En los 15 años de la Cátedra de Teología Feminista: una conversación con Rebeca Montemayor L.
“Hoy vivimos una nueva etapa de acercamiento, diálogo y de alianzas que favorecen un mensaje liberador para las mujeres”.
12 DE JUNIO DE 2025 · 20:17

La Cátedra de Teología Feminista es un espacio académico que forma parte de la Universidad Iberoamericana (UIA; www.catedrateologiafeministaibero.org.mx) campus Ciudad de México, la cual se ha mantenido como un esfuerzo permanente para divulgar los avances de esta vertiente teológica. La dirige la Revda. Rebeca Montemayor López, pastora bautista (ordenada en el año 2000) quien cuenta con estudios de Maestría en Teología (Universidad Bíblica Latinoamericana, Costa Rica). Ha sido profesora en varias instituciones teológicas en las áreas de Biblia, Género, Educación, Ecumenismo y Diálogo Interreligioso. Dentro de la teología feminista, su trabajo se enfoca en las metodologías contextuales de exégesis y hermenéutica. Cuenta con diversas publicaciones, una de las más recientes el prólogo a Bajo un cielo sin estrellas, de Elsa Tamez. Ha formado parte de movimientos y organizaciones relevantes en América Latina. Es activista en iniciativas de inspiración de fe, en apoyo a la paz y no violencia, en el Movimiento de Iglesias por la Paz desde 2011; colabora desde 2017 en el Grupo de Acompañamiento Espiritual para toma de decisiones (GAE), y en Católicas por el Derecho a Decidir. Fue miembro de la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Accedió gentilmente a responder las siguientes preguntas.
Hola, Rebeca, qué gusto conversar contigo. En estos días se han cumplido 15 años de la Cátedra de Teología Feminista. ¿Podrías comentar cómo surgió?
A partir de la visión y sensibilidad de su fundadora y auspiciadora, la Mtra. María del Carmen Servitje Montull, se organizaron conferencias sobre teología feminista en la UIA desde 2003, pero fue hasta de diciembre de 2009 cuando se firmó el primer convenio institucional con el Dr. Alexander Zatyrka, director del Departamento de Ciencias Religiosas de la UIA. En agosto del mismo año, se organizó, ya como Cátedra, un ciclo de conferencias con la teóloga brasileña Dra. Ana María Tepedino. La Cátedra surgió para ser un espacio de formación y reflexión ecuménica desde el enfoque feminista de las teologías; desde una crítica al sistema patriarcal, para transitar hacia la búsqueda y establecimiento de relaciones de equidad, igualdad y justicia para las mujeres, específicamente en espacios eclesiales, de fe, y en contextos de vulnerabilidad, exclusión y marginalidad. Y todo lo anterior con el objetivo de confluir en procesos de transformación eclesial y social. En 2016 se nombró Cátedra de Teología Feminista “Carmen Montull Vallés”, por la madre de la fundadora. Se considera 2010 cuando la Cátedra como tal inició una etapa más organizada y con programas más integrales. Aunque está adscrita al Departamento de Ciencias Religiosas de la UIA, la Cátedra mantiene su autonomía en el ejercicio de sus acciones y recursos. En el último convenio (2024) se destacan dos cambios relevantes: la integración como coauspiciadora de la Mtra. Lucila Servitje Montull y el compromiso de articulación y vinculación de la Cátedra con otras instancias de la UIA. Ahora se proyectan actividades conjuntas, un logro sin duda de la visibilización y el reconocimiento más significativos.
El feminismo que estudia y promueve la Cátedra ¿considera las diversas vertientes de este corriente?
Los feminismos son muy diversos, así como las teologías. Desde la Cátedra habría tres perspectivas compartidas tanto con los feminismos, como con las teologías feministas que nos interesa abordar, priorizando nuestros contextos latinoamericanos y caribeños: teologías ecofeministas de liberación. Se centran en la liberación de las mujeres oprimidas. Buscan transformar las estructuras patriarcales y promover la igualdad y la dignidad de todas las personas y de la naturaleza. Las teologías feministas integran una cosmovisión holística; teologías decoloniales y despatriarcales. Proceso de desarrollo de pensamiento y prácticas políticas de resistencia para visibilizar la desigualdad de las mujeres y grupos vulnerados. Descolonizar y despatriarcalizar el pensamiento único de saber -poder-conocer los cuerpos y experiencias de las mujeres y otros grupos. Se requieren, entonces, una nueva epistemología y una nueva antropología; teologías interseccionales. La interseccionalidad, los entrecruces de dos o más factores sociales, culturales, que crean desigualdad y violencias: género e identidades genéricas, razas, edad, movilidad… en diálogo con el cruce de otras disciplinas, por ejemplo, bio-ética, inteligencia artificial, respecto al género y las violencias.
Aquí añadiría como ejemplo los programas formativos sistemáticos de la Cátedra que son dos: Diplomado de Introducción al Enfoque Cristiano de la Teología Feminista (género, biblia, antropología, cristología, eclesiología, marialogía) y el Diplomado de Teologías Feministas Decoloniales (teologías decoloniales: cuir, india, negra, estética, ecofeminismos). Con abordajes ecuménicos, interreligiosos y apertura a otras espiritualidades. No todas las personas que ingresan a nuestros diplomados tienen experiencias o prácticas religiosas o confesionales. Esto abona a un diálogo más crítico e interdisciplinar.
¿Cómo reaccionan los grupos más reacios y críticos hacia el feminismo teológico cuando conocen la forma en que funciona la Cátedra?
Los grupos religiosos de manera negacionista ante los discursos de pluralidad y diversidad, aludiendo a lo feminista como no sagrado, y a la posibilidad siquiera de una teología feminista, pues contraviene los principios de dogmas de fe y de tradiciones eclesiales. Tanto católicos como algunos grupos protestantes o evangélicos (u otras religiones) en general reaccionan agresivamente ante los temas de la diversidad sexual, o en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en su derecho a decidir (especialmente en relación con el aborto). A nivel de la academia o el activismo, el feminismo teológico, si hace algunos años, se mantenía a distancia o sospecha, hoy vivimos una nueva etapa de acercamiento, diálogo y de alianzas que favorecen un mensaje liberador para las mujeres.
Dado que eres la primera persona protestante en dirigir una cátedra así en un ámbito académico católico, ¿qué sensación te produce este aniversario?
Es el tiempo oportuno que me ha tocado vivir, y lo considero un privilegio. En relación con la Cátedra, aunque inédita mi integración, no es una sorpresa, dada su apertura ecuménica y cómo ha trabajado desde sus inicios. Si bien reconozco los valores humanistas jesuitas, que se conectan con la Cátedra en los temas de la igualdad y en la aplicación de los derechos humanos, aunque no directamente con la teología feminista, sí en la búsqueda de nuevos enfoques y perspectivas de las teologías y su mensaje de liberación. Yo me siento en completa libertad y sin restricción alguna para el trabajo de la Cátedra. Por su legado y por su futuro, me siento muy honrada de llegar a este aniversario y celebrarlo.
¿Cómo se fraguó tu participación en la Cátedra?
En agosto de 2021 (aún en medio de la pandemia) recibí la invitación a coordinar la Cátedra, por parte del su Consejo. Respecto a los miembros del Consejo de ese entonces, todos y todas conocidos para mí, como yo conocida para el grupo. Por supuesto que me causó sorpresa y lo recibí con mucha emoción. La Cátedra conocida y seguida por mí desde sus inicios y con sendas colaboraciones en diversos eventos y tiempos; un significativo y único espacio en México en este rubro. Sin embargo, sí tuve preguntas sobre razones y expectativas ante mi invitación. Se me compartió sobre el reconocimiento a mi trayectoria teológica, mi experiencia académica, mi reflexión en la teología feminista, mi pastoral en una iglesia protestante, así como mi perspectiva ecuménica en espacios colectivos de fe. Tardé un mes en responder… pero ha valido la pena, sin duda. Y la recepción, respeto y acogida han sido siempre una experiencia enriquecedora.
¿Cuál es el impacto real de la Cátedra en los espacios eclesiales, católicos o protestantes?
No podemos saber con certeza el alcance o impacto en las iglesias, dado la diversidad de grupos eclesiales tanto en México como en otros países de América Latina o en otras latitudes del mundo. Pero sí podemos conocer la incidencia positiva en las redes, o en las y los estudiantes que se inscriben a nuestros cursos o participan en actividades de la cátedra en línea, los cuales son de comunidades eclesiales abiertas a los temas de la teología feminista y de diversos países, iglesias u organismos. Los efectos contrarios son las respuestas para agredir o denostar la Cátedra, que también se reciben en las redes. Participamos con otros grupos religiosos en la formación o en eventos públicos donde compartimos los quehaceres y saberes de la Cátedra, en los cuales no ha habido un rechazo o irrespeto directo.
¿Qué posibilidades efectivas observas de participación de más teólogas feministas protestantes en ese espacio?
Completamente abierto y posible. Siempre buscamos la representación protestante de mujeres teólogas en todos nuestros espacios. A veces depende más de la disponibilidad de tiempos, que no logramos conjuntar a las personas que deseamos que colaboren, pero siempre las que han participado o participan actualmente lo hacen de una manera gozosa, que enriquece nuestra apuesta.
¿Qué grado de impacto tiene la revista que publica la Cátedra y sus redes? ¿Hay reacciones de espacios de formación teológica?
En 2020 inició la publicación de la revista AnDanzas de la Vida Cotidiana y vamos por el año quinto y la emisión número 11. El último número está dedicado a nuestro XV aniversario, con un recuento de la historia de la Cátedra (www.catedrateologiafeministaibero.org.mx/revista-andanzas-en-la-vida-cotidiana/). Los temas seleccionados parten de las coyunturas y realidades de las mujeres, y la convocatoria es abierta, permitiendo pluralidad en los textos. La bondad de la revista en línea ha permitido su amplia difusión, y consulta abierta y sistemática de todos los números. También es relevante mencionar las campañas según fechas significativas del calendario litúrgico o las efemérides civiles-religiosas que se difunden durante todo el año. Con éxito los dos últimos años, ha crecido exponencialmente la consulta tanto de las revistas, como la implementación práctica en comunidades eclesiales de los materiales difundidos. No hay un monitoreo específico de los espacios de formación teológica, pero sí de su implementación, cuando se nos comunica. Dependerá de la difusión que pueda potencializarse desde la cátedra.
¿Qué otras publicaciones darán a conocer en el futuro? ¿Hay algunas autoras que podrían ser consideradas?
Seguirá la publicación de nuestra revista AnDanzas… en línea y el proyecto de imprimir en papel toda la colección de revistas. Y en este año estamos en el proceso de una proyección estratégica, donde se integrará una línea de investigación, así como una revista especializada en teología feminista. Por supuesto, se reflejaría en las publicaciones. No tenemos por ahora nombres específicos de autoras.
¿Qué le dirías a los y las estudiantes de teología acerca de las bondades y posibilidades de colaborar con la Cátedra?
En el espacio universitario que nos encontramos, se han hecho diálogos de teología y género para estudiantes, como en el área de Vinculación Universitaria de la UIA, una presentación de la Cátedra, donde se exponen sus contenidos y proyección. Y en la difusión y convocatoria a nuestros diplomados, avalados por el Departamento de Educación Continua, se invita a que conozcan y exploren otras posibilidades de conocimiento teológico. Porque la teología feminista no es un tema optativo o menor: es imprescindible para la reflexión teológica hoy, y todos y todas son bienvenidos/as para colaborar con la Cátedra. Y para promover y caminar juntas y juntos para ser y hacer de este mundo una realidad justa, en paz y vida digna.
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