Beirut, un año después de la explosión: “Orad por energías renovadas para hacer el trabajo”
En medio de la enorme crisis económica, la desesperanza se extiende entre la población, dice Wissam Nasrallah, un cristiano libanés. “Es para un momento como este que el Señor ha llamado a la Iglesia a estar presente y activa”.
Didomi, Evangelical Focus · BEIRUT · 04 DE AGOSTO DE 2021 · 11:15
El 4 de agosto de 2020, una explosión masiva en Beirut provocó una tragedia que se espera que deje una profunda huella en la población del Líbano en los próximos años.
Se habían incendiado accidentalmente 2.750 toneladas de nitrato de amonio después de que se almacenaran de manera insegura en un almacén del puerto de la capital libanesa. 218 personas murieron, más de 7.000 resultaron heridas y un tercio de los edificios de la ciudad se vieron gravemente afectados, dejando a decenas de miles sin hogar.
El impacto para este pequeño país árabe, de unos 6 millones de habitantes, ha dejado a su sociedad en una crisis económica aún peor de la que ya arrastraban. Los cortes de energía, la escasez de combustible y medicamentos, las altas tasas de inflación y una crisis de refugiados no resuelta (el Líbano tiene la proporción más alta de refugiados por población) hacen que muchos piensen que no hay esperanza para el futuro del país.
Pero, ¿cómo ven la situación los cristianos del país, de mayoría musulmana? Wissam Nasrallah, director de operaciones de la Sociedad Libanesa para el Desarrollo Social y Educativo (LSESD, por sus siglas en inglés), una organización de carácter cristiano, ha expresado sus pensamientos y sentimientos en una conversación en el podcast Didomi, dirigido por un colectivo de cristianos comprometidos con la paz y la justicia. (Puede escuchar la conversación completa en inglés al final de este artículo).
Wissam Nasrallah: “Una espiral interminable”
En los últimos meses, muchas familias lo han perdido todo, dice Nasrallah hablando desde el Líbano. Hay una “inflación terrible” y una “espiral interminable” aparentemente que va hacia abajo.
“Ha sido muy difícil ver a muchos salir del país”, y “ha sido muy desmoralizante ver a la gente a tu alrededor sin esperanzas de cambio”. Los libaneses han sido tradicionalmente conocidos por su resistencia, pero este carácter ha sido puesto a prueba durante demasiado tiempo, dice este líder cristiano local. “La realidad más dura es la sensación de que tenemos que correr constantemente, sin saber la distancia que tenemos que correr, sin tener el final a la vista”.
Las crisis de los últimos años han “cambiado completamente nuestras expectativas y estándares”. “El otro día, por ejemplo, algo tan simple como poder llenar el depósito del coche con gasolina, me pareció un logro”, añade.
Un país y una sociedad que se describió como la excepción positiva en la región y que ya no se ve así. “Nos hemos dado cuenta de que somos un país del tercer mundo”, apunta Nasrallah.
El día de la explosión
El día de la explosión masiva, Nasrallah y otros estaban en su lugar de trabajo fuera de la ciudad. Recuerda que “todo tembló”. “Primero pensamos que era un ataque aéreo. Cuando nos dimos cuenta de que [la explosión] estaba a muchos kilómetros de Beirut, fue impactante”.
Nasrallah recuerda esas horas y también que “fue un momento de total horror, especialmente cuando comenzamos a ver las primeras grabaciones en Whatsapp […] Al instante comenzamos a llamar a amigos y familiares. La mayoría de las líneas telefónicas estaban muertas, por lo que fue un momento muy estresante”. Horas después de la explosión recuerda haber sentido tanto “rabia” como “esperanza”, porque pensó que “algo cambiaría en nuestro país”.
Buscando apoyo internacional
Los días posteriores a la tragedia, el equipo de la Sociedad Libanesa para el Desarrollo Social y Educativo comenzó a ponerse en contacto con colaboradores de todo el mundo para recabar apoyo y reaccionar ante la abrumadora situación. “Sabíamos que esta crisis adicional requeriría muchos meses de arduo trabajo”.
Ahora, un año después, la realidad más “exasperante” de lo que Nasrallah describe como una “negligencia criminal”, es que la investigación aún está en curso. “Nos prometieron resultados rápidos, pero es seguro decir que ya no tenemos esperanzas en la investigación. Está mezclada con una intromisión política sucia y conspicua”, remarca.
Pero esto no es nuevo. Hay “una historia de falta de justicia en el Líbano”, explica Nasrallah, y “siempre hay alguien más a quien culpar”.
“No sabemos cómo pueden ir a mejor las cosas en este momento, solo estamos orando por una intervención piadosa en este instante”, explica el líder cristiano. “La gente se siente desesperada en este tiempo. Si sucede algo tan grande y nada cambia, ¿qué podría hacer que las cosas cambien?”, se pregunta.
Una realidad desalentadora, una perspectiva de fe
“Si quiero pensar en la situación de manera racional, hay muy pocas esperanzas, la mejor opción es recoger e irme. Pero luego, cuando miras la situación desde la perspectiva de la fe, comienzas a ver las cosas de manera diferente. Aquí es donde los cristianos estamos llamados a ser sal y luz ”, considera.
Nasrallah subraya que “es por un momento como este que el Señor ha llamado a la iglesia a estar presente y activa, sirviendo y testificando”.
Un ejemplo de las dificultades a las que se enfrenta el país es la crisis de refugiados en el Líbano, que se ha prolongado durante 10 años. Se estima que hay 1,2 millones de refugiados de Siria, Irak y Palestina que viven en un país con recursos limitados. “Cuando miras nuestra situación desde una perspectiva política, es un completo desastre. Pero luego la miras desde una perspectiva de fe, y ves a estas personas como personas a las que Dios ama”, dice.
Las iglesias y su trabajo
¿Cuál ha sido el énfasis de los grupos y comunidades cristianas en el Líbano en el servicio a sus vecinos? “Ha sido abrumador para todos nosotros. Ha sido una crisis tras otra. Comenzó con la crisis de refugiados sirios, luego la crisis económica libanesa, el colapso financiero, luego la Covid-19 y la explosión del puerto. La mayoría de nuestros colaboradores [de la LSESD] son iglesias pequeñas y tienen que cambiar, adaptarse y responder constantemente a las nuevas necesidades”, explica. Y esto ha supuesto “mucho peso sobre los hombros de los pastores y obreros cristianos sobre el terreno”.
“Las iglesias están haciendo su trabajo y vida a la vez. Necesitamos mantenernos enfocados en el lado pequeño de las cosas. Esta es la esperanza que tenemos, que el trabajo que estamos haciendo no sea en vano”, añade.
Oración por el Líbano
En un contexto de gran sectarismo religioso y pluralidad provocado en parte por las guerras civiles de los años 70 y 80, la organización que lidera Nasrallah “distribuye y trabaja con todos los grupos sin discriminación, independientemente de su afiliación política o religiosa”. “Y abogamos por los derechos de los más vulnerables de todos los grupos religiosos”, apunta.
“Orad por energías renovadas y un enfoque y resistencia también renovados para continuar haciendo el trabajo y no perder la esperanza. Y orad por los pastores y obreros sobre el terreno, que día tras día hagan lo mejor que puedan para servir a los demás pero también para cuidar de sus propias familias”, dice Nasrallah.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - Beirut, un año después de la explosión: “Orad por energías renovadas para hacer el trabajo”
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