ellos. Por supuesto, la presión internacional y el apoyo de los estudiantes pueden cambiar la ecuación y contribuir a mejorar el derecho y el ejercicio de los ciudadanos. Pero, según algunos de los líderes cristianos, mientras los militares tengan la sartén por el mango y no se conceda a la población el derecho, al menos, de introducir algunas reformas importantes, es realmente poco probable que repercuta positivamente en el ejercicio del derecho a la libertad religiosa y de otros derechos en el país.

Los cristianos en Sudán piden oración. Sea quien sea el vencedor, oran para que el Señor esté a su lado y les proteja ante el agravamiento de la situación. En este momento, una de las principales preocupaciones es que los islamistas están predicando el mensaje, de nuevo, que la democracia no está ayudando. La democracia reclamada en las manifestaciones no se está materializando. Así que el islam y la sharía son la mejor manera de abordar su preocupación, dicen. Ese es el mensaje que están enviando ahora. Pero tenemos la esperanza de que el Señor intervenga y detenga este conflicto para que la situación sea propicia para ejercer la libertad religiosa.

 

P: ¿Cómo pueden orar los cristianos en España y el resto de Europa por la iglesia y la situación en Sudán?

R: Precisamente oración es lo que piden actualmente la iglesia y los cristianos de Sudán, y es un gran apoyo para ellos. Por favor, orad para que se detenga esta guerra. No tiene sentido, está haciendo sufrir a la gente. Más de 200 personas ya han perdido la vida. La mayoría son civiles que pierden la vida por el fuego cruzado y las balas perdidas. Y algunos de ellos están perdiendo la vida por falta del apoyo médico. Así que, por favor, orad para que esta guerra se detenga y estos generales entren en razón y paren y empiecen a resolver sus diferencias de manera pacífica. Y pidamos también al Señor que dé realmente acceso y oportunidad a la comunidad internacional para hablar con estos hombres directamente. 

Otro punto por el que orar es por la seguridad y el bienestar de los cristianos en estos tiempos difíciles. Los cristianos en Sudán ya han sufrido durante mucho tiempo por sus derechos. Y cada vez que reclamaban el ejercicio de la libertad religiosa, eran maltratados. Algunos de ellos condenados y encarcelados por espionaje contra su país, lo cual era falso.

Los cristianos en Sudán también piden oración por seguridad en este contexto, porque la mayoría de ellos también están luchando para ganar el pan de cada día. Ahora, a la gente no se le permite ir a trabajar. Esto tendrá su efecto pasados los días. Así que oremos por esta situación y para que se mantengan a salvo. 

Por último, oremos por el futuro de Sudán. Como he explicado antes, si los islamistas son capaces de recuperar de nuevo su influencia, eso sería realmente duro para el país. Pero no sólo para Sudán, sino en realidad para toda la región. Sudán es el mayor país islámico de la región. Tiene mucha influencia en los países vecinos. Comparte fronteras, grupo étnico e idioma. Así que tiene influencia y efecto en la zona. Oremos para que la situación se resuelva y para que los islamistas no se hagan con el poder al final del conflicto.

La WEA: "Permanecemos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en Sudán"
La Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés) y la Asociación de Evangélicos en África (AEA, por sus siglas en inglés) han reaccionado a los acontecimientos en Sudán. Ambas entidades se muestran "profundamente preocupadas por la escalada de violencia en el país" y piden oración a las iglesias evangélicas de todo el mundo "durante este tiempo difícil".

"Permanecemos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en Sudán, que experimentan los efectos de este conflicto de primera mano", dicen. "Oramos para que la paz sea restaurada en Sudán, por la seguridad de todos los ciudadanos y para que las partes en conflicto busquen soluciones pacíficas a la crisis en curso", añaden.

También hacen un llamado a la Unión Africana a colaborar con la comunidad internacional para "apoyar a Sudán en la búsqueda de una solución duradera para la crisis actual y que vaya también a la raíz de las causas del conflicto".

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - “Mientras los militares tengan la sartén por el mango, en Sudán es poco probable que mejore la libertad religiosa”

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