“La iglesia llama a las relaciones y la promoción LGTBIQ+ claramente como pecado”, dice la Alianza Evangélica de Kenia
Mientras el matrimonio homosexual sigue siendo ilegal en el país, el Tribunal Supremo ha reconocido ahora el derecho de la comunidad LGTBIQ+ a registrar una organización de forma oficial.
NAIROBI · 03 DE MARZO DE 2023 · 13:08
El debate sobre la familia y la sexualidad se ha agitado en Kenia después de que el Tribunal Supremo haya reconocido el derecho de la comunidad LGTBIQ+ a registrar una organización de forma oficial ante el Estado. La Corte ha fallado ahora (3 votos a favor y 2 en contra) a favor del recurso presentado por grupos homosexuales y ha dictaminado que la junta nacional encargada de aprobar a las organizaciones se equivocó al vetar la inscripción de la Comisión Nacional Gay y Lesbiana de Derechos Humanos (NGLHRC, por sus siglas en inglés) en 2013.
Aunque la resolución judicial no altera el estado de ilegalidad en el que se encuentra el matrimonio homosexual en el país, la decisión ha despertado reticencias en parte de la comunidad evangélica, que se fijan en la situación en occidente. “Esta sentencia no solo es repugnante, sino también contraria a la cultura keniata y al orden natural”, aseguran desde la Alianza Evangélica de Kenia (EAK, por sus siglas en inglés), a través de un comunicado que firman su presidente, David Oginde, y su secretario general, Nelson Makanda.
La entidad, miembro de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés) consideran que la decisión del Supremo “abre una puerta a los objetivos de los homosexuales que están proscritos por el Código Penal, incluidos los matrimonios entre personas del mismo sexo” y remarcan que en su cosmovisión bíblica entienden el matrimonio como “la unión heterosexual entre un hombre y una mujer”. “Cualquier desviación de este orden natural del acto sexual y matrimonio como fue diseñado por Dios es pecado. La iglesia llama a las relaciones y promoción LGTBIQ+ claramente como pecado”, dicen.
Un debate de largo recorrido
Mientras en la prensa generalista, sobre todo la anglosajona, se repiten los reportajes y las entrevistas de figuras del movimiento LGTBIQ+ en Kenia, denunciando su situación legal, en el país el debate lleva años en el primer plano. Incluso entre las figuras más destacadas del ámbito político. El presidente William Ruto, ganador de las elecciones en 2022, ha asegurado que nunca permitirá el matrimonio homosexual en Kenia porque “va en contra de la cultura y las creencias religiosas del país”.
Por su parte, la directora ejecutiva de la Comisión Nacional Gay y Lesbiana de Derechos Humanos, Njeri Gateru, ha señalado que “la decisión del Tribunal Supremo de confirmar las sentencias de los tribunales inferiores es un triunfo de la justicia y los derechos humanos”. “En un momento en el que la comunidad LGTBIQ+ keniana denuncia el aumento de los ataques y la violencia, esta decisión confirma el espíritu y la intención de la Constitución de proteger a todos los kenianos y garantizar sus derechos”, ha añadido.
Desde la Alianza Evangélica lamentan haber “dado una puerta a los jueces liberales para que hagan leyes para 50 millones de kenianos a través de sus sentencias, incluso cuando son obviamente subversivas”.
Postura unánime, en general, entre los protestantes y evangélicos
En general, las distintas denominaciones protestantes y evangélicas han mostrado una oposición unánime ante lo que consideran cualquier progreso legal del movimiento LGTBIQ+ en Kenia. Prácticamente tan unánime como el veto a la política en los lugares de culto. La Alianza Evangélica no ha sido la única en manifestarse públicamente de una forma tan rotunda. Ya en 2019, el liderazgo de la Iglesia Metodista Unida en el país aseguró su rechazo al matrimonio homosexual.
“En África hay personas que contraen matrimonios polígamos y otras que practican la mutilación genital femenina, pero nunca hemos defendido que estas cuestiones sean universales”, aseguraba Wilton Odongo, un reverendo metodista de Kayole. “No queremos que el tema se incluya en la iglesia porque es un pecado. Dios lo prohíbe”, añadía.
En 2016, el entonces líder de la Iglesia Presbiteriana del Este de África (PCEA, por sus siglas en inglés), David Gathanju, señalaba que denunciaban “todas las formas de pecado que incluyen, pero no se limitan a, la homosexualidad, el lesbianismo y la adoración del diablo”.
No obstante, en los últimos años también han surgido figuras en el ámbito religioso que defienden la legalización del matrimonio homosexual y la protección de la comunidad LGTBIQ+ en el país. Además, han aparecido algunos movimientos religiosos vinculados exclusivamente a esta cuestión, como la Comunidad Cosmopolita de Afirmación (CAC, por sus siglas en inglés), que “reconforta a la gente y hace comprender que, aunque seamos homosexuales, somos amados por Dios y tenemos todo el derecho a alabar a Dios”. En un discurso completamente contrapuesto al de la mayoría de denominaciones cristianas en el país, readaptan el texto bíblico hasta el punto de afirmar que “donde hay dos o tres gays reunidos, Dios está en medio de ellos”.
El debate sobre esta cuestión en Kenia, pues, no es sencillo y el hecho de que se plantee desde la confrontación no parece favorecer la convivencia. Desde la Alianza Evangélica piden “a la Fiscalía General que invoque inmediatamente la jurisdicción consultiva del Tribunal Supremo sobre asuntos de importancia general y nacional para solicitar una opinión consultiva sobre las preocupaciones más amplias en torno a la promoción de los derechos LGTBIQ+”. También piden “a la Asamblea Nacional que promulgue legislación que limite expresamente la libertad de asociación de grupos que promuevan prácticas ilegales que puedan ser contrarias a los valores religiosos, morales y culturales del pueblo de Kenia”.
La EAK pide no seguir “un camino que conduce a la bancarrota espiritual y moral”
Además de pedir a los tres jueces del Tribunal Supremo que han votado a favor de la apelación de la comunidad homosexual que “reconsideren” su decisión, también opinan que “los líderes nacionales y los tres brazos del gobierno deben hablar la misma voz y llevar a los kenianos a conocer, seguir y hacer lo que es correcto y natural”. “Esta sentencia es un duro golpe a nuestro deseo de alcanzar el pilar social en nuestra agenda 2030. Por lo tanto, nuestros líderes deben trabajar juntos para remediar este error antes de que se trague a nuestra pobre nación”, añaden.
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