Turquía desafía la laicidad del Estado al convertir una histórica basílica en mezquita
Con el apoyo del Tribunal Supremo, el ejecutivo turco ha iniciado, no sin polémica, los preparativos para la transformación del histórico edificio.
ESTAMBUL · 13 DE JULIO DE 2020 · 11:00
Han pasado 86 años desde que el primer presidente de la República de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk, convirtiese la icónica basílica cristiana bizantina del siglo VI de Santa Sofía en un museo, en 1934. Sin embargo, el Consejo de Estado Turco, equivalente al Tribunal Supremo, ha anulado dicha decisión, ratificando el deseo del ejecutivo del ejecutivo actual, de reconvertir el edificio en una mezquita.
Una medida que emula la del sultán otomano Mehmed II, que en 1453 conquistó Constantinopla y transformó la iglesia en un espacio islámico de propiedad personal y utilizado para fines religiosos. “Vamos a abrir Santa Sofía al culto como una mezquita preservando su carácter de herencia cultural común de la humanidad. Haremos rápidamente los preparativos para abrir al culto Santa Sofía el próximo 24 de julio. Entrar será gratis. Es el derecho soberano de Turquía decidir para qué propósito se utilizará Santa Sofía”, ha remarcado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
La decisión del ejecutivo turco, respaldada ahora por la máxima institución de la Justicia nacional, ha despertado reacciones críticas desde diferentes ámbitos, sobre todo el político y el religioso, y acusaciones que apuntan a una violación de la laicidad y el pluralismo del Estado.
Voces críticas en el ámbito internacional
Una de las primeras instituciones en expresar su recelo respecto a la decisión de Turquía ha sido la UNESCO, que ha señalado que Santa Sofía se encuentra en su lista de Patrimonio Mundial y que como tal, mantiene una serie de compromisos y obligaciones. “Un Estado tiene que asegurarse de que ninguna modificación socava el destacado valor universal de un lugar listado en su territorio”, han asegurado. Al mismo tiempo, han recordado que “cualquier modificación debe ser notificada de antemano y revisada, en caso de necesidad, por el Comité del Patrimonio Mundial”.
Algunos de los países vecinos también han lamentado la decisión del ejecutivo turco. En Grecia, además de haberse producido protestas en la ciudad de Tesalónica, el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, ha afirmado que se trata de “una decisión que ofende a todos aquellos que reconocen Santa Sofía como una parte indispensable del patrimonio cultural mundial”. También el ministro de Asuntos Exteriores chipriota, Nichos Christodoulides, ha “condenado enfáticamente la acción de Turquía sobre Santa Sofía” y ha apuntado que se trata de “un esfuerzo de distraer la opinión doméstica” y ha pedido al gobierno turco que “respete las obligaciones internacionales”.
“Un día triste para los cristianos y para quienes creen en un Turquía plural”, manifestaba el diputado turco de origen armenio Garo Paylan tras conocer la decisión del Consejo de Estado Turco.
Reacciones religiosas
Además de las perspectivas cultural y política, diferentes líderes y comunidades religiosas también han manifestado su rechazo sobre la transformación de Santa Sofía en una mezquita. Es el caso de la Iglesia Ortodoxa de Rusia. Hace unos días, su patriarca Kiril I decía sentirse “profundamente preocupado por los llamamientos de algunos políticos turcos para revisar el estatus museístico de Santa Sofía”. “Espero prudencia del gobierno turco. Mantener el actual estatus desarrollará aún más las relaciones entre los pueblos de Rusia y Turquía y fortalecerá la paz y la armonía interreligiosas”, afirmaba. Un llamado que apenas una semana después era ignorado. “Es lamentable que esas palabras (la del patriarca Kiril I) hayan sido desoídas”, ha espetado el portavoz de Iglesia Ortodoxa de Rusia, Vladímir Legoida.
También desde el Vaticano, el Papa Francisco ha lamentado la decisión de la justicia y del gobierno turcos. “Mis pensamientos están con Estambul. Pienso en Santa Sofía y me duele mucho”, ha subrayado.
Desde la organización ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias, que dice representar a 500 millones de cristianos en el mundo, también se han sumado a los reproches por la acción y han enviado una carta de protesta al presidente Erdogan. “Al decidir convertir de nuevo Santa Sofía en una mezquita has revertido el signo positivo de apertura de Turquía y lo has cambiado por un signo de exclusión y división”, ha apuntado el secretario general de la entidad, Ioan Sauca. La decisión, ha reiterado, “creará inevitablemente incertidumbres, sospechas y desconfianza, socavando todos nuestros esfuerzos de reunir a gente de diferente fe en una mesa de diálogo y cooperación”.
Según una encuesta realizada en junio, el 47% de la población estaba a favor de que Santa Sofía abriese sus puertas como una mezquita, mientras que el 39% se mostraba en contra. La basílica fue el museo más visitado el año pasado en Turquía, recibiendo a más de 3,7 millones de visitantes.
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