John Knox, María Tudor y la persecución a los protestantes

La persecución se desató en Inglaterra y en el corto reinado de María se asesinaron a más de trescientas personas.

18 DE NOVIEMBRE DE 2011 · 23:00

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El caluroso verano de 1533 no presagiaba profundos cambios, pero la muerte de Enrique VIII y la sucesión al trono de su hija María, cambiarían el mapa político y religiosa de las islas británicas. A finales de julio María fue coronada como reina de Inglaterra. Estaba casada con un joven príncipe español, llamado Felipe. Rodeada por el ala más radical del catolicismo inglés, María tomaría cartas en el asunto inmediatamente. En noviembre ya habían sido revocadas todas las leyes que protegían la causa protestante. Era la prueba de fuego para la reforma inglesa. Si la misma hubiera tenido únicamente una base política, hubiera desaparecido ante la dura persecución que se iba a desatar los meses posteriores, pero los protestantes ingleses eran mucho más que meras comparsas del difunto Enrique VIII. La fecha límite para adjurar de la fe protestante se puso el 20 de diciembre, todos aquellos que se negaran a abandonar su fe serían tratados como herejes, lo que suponía la persecución religiosa y la muerte. Knox era uno de los objetivos principales del bando católico y decidió abandonar Inglaterra y dirigirse a Francia. La persecución se desató en Inglaterra y en el corto reinado de María se asesinaron a más de trescientas personas. Entre ellos el propio autor de El libro de oración común, Thomas Cranmer. Konx aprovechó su estancia en el continente para conocer a diferentes líderes de la Reforma. Visitó a Bullinger en Suiza. En su exilio forzoso escribió un libro en contra de algunos movimientos radicales dentro de la Reforma titulado: Leal admonición a los profesantes de la verdad de Dios en Inglaterra. En el libro se condenaba duramente a la reina María y se la comparaba con Jezabel, lo que aumentó aún más el peligro que se cernía sobre él. En el otoño de 1554 conoció a Juan Calvino. Los dos reformadores eran muy distintos. Mientras que Knox era un hombre de acción e impulsivo, Calvino era reflexivo y metódico. La estancia en Ginebra de Knox fue muy productiva. Aprendió hebreo y logró formarse de una manera más profunda. En noviembre de ese mismo año abandonó Suiza y viajó a Frankfurt para pastorear a la comunidad de ingleses exiliados que se había refugiado en la ciudad. La incipiente iglesia inglesa estaba dividida entre los de tendencias más anglicanas y los más puritanos, que no querían cultos muy ritualistas. La polémica sirvió a Knox para que escribiera un libro de cultos, que después adoptaría la Iglesia de Escocia. Tras una breve estancia en Ginebra, Knox decidió regresar a Escocia a finales de 1555. Se casó con su prometida. El protestantismo había progresado en Escocia a pesar de la persecución, el reformador estaba dispuesto a buscar la manera para extenderlo por el resto de la isla.

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