La Alianza Evangélica Brasileña acusa a Bolsonaro de “dividir al país” en un momento de crisis
A través de una “nota de repudio”, la entidad lamenta que el presidente “desprecie las orientaciones de la OMS”.
BRASILIA · 21 DE ABRIL DE 2020 · 13:45
La crisis de la Covid-19 en Brasil, el país más afectado por la enfermedad en Latinoamérica, se ha convertido también en una crisis política. Las diferencias manifiestas entre el presidente, Jair Bolsonaro, y miembros de su propio gabinete o gobernadores regionales, han hecho que la gestión que el ejecutivo está haciendo de la epidemia genere unos adeptos cada vez más radicalizados o una oposición frontal a la que se siguen sumando diferentes colectivos.
“Necesitamos tener un discurso unificado. [Porque] el brasileño está en la duda. No sabe si escuchar al ministro de Salud o al presidente”, decía el ya exministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, hace unos días en una entrevista televisada. Poco después, Bolsonaro anunciaba su cese como “un divorcio consensuado”, aunque en Brasil la opinión pública en general tiene claro que la ruptura ha venido dada por las discrepancias del exministro respecto al presidente, en cuanto al levantamiento del confinamiento y las medidas de prevención.
Y es que para el presidente de Brasil, partidario de comenzar a levantar el confinamiento y las medidas de prevención que se activaron hace apenas un mes porque están “destruyendo puestos de trabajo”, el coronavirus no va a tener el mismo impacto en el país que en Estados Unidos porque “el brasileño salta a la alcantarilla, bucea y no coge nada”. “Creo que muchas personas ya han sido infectadas en Brasil, hace semanas o meses, y ya tienen anticuerpos que ayudan a que no prolifere”, ha asegurado el mandatario hace poco.
La gota que ha colmado el vaso para muchos colectivos, entre ellos la Alianza Cristiana Evangélica de Brasil, miembro de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés), ha sido la aparición del presidente, ignorando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, en una manifestación celebrada este domingo en Brasilia para protestar contra la cuarentena y en la que se ha pedido el cierre del Congreso y la intervención del ejército. “Todos hemos jurado dar la vida por la patria y vamos a hacer lo que sea posible para cambiar el destino de Brasil. Nosotros no queremos negociar nada. Queremos acción por Brasil”, ha dicho subido a una camioneta en la concentración.
“El presidente insiste en dividir el país”
A través de un comunicado, desde la Alianza Cristiana Evangélica de Brasil han “repudiado vehementemente la participación del presidente Bolsonaro en una manifestación claramente antidemocrática”. “La presencia del presidente en un acto donde los manifestantes llevaban banderas y gritaban palabras defendiendo el cierre del Congreso, del Tribunal Supremo Federal y un golpe de Estado a través de una intervención militar atenta contra la Constitución”, afirman.
Desde la entidad consideran que, asistiendo a la concentración, Bolsonaro “demostró desprecio por las recomendaciones de la OMS, el ministerio de Salud y los secretarios estatales y municipales a favor del aislamiento social para combatir la proliferación de la Covid-19”. Lo que valoran como un “desprecio por la salud de las personas”.
Además, han lamentado que “en un momento en que los valores del evangelio como la solidaridad, la fraternidad y la unidad deberían ser balizas para afrontar la enfermedad, infelizmente el presidente insiste en dividir al país al que debería servir”.
Iglesias brasileñas ante la epidemia
Algunos medios se han hecho eco de que diferentes megaiglesias en el país han seguido manteniendo su actividad. No es la realidad general ni mucho menos. Así lo refleja un artículo publicado hace unas semanas por Christianity Today, con el título ¿Por qué las iglesias brasileñas cerraron, a pesar de que el presidente Bolsonaro no esté de acuerdo, y que recoge el testimonio de diferentes pastores y líderes evangélicos brasileños que han optado por seguir las recomendaciones sanitarias y cerrar iglesias y seminarios en el país. Y es que, según el redactado, el mandatario había publicado en redes sociales un vídeo en el que una mujer decía: “Abrid las iglesias, por favor, las necesitamos”.
“Siguiendo las recomendaciones de las autoridades, hemos suspendido nuestros servicios durante un tiempo como prevención”, explica en el artículo el pastor de la Primer Iglesia Presbiteriana de Recife, de unas 800 personas, Augustus Nicodemus Lopes. O también, el pastor de la Iglesia Presbiteriana de Tambaú y también presidente del sínodo de Paraíba, Robinson Grangeiro, que asegura que “a pesar del gran valor de la celebración comunitaria del pueblo de Dios, el entendimiento es que, en una situación de claro riesgo de contagio y muerte, nuestra teología nos instruye claramente en una participación ciudadana consciente y colaboradora”. Desde Sao Paulo, el pastor de la Iglesia Bautista de Morumbi, Lisânias Moura, dice que tomaron “la decisión de no tener cultos presenciales antes de que el gobierno lo pidiese”.
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