A mediados de julio, una serie de intensas precipitaciones provocaron graves inundaciones en el noroeste de Europa, sobre todo en los estados alemanes de Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Sarre, y también en Bélgica. Cerca de 200 personas han muerto y decenas permanecen todavía desaparecidas, mientras los equipos de rescate continúan trabajando en las zonas más afectadas.

Además de las pérdidas humanas, el temporal ha provocado grandes daños materiales en infraestructuras básicas, como carreteras y edificios públicos, y también en viviendas y propiedades privadas. Algunas de las iglesias evangélicas en el territorio también han sufrido daños en sus locales.

Es el caso de la comunidad ‘El puente’, en la ciudad belga de Eupen. Se trata de una congregación nueva en la ciudad, resultado de un ministerio de plantación de la Iglesia Pentecostal de Santidad de Bélgica, y que comenzó las reuniones hace apenas un año. “Hace unos 18 meses, comenzamos con una reunión de estudio bíblico en el restaurante McDonald's en Eupen. Luego trasladamos nuestras reuniones al parque, cerca de nuestra ubicación actual en la calle Unterstadt. Con un paso de fe, decidimos alquilar un local de 80 metros cuadrados, un bajo comercial que consta de cocina, comedor, sala de cultos y también una pequeña oficina. En octubre de 2020, inauguramos la iglesia en la calle Unterstadt. Actualmente somos 3 familias y tenemos un promedio de asistencia de 15 personas cada domingo: 10 adultos y 5 niños”, explica el pastor de la iglesia, Mark McClung.

“Nuestro local está ubicado a unos cien metros del río Weser, en la parte baja de Eupen. Nos enteramos de la inundación mientras volábamos de vuelta de nuestras vacaciones en Alemania. El domingo 17 de julio, por la mañana, fuimos al local de nuestra iglesia y descubrimos que prácticamente todo estaba muy dañado. El agua había subido más de un metro en el interior, cubriendo todo con una capa de agua fangosa”, asegura.

En Verviers, una localidad cercana a Eupen, el pastor de la iglesia de Asambleas de Dios en el municipio, Samuel Evans, informa de que las inundaciones les han roto el calentador y que “el sótano y parte de la planta baja se han llenado de agua”, aunque la sala de cultos no ha quedado afectada. “Tuvimos que vaciar el sótano con la maravillosa ayuda de unos voluntarios durante toda una semana. Ahora estamos esperando que venga el seguro para que nos ofrezca una cantidad que nos permita reparar todo sin muchos problemas económicos”, dice.

Cooperación y ayuda de voluntarios

Muchas iglesias protestantes de la zona afectada se han volcado de forma inmediata en la ayuda a sus vecinos y comunidades. “Intentamos ayudar donde podamos. Distribuimos alimentos en zonas afectadas por el desastre o en centros que las atienden, hemos ofrecido panes con salchichas y sopa a la gente después del culto del domingo, y desde el principio hemos organizado una mesa de café en la calle con tortas, panqueques, sopa y agua. Sobre todo, es una oportunidad para conversar con los vecinos y transeúntes, algunos de los cuales nos cuentan historias bastante impactantes”, subraya Evans, desde la iglesia en Verviers. La comunidad solo ha visto interrumpida su actividad el primer jueves después de las inundaciones, cuando cancelaron la reunión de oración para limpiar el local. Sin embargo, ese mismo domingo ya celebraron el culto de forma habitual.

Pero además de ofrecer ayuda, las iglesias también han sido lugar de encuentro de vecinos y voluntarios de diferentes ciudades, que han colaborado en las labores de limpieza y restauración de los locales. Es el caso de la comunidad ‘El puente’, en Eupen, que ha sufrido más daños y que, por ahora, no puede reunirse en su local. “Nos han dicho que la restauración puede llevar entre seis y ocho meses”, ha señalado McClung . “Las inundaciones han dañado un teclado, una guitarra, un amplificador, una mesa de sonido, una cámara de video, un sofá, 20 sillas, una mesa de comedor, un escritorio de oficina con su silla, cuatro mesas y una nevera. Lo habíamos comprado todo el año pasado. También hemos tenido que tirar muchas otras cosas pequeñas”, ha añadido.

Según explica este pastor, “ha habido una verdadera actitud de solidaridad y voluntad de servicio en este momento de crisis”. “Mucha gente, totalmente desconocida, ha venido y se ha ofrecido como voluntaria para ayudarnos con la limpieza y sacar los muebles a la calle. Cuatro hombres del vecindario han trabajado durante un par de horas rompiendo las tablas del suelo dañadas. Las habitaciones estaban completamente destrozadas. El pastor Bill Schwartz, que lidera la iglesia de ‘El Puente’ en Bruselas, ha traído un equipo de personas de las iglesias en Bruselas y Amberes, junto con mucha agua y suministros para distribuir en la comunidad. Juntos éramos 15 personas trabajando. La ciudad ha instalado grandes contenedores de basura y el equipo ha trabajado limpiando las pilas de escombros de la calle. También han ayudado a nuestro arrendador y vecinos, tirando sus escombros en los contenedores”, asegura McClung.

Desde Verviers, también dicen haberse “beneficiado de mucha solidaridad por parte de otras iglesias en Bélgica”. “Desde el principio, los pastores nos contactaron para ofrecer su apoyo, algunas iglesias enviaron dinero para nuestra comunidad o para ayudar a las víctimas, varias iglesias trajeron comida, agua, productos de limpieza, mantas, etc. También ha venido un equipo de voluntarios desde Bruselas y nos han enviado donativos desde Amberes. Todo esto además de las donaciones recibidas de la gente de nuestra propia iglesia. También han venido cristianos de Malmedy y Namur para ayudarnos a vaciar el sótano”, relata Evans.

Sin daños notables, más allá de los locales de culto

Desde Eupen, el pastor McClung asegura que “las inundaciones no han dañado ninguna de las propiedades o casas de los miembros de la iglesia”. En el caso de su comunidad, es el local en el que se reunían el que se ha llevado la peor parte. Por ahora, han tenido que cancelar la retransmisión de sus cultos, porque el equipo que tenían para hacerlo ha quedado inutilizado, y también han trasladado alguna actividad entre semana a un parque público. “El seguro cubrirá aproximadamente la mitad de nuestras pérdidas. Algunos amigos e iglesias nos envían donativos para ayudarnos a relanzar la iglesia”, señala.

“Afortunadamente, una iglesia protestante, la Johanneskirche, en la ciudad vecina de Kelmis, nos ha ofrecido el uso de sus instalaciones para nuestros cultos dominicales. Ya, el 25 de julio, nuestra pequeña congregación se reunió allí para adorar. Estamos muy agradecidos por este arreglo temporal y a la compasión que se nos ha brindado después de saber acerca de nuestra pérdida”, dice McClung.

En Verviers, aunque “la mayoría de los miembros de la iglesia no se han visto demasiado afectados” por las inundaciones, según ha explicado el pastor de la comunidad, Samuel Evans, sí hay varias personas que se quedaron sin electricidad y la han ido recuperando paulatinamente. “Una persona tuvo que ser rescatada de su azotea, y otra tiene desperfectos en su terraza. El hijo de otra persona que solía venir a la iglesia tiene cubierta de agua la mitad de la planta baja de su casa, aunque ha podido salvar algunas cosas”, subraya.

“Nuestra casa está construida sobre la Roca”

A pesar de los desperfectos y los contratiempos sufridos por el temporal, tanto en Eupen como en Verviers, las iglesias consultadas para este reportaje se muestran animadas con el futuro a corto plazo. “Nadie en nuestra congregación está desanimado. Esto son solo pérdidas materiales. Nuestra fe en Cristo no se ha tambaleado. Su Reino nunca pasará. Nuestra ‘casa’ está construida sobre la Roca. Permanece para siempre”, dice McClung.

En Verviers, también reconocen la oportunidad del momento para continuar sirviendo. “Estamos empezando a ver de forma más clara y a aprovechar las oportunidades para mostrar que los cristianos están ahí, pero queremos estar ahí a largo plazo, ya que todavía habrá personas necesitadas en las próximas semanas e incluso meses. Así que estamos intentando forjar vínculos, por ejemplo a través del café o de la distribución de alimentos y productos de primera necesidad en los vecindarios afectados. La retroalimentación que recibimos es muy positiva y alentadora”, señala Evans.

El pastor también pide oración “para que, a través de los contactos que hacemos con los cafés o los repartos, las personas algún día quieran abrir la puerta de la iglesia para asistir a una reunión y que puedan entregar sus vidas a Jesús”. “Orad por nuestro testimonio, por sabiduría en lo que hacemos con lo que recibimos, por una renovación de las energías de todos, porque todos están cansados, y por la gente que ya estaba luchando económicamente y ahora está aún peor”, añade.