Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

Rassam fue diplomático, explorador, escritor, y arqueólogo. Sus excavaciones tuvieron un valor histórico incalculable, reafirmando la historicidad bíblica en relación a Asiria y Persia.

13 DE OCTUBRE DE 2025 · 12:15

Hormuzd Rassam (1826-1910): diplomático, explorador, escritor, arqueólogo.,
Hormuzd Rassam (1826-1910): diplomático, explorador, escritor, arqueólogo.

Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes.
En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos: los jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas,
y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río.

Esdras 4:8-10

 

Hormuzd Rassam (1826-1910) es uno de los personajes más extraordinarios de la historia de la arqueología: diplomático, explorador, escritor, arqueólogo. Fue también el primer asiriólogo originario del actual Irak. Hasta bien entrado el siglo XX, la arqueología era una obsesión y un pasatiempo de un puñado de aventureros de origen europeo; los residentes locales de lugares como Egipto e Irak eran contratados con salarios bajos para realizar el duro trabajo de excavación, trabajando para arqueólogos que venían de Londres, París o Berlín para llevar a cabo las excavaciones, los cuales se llevaban los objectos encontrados a sus respectivos países.

Descendiente de la antigua estirpe asiria (los cristianos de Irak decían ser descendientes de los asirios), Hormuzd Rassam fue el primer arqueólogo en cruzar esta barrera étnica, y ascendió rápidamente desde una posición subordinada hasta hacer carrera como arqueólogo y diplomático, empleado por el Museo Británico como director de importantes expediciones y por el Ministerio de Asuntos Exteriores Británico como agente político. También se convirtió en autor, escribiendo artículos para sociedades científicas y publicando dos interesantes libros: uno sobre su carrera arqueológica y otro sobre su aventura diplomática más peligrosa, una misión para rescatar a los rehenes del rey de Abisinia. Sin embargo, mucho antes del final de su larga vida, Rassam vio cómo sus libros caían en el olvido, sus logros se atribuían a otros y su propio nombre era borrado de las placas en las cuales aparecían los nombres de los descubridores de objetos arqueológicos en el Museo Británico.

Hormuzd Rassam nació en Mosul en 1826, siendo el menor de ocho hermanos, de padre iraquí y madre siria. Mosul era el hogar de árabes, kurdos y cristianos caldeos, todos ellos bajo el dominio, a veces duro y a veces indiferente, del Imperio Otomano. Los Rassam eran caldeos, descendían de los primeros habitantes asirios de la zona, muchos de los cuales se habían convertido al cristianismo alrededor del siglo IV de la era cristiana.

Durante el siglo XIX, varios europeos habían llegado a Mosul con el objetivo de comercializar con las provincias de lengua árabe del Imperio Otomano, entre ellos un misionero anglicano llamado George Percy Badger (1815-1888). El hermano mayor de Hormuzd era Christian Rassam (1808-1872), el cual se casó con Matilda, la hermana del reverendo Badger. Gracias a esta conexión inglesa, Christian fue nombrado vicecónsul británico en Mosul, una ciudad que no se consideraba lo suficientemente importante como para merecer un representante nacido en Gran Bretaña.

Cuando Henry Layard (1817-1894) comenzó sus excavaciones en las afueras de Mosul en 1845, Christian Rassam le ayudó a reunir un equipo de trabajadores y le recomendó a su hermano, quien entonces tenía diecinueve años como traductor. Hormuzd era la persona adecuada para el puesto, ya que había estado trabajando como secretario de su hermano y la suegra de Christian le había enseñado inglés. También hablaba árabe con fluidez, además de su lengua materna: el arameo, la lengua que hablaban Jesús y sus apóstoles y que se había utilizado ampliamente en el Próximo Oriente antes de que el árabe comenzara a extenderse junto con el islam. Aparte de sus habilidades lingüísticas, el joven Hormuzd destacaba en varios aspectos que Layard apreciaba: era sociable, curioso y le interesaba todo; tenía una resistencia excepcional, era escrupulosamente honesto, y le impresionaba profundamente el romanticismo de la antigüedad y la emoción de la búsqueda de objetos antiguos.

Fue tal el éxito de Layard en su primera campaña arqueológica (1845-1847), que decidió tomar un descanso para publicar en un libro lo que él y su equipo habían encontrado. Layard decidió regresar a Inglaterra, llevando consigo a Rassam para que este último pudiera estudiar en la Universidad de Oxford. En 1849, Layard fue llamado de vuelta a continuar con sus excavaciones en el norte del actual Irak, motivo por el cual decidió llevar consigo a Hormuzd Rassam con el propósito de tener un ayudante en las labores arqueológicas y de traducción con los pobladores locales. Fue en esta segunda campaña (1849-1851) en donde se encontraron los relieves que muestran el asedio del ejército asirio de la ciudad de Laquis, el cual es mencionado en diversos textos del Antiguo Testamento (2 Reyes 18:13-37; 2 Crónicas 32:1-19; Isaías 36:1-2).

Después de terminar la campaña en 1851, y al ver los resultados que se habían obtenido, la junta directiva del Museo Británico anuncia la financiación de una tercera expedición. Layard decide dejar la arqueología para entrar de lleno en la política. Las autoridades del Museo aceptan la sugerencia de Henry Layard de enviar a Rassam para que dirigiera el proyecto, ya que estaba familiarizado completamente con los yacimientos y estaba cualificado para manejar las complejidades de trabajar en los yacimientos arqueológicos. Fue tal la influencia de Layard, que las autoridades del Museo Británico decidieron lo siguiente:

Se ha hecho saber a los miembros de la junta directiva del Museo que, en opinión del Sr. Layard, los servicios del Sr. Hormuzd Rassam son casi imprescindibles para que la expedición sea plenamente eficaz. Los miembros de la junta no se oponen al empleo del Sr. Rassam ni a que reciba la remuneración que el Sr. Layard considere adecuada para cubrir sus gastos de viaje a Mosul y su salario.

La nueva campaña arqueológica que iba a dirigir Rassam sería durante los años 1852-1854. Una de las primeras cosas que hizo Rassam fue la de desmontar los relieves del asedio de Laquis. Estos relieves que habían sido descubiertos por Layard no se habían tocado; sin embargo, después de leer los textos que aparecían en los relieves, el Museo Británico decidió que estos monumentos debían salvarse a toda costa debido a que en dichos textos se mencionaba una batalla registrada en la Biblia. Hormuzd Rassam se encargó de desmontarlos con sumo cuidado, para que pudieran ser enviados a Londres, donde se encuentran actualmente y constituyen el ejemplo más impresionante del arte del palacio de Senaquerib (705-681 a.C.).

Una cuestión peculiar que aconteció en esta campaña fue la división del yacimiento arqueológico de Kuyunjik entre británicos y franceses. Fue en este yacimiento en donde se encontró, en la zona sur, el palacio de Senaquerib. Henry Rawlinson (1810-1895) quien fungía como el cónsul del Reino Unido, decidió dar la parte norte del yacimiento a Victor Place (1818-1875), el cual también hacía labores arqueológicas en Korsabad, lugar en donde los franceses habían encontrado el palacio de Sargón II (722-705 a.C.). Place también fungía como cónsul de Francia. Fue un hombre muy hábil en la diplomacia, lo cual puede verse al haber involucrado a Francia en la creación del estado de la actual Rumanía en 1859.

Esta decisión que tomó Rawlinson no fue del agrado de Rassam, debido a que él sabía que la parte norte del yacimiento guardaba un tesoro importante. Siguiendo su instinto, al igual que lo había hecho Layard, Rassam pensaba que era muy posible que una parte importante de un edificio se encontraba en la zona que Rawlinson había dejado a los franceses. Hormuzd Rassam llegó a esta conclusión por el conocimiento que había adquirido en las excavaciones que había realizado anteriormente Henry Layard; esto es, era muy probable que se encontraran varios edificios dentro del gran complejo de terreno que se estaba excavando.

Sin avisar a Rawlinson ni a Place, Hormuzd Rassam decidió excavar de noche en la parte norte del yacimiento. El 20 de diciembre de 1853, dividió a sus hombres en tres pequeños grupos y los puso a trabajar. La primera noche, uno de los equipos encontró los restos de un antiguo edificio. Al excavar más profundamente la segunda noche, sus hombres desenterraron los restos de un bajorrelieve asirio en una pared. Rassam sabía que la noticia de su trabajo clandestino pronto llegaría a oídos de Place, ya que al segundo día se había corrido la voz en la ciudad de Mosul de que estaba excavando por la noche. Sin tiempo que perder, amplió considerablemente sus operaciones en la decisiva tercera noche, poniendo a trabajar a numerosos equipos por toda la zona. Por fin, sus esfuerzos se vieron coronados por el éxito, ya que sus hombres desenterraron una escultura magníficamente conservada de un rey que estaba de pie sobre un carro de guerra.  El relieve mostraba al rey asirio Asurbanipal (669-631 a.C.), en su palacio perdido hace mucho tiempo. A medida que los hombres excavaban más profundamente, un tramo de tierra de cuatro metros y medio se derrumbó, revelando una pared entera con escenas esculpidas. La alegría de los trabajadores era indescriptible. Rassam relata que, tan pronto como se pronunció la palabra Sooar (imágenes), se extendió por todo el grupo algo parecido a una descarga eléctrica. Todos los trabajadores se apresuraron a ver el nuevo descubrimiento y, después de contemplar el relieve con asombro, se reunieron y comenzaron a bailar y cantar con todas sus fuerzas.

Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

En esta imagen se puede ver al rey Asurbanipal en una escena de la caza de leones. En la parte superior del arco se puede ver la cabeza de un león, al igual que en los brazaletes de los soldados que están detrás del rey.

El mayor descubrimiento de esta campaña arqueológica liderada por Rassam fue encontrar el palacio de Asurbanipal. Este rey fue uno de los monarcas más importantes de la historia de Asiria, el cual había permanecido en el olvido durante dos mil años. También encontró una sala decorada con exquisitas escenas de Asurbanipal cazando leones. Entre las obras maestras del arte asirio, estos relieves representan de forma espectacular a leones atacando el carro del rey mientras este se abre paso entre ellos, disparando flechas, usando su espada y lanzas en contra de estos animales.

Rassam decidió escribir una carta a Layard acerca del descubrimiento del palacio de Asurbanipal. Hizo uso de las siguientes palabras, las cuales resumen una opinión que se ha vuelto ampliamente aceptada:

Me atrevo a decir que el arte que se muestra en el tratamiento tanto de los hombres como de los animales en estos bajorrelieves supera todo lo descubierto hasta ahora en las ruinas de Asiria.

Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

Uno de los relieves que más impactó a Rassam es el que muestra el sufrimiento de una leona que está agonizando a causa de las heridas causadas por varias flechas. La leona está apoyada en sus patas delanteras, con la cabeza estirada, intentando en vano juntar sus extremidades, emitiendo su último rugido.

Otro de los descubrimientos más importantes de esta campaña arqueológica fue la biblioteca de Asurbanipal, compuesta por tablillas de terracota con inscripciones de diversos tamaños y formas. Entre estos registros se encontró el relato caldeo de la creación y la narrativa del diluvio. Rassam no tenía idea de que había dado con uno de los principales depósitos de una de las mayores colecciones de literatura del mundo antiguo. En la actualidad, el estudio de la biblioteca de Asurbanipal es una de las principales ocupaciones de los estudiosos del Próximo Oriente Antiguo. Cuando estos textos llegaron al Museo Británico en los años siguientes, su estudio sentó las bases para la creación de una nueva disciplina académica denominada asiriología.

Los intereses de los asirios no eran puramente literarios. La epopeya de Gilgamesh era considerada una fuente de sabiduría antigua, y esta sabiduría podía aplicarse a las preocupaciones de la época de Asurbanipal, por ejemplo, en la excavación de pozos. En un largo viaje a través de los páramos desérticos al principio de la epopeya, Gilgamesh encuentra agua excavando una serie de pozos, aparentemente inventando la práctica. El prólogo de la epopeya concluye fusionando los temas de Gilgamesh como alguien que adquirió la sabiduría antigua, y que grabó su historia en una tablilla de piedra, la cual enterró en los cimientos de la muralla de su ciudad.

Asurbanipal fue un hombre con un interés genuino por la literatura y la sabiduría antigua. En un texto encontrado por Rassam, podemos leer una descripción escrita por el mismo Asurbanipal:

He resuelto los laboriosos problemas de la adivinación y la multiplicación que no estaban claros. He leído la artística escritura sumeria y la oscura escritura acadia, más difícil de dominar, disfrutando de la lectura de las historias anteriores al diluvio.

Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

En esta imagen puede verse a Asurbanipal matando a un león con una espada. En el cinto del rey pueden verse dos estiletes; esto es, los utensilios que se utilizaban para escribir en cuneiforme. De esta forma, Asurbanipal se representaba a sí mismo como un rey sabio: alguien que puede leer y escribir.

La pregunta que surgía era, ¿quién fue Asurbanipal? En el libro de Esdras se menciona a un personaje llamado Asnapar (Esdras 4:10). Ansapar se considera generalmente una corrupción de Asurbanipal, el último gran rey asirio. Alan Millard (1937-2024) propuso que Asnapar es el rey asirio Asurbanipal.

Tenemos diversos motivos por los cuales podemos llegar a la conclusión de esta hipótesis: 1) Asurbanipal fue hijo de Esar-hadón (681-669 a.C.). En Esdras 4:2 leemos lo siguiente «vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí». 2)Los asirios tenían una política de exiliar a personas de sus lugares de origen, repoblando esos lugares con personas de Asiria, lo cual puede verse en pasajes como 2 Reyes 15:29; 17:24; 18:9-12. 3) Asurbanipal fue contemporáneo del rey Manasés de Judá (716-662 a.C.), cuyo nombre aparece en un prisma de Asurbanipal con los de otros veinte reyes tributarios de Asiria, lo cual puede verse en 2 Crónicas 33:10-13. 4) El Imperio asirio alcanzó su mayor apogeo bajo su reinado: Asurbanipal ascendió al trono de Asiria al morir su padre, mientras que su hermano, Shamash-shum-ukin (668-648 a.C.) reinaba en Babilonia. 5) Asurbanipal sofocó un levantamiento en Egipto, y conquistó y devastó la ciudad de Tebas, lo cual se menciona en Nahum 3:8-10. Más tarde, se envolvió en un largo conflicto con su hermano, el rey de Babilonia, y después de subyugar ese reino, destruyó Susa, la capital de Elam. Es esta conquista la que establece la base histórica para identificar a Asurbanipal con el Asnapar de Esdras 4:8-10.

Asurbanipal había sido responsable de la mayor expansión del imperio asirio, incluida la conquista de Egipto, también fue el rey que inició la creación de una gran biblioteca académica, partes de la cual se habían encontrado en las excavaciones de Henry Layard en el palacio sur de Kuyunjik. Las tablillas encontradas por Layard después se mezclarían por error con las encontradas por Rassam.

En marzo de 1854, Hormuzd Rassam abandonó Irak con los fondos del Museo Británico completamente agotados, y Kenneth Loftus (1821-1858), financiado con fondos privados, se hizo cargo de la excavación. Rassam había hecho el descubrimiento de su vida, pero en los años siguientes hizo otro descubrimiento mucho menos agradable: la prensa británica, e incluso el Museo Británico, cada vez le daban menos crédito por sus hallazgos. Cuando Loftus empaquetó una generosa selección de relieves para enviarlos a Londres en 1856, los importantes descubrimientos de Rassam se mezclaron con sus propios hallazgos, los cuales eran mucho más modestos, y a su llegada a Inglaterra las esculturas se atribuyeron a Loftus. En Francia, furioso por haber sido eclipsado por Rassam, Victor Place lo borró de sus memorias sobre las excavaciones y lo sustituyó por Loftus. Henry Rawlinson, habiendo desanimado a Rassam a excavar en Kuyunjik, que creía que Layard había excavado por completo, sostuvo que el hallazgo del palacio de Asurbanipal había sido realmente su inspiración desde el principio, mientras que Rassam era solo un excavador que supervisaba el trabajo.

Sin embargo, su amigo de toda la vida, Henry Layard, no dudó en dar una explicación contundente del maltrato que Rassam recibió tanto por parte de sus colegas como de la prensa: Rassam, declaró, era uno de los hombres más honestos que jamás había conocido, y uno cuyos grandes servicios nunca habían sido reconocidos, porque era iraquí y porque Rawlinson, como era su costumbre, se atribuyó el mérito de los descubrimientos de Rassam.

Rassam estaba lejos de Inglaterra cuando comenzaron a aparecer artículos y libros que le negaban el mérito por su trabajo. Al regresar de Irak, necesitaba un empleo el cual logró conseguir gracias a su amigo, Henry Layard, que en ese momento era miembro del Parlamento Británico, motivo por el cual pudo pedir al Ministerio de Asuntos Exteriores que le ofrecieran a Rassam un puesto en el consulado británico en Adén, Yemen, en el extremo sur de la península arábiga. Adén era una ciudad que servía principalmente como puerto de escala para los barcos que salían del Mar Rojo en ruta hacia la India. Aunque no era un destino muy codiciado, era un trabajo a tiempo completo y el primer paso en una carrera diplomática, por lo que Rassam lo aceptó con gusto. Pronto se vio envuelto en sus nuevas responsabilidades y durante las dos décadas siguientes estuvo trabajando para la diplomacia británica.

En 1868, Rassam contrajo matrimonio con Ann Eliza Price, hija de un capitán del ejército inglés. A pesar de haber tenido seis hijas y un hijo, y de estar trabajando para el gobierno británico, Rassam siguió mostrando interés por la arqueología de la antigua Mesopotamia. Una oportunidad importante para volver a excavar sucedió cuando su gran amigo, Henry Layard, fue nombrado embajador del Reino Unido en el Imperio Otomano, cargo que ejercería de 1877 a 1880. Después de más de dos décadas, Rassam podía volver a hacer lo que le apasionaba desde su juventud, pero esta vez con una gran diferencia: uno de sus mecenas sería el embajador, motivo por el cual podía trabajar con mayor libertad. El actual Irak era entonces una provincia del Imperio Otomano, motivo por el cual los permisos de excavación se obtenían en Constantinopla, conocida hoy como Estambul.

Rassam iba a dirigir varias excavaciones en diversos lugares del antiguo Irak, entre los cuales se encontraban Nínive y Babilonia. Durante los años 1876 a 1882, Rassam abriría más de 30 yacimientos, con el objetivo de seguir encontrando tanto tablillas cuneiformes como esculturas para el Museo Británico. Entre los descubrimientos más importantes de estas campañas se encuentran más de 70.000 tablillas, las puertas de Balawat y el cilindro de Ciro. Debido a estos descubrimientos, la Real Academia de Ciencias de Turín decidió otorgarle un premio en 1882.

Las puertas de Balawat pertenecen a la época de Salmanasar III (858-824 a.C.), el mismo monarca que aparece en el obelisco negro encontrado por Henry Layrad en Nimrod, monumento en el cual se puede observar al rey de Israel, Jehú (841-814 a.C.), postrado ante el rey asirio. El reinado de Salmanasar III fue muy importante, ya que fue el primer rey del que se tiene constancia que entabló combates bélicos con los israelitas. También fue él quien destruyó la liga siria, y con motivo de esa victoria, el rey de Israel, a quien los asirios llamaban (Jehú, hijo de Omri), se sometió y pagó tributo.

Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

Detalle de escenas de combate de las puertas de Balawat.

En las excavaciones realizadas en Babilonia, Rassam también descubrió lo que se conoció como el Cilindro de Ciro. Se describe a Ciro, rey de Persia (600-530 a.C.) de la siguiente forma: Yo soy Ciro, rey del mundo, el gran rey, el rey poderoso, rey de Babilonia, rey de Sumeria, rey de los cuatro rincones del mundo. El cilindro relata como este rey persa había conquistado Babilonia pacíficamente, restaurando el culto a Marduk, y permitiendo a los pueblos deportados regresar a sus hogares, lo cual puede verse en un apartado del cilindro: Reuní a todos sus habitantes y los devolví a sus lugares de residencia, lo cual era una alusión que incluía el regreso a Jerusalén de los judíos que habían sido capturados por Nabucodonosor.

Tras los pasos de Layard: Hormuzd Rassam y la caza de leones de Asurbanipal

Cilindro de Ciro.

Al igual que después de terminar su primera campaña en solitario en 1854, Rassam siguió sufriendo desprecio después de terminar su última campaña en 1882. Sus descubrimientos seguían siendo asignados a otras personas: a George Smith (1840-1876) le adjudicaban el descubrimiento de la Biblioteca de Asurbanipal, mientras que a Rawlinson se le adjudicaba el descubrimiento de la caza de los leones.

Sin embargo, el desprecio más grande vendría de parte del egiptólogo y empleado del Museo Británico, Ernest Wallis Budge (1857-1934). Budge acusó a Rassam de comercializar con objetos que se habían encontrado en las excavaciones que este último había llevado a cabo en Mesopotamia. Henry Layard salió en defensa de su amigo, publicando las críticas de Budge, y escribiendo una carta al periódico London Times en la que denunciaba a Wallis Budge por intentar sabotear la reputación de Rassam, y al mismo tiempo acusó al Museo Británico de encubrimiento. Como prueba, Layard señaló que Budge había eliminado la mención de Hormuzd Rassam como descubridor de objetos asirios en la guía del museo.

Rassam presentó una demanda por difamación en contra de Budge en 1893. A pesar de haber perdido el caso, Wallis Budge fue promovido a un mejor puesto en el Museo Británico, haciéndose cargo de la sección de objetos de Egipto y Próximo Oriente Antiguo. Budge publicaría una edición del libro egipcio de los muertos, así como un libro de la historia de la asiriología en el cual no habla bien de Layard ni de Rassam.

Rassam, fiel hijo de Mosul y orgulloso participante en la empresa imperial británica dedicó su vida a mediar entre las dos culturas que amaba. Hormuzd Rassam nunca olvido sus raíces, lo cual puede verse en un apartado de su libro, Asur y la Tierra de Nimrod (1897), en el cual menciona uno de los propósitos por los cuales escribió el libro:

Para demostrar lo fácil que es llevarse bien con todos los habitantes de las tierras bíblicas, especialmente con los árabes, siempre que no se les trate con altivez y presunción impropias. Siempre he encontrado a los árabes, los kurdos y los turcos como personas muy dóciles con las que tratar, y siempre los he encontrado sinceros, leales y muy hospitalarios.

Rassam mantuvo una activa correspondencia con Henry Layard desde la década de 1840. Entre ellos se forjó una cálida amistad y se escribieron cartas durante un período de cincuenta años, hasta la muerte de Henry Layard en 1894, quien fue sin duda la persona más importante en su vida, quizás el único que lo veía simplemente como un amigo, independientemente de su nacionalidad, color de piel u origen social. Por lo tanto el libro,  Asur y la Tierra de Nimord, estaba lógicamente dedicado a la memoria de Layard. La dedicatoria del libro dice lo siguiente:

Al pionero de los exploradores asirios, cuya amistad de cincuenta años fue tan sincera en mi juventud como constante en mi madurez.

Hormuzd Rassam se convirtió en miembro de la Iglesia Anglicana, y en sus últimos años escribió extensamente y con vehemencia acerca de la veracidad de la Biblia. Sus descubrimientos son su legado, el cual nos muestra la importancia del estudio de la asiriología para entender mejor el Antiguo Testamento.

 

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