“Celebrar, confesar, hacer pactos”: en los 20 años de la Confesión de Accra

Hemos escuchado que la creación sigue gimiendo, en cautiverio, esperando su liberación (Ro 8.22). El clamor de las personas que sufren y las heridas de la creación misma nos están cuestionando. Observamos una convergencia drástica entre el sufrimiento de las personas y el daño hecho al resto de la creación.

Los signos de los tiempos se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte.¹

Confesión de Accra, párrafos 5-6, “Leer los signos de los tiempos”

La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR; WCRC, por sus siglas en inglés) convocó una reunión global para conmemorar dos décadas de la Confesión de Accra. El evento se llevó a cabo en la sede de la CMIR en Hannover, Alemania, del 3 al 5 de diciembre. Asistieron líderes religiosos, teólogos y defensores de la justicia de todo el mundo. “Esta consulta de alto nivel”, afirma la nota informativa de la CMIR “reflexiona sobre la visión profética de la Confesión, celebrando su legado y trazando un camino renovado hacia la justicia, la paz y la integridad de la creación”.² Bajo el tema “Celebrar, confesar y hacer pactos”, los participantes abordaron cuestiones urgentes de injusticia sistémica y crisis ecológicas, al tiempo que reafirmaron su compromiso con respuestas prácticas y basadas en la fe.

En la apertura de la Consulta Accra+20, Najla Kassab, presidenta de la CMIR, en su alocución “marcó el tono con un discurso conmovedor, desafiando a los participantes a considerar su dirección colectiva como una comunión global”. Basándose en la metáfora de Einstein de la búsqueda de su boleto de tren, instó a los asistentes a preguntarse: “¿Hacia dónde vamos?”. Kassab enfatizó: “La Confesión de Accra nos desafía a vivir con integridad, a alinear nuestra fe con nuestras acciones y a enfrentar el dolor y la injusticia que nos rodean. Nos recuerda que somos una comunión en formación, llamados a dar testimonio de la justicia de Dios para toda la creación”.³

Por su parte, Philip Vinod Peacock, secretario ejecutivo de Justicia y Testimonio de la CMIR, destacó la importancia perdurable de la Confesión: “La Confesión de Accra fue un regalo de la comunión reformada a la comunidad ecuménica más amplia. Nos muestra que la justicia se encuentra en el corazón mismo de Dios y, por lo tanto, la justicia económica es central para una vida de fe”.

A su vez, el Dr. Setri Nyomi, secretario general de la CMIR, reflexionó sobre la ruta que llevó a la Confesión de Accra:

El camino hacia Accra tuvo hitos clave, desde la reunión de 1995 en Kitwe, Zambia, donde las iglesias africanas pidieron un status confessionis sobre la injusticia económica y climática, hasta el 23º Consejo General en Debrecen, que estableció el processus confessionis. Esta consulta celebra la Confesión de Accra al tiempo que aborda sus lagunas y desafíos. Damos gracias a quienes formaron parte de este camino, como Russel Botman y Kim Yong Bok, y nos inspiramos en figuras como Gustavo Gutiérrez. La Confesión de Accra sigue siendo una parte vital del camino ecuménico, y la CMIR camina junto a socios como el Consejo para la Misión Mundial y el Consejo Mundial de Iglesias.⁴

La Consulta se desarrolló como un profundo viaje de reflexión y renovación. El primer día, los participantes celebraron el impacto duradero de la Confesión de Accra. Jooseop Keum (secretario general del Concilio para la Misión Mundial), Dora Arce Valentín (secretaria general de la AIPRAL) y Henry Kuo (profesor del Seminario Teológico Eden) destacaron su papel global en la unión de las comunidades religiosas en pos de la justicia. El 4 de diciembre, el tema se centró en abordar las lagunas de la Confesión, con debates clave sobre la inclusión de los jóvenes, el ecofeminismo y las perspectivas indígenas. Ello bajo la dirección de Karen Georgia Thompson, Sylvia Mukuka (Universidad de Zambia) y Luciano Kovacs (coordinador para Medio Oriente y Europa de la PCUSA). La consulta concluyó el 5 de diciembre con Allan Boesak (ex presidente de la Alianza Reformada Mundial) y Septemmy Lakawa (Seminario Teológico de Yakarta) expresando los compromisos con la justicia, la reconciliación y las resoluciones viables que defiendan los principios transformadores de la Confesión.

Esta reunión ofreció un espacio para el diálogo, la adoración y la reflexión. Amplificó diversas perspectivas, incluidas las de los jóvenes, las comunidades indígenas y los movimientos ecoespirituales, fomentando una resolución colectiva para defender a los marginados y administrar la creación de manera responsable.

Karen Georgia Thompson, presidenta de la Iglesia Unida de Cristo, subrayó el sufrimiento interconectado de los afrodescendientes y la degradación ambiental. Enfatizó la necesidad de una justicia reparadora como un aspecto crítico para abordar la opresión histórica. “Creo que Accra debería abordar la justicia reparadora, ya que aborda la opresión causada por los sistemas económicos. Si no hay justicia reparadora, entonces se debe defender lo que se le debe a las personas que han sido oprimidas”, compartió Thompson. Asimismo, destacó la explotación económica de los afrodescendientes y los pueblos indígenas y criticó el Decenio Internacional de las Naciones Unidas para los Afrodescendientes por no abordar el colonialismo y las reparaciones.

La joven teóloga Victoria Turner, de la Universidad de Oxford, presentó una exposición convincente y creativa que desafió a las iglesias a abrazar la justicia, la unidad y la visión profética de la Confesión de Accra.⁵ “Mezclando profundas reflexiones teológicas con humor y comentarios culturales, Turner habló al corazón de una generación que lucha con el peso de las crisis sistémicas”.⁶ Turner comenzó su presentación con una observación sorprendente: “Los jóvenes no son inocentes. Somos cómplices y parte del problema”. Sin embargo, rápidamente reformuló esta complicidad como un subproducto de lo que llamó el “peso del Imperio”: los sistemas y estructuras de poder que arraigan la desigualdad, mercantilizan la espiritualidad y colocan cargas insuperables sobre los jóvenes.

Señaló la paradoja de la conexión en la era digital, describiendo a los jóvenes de hoy como viviendo en una “cultura de informatizados”, donde la búsqueda de información interminable fomenta el aislamiento en lugar de relaciones significativas. “Los jóvenes están abrumados no sólo por la ansiedad climática o la inestabilidad económica, sino por el vacío absoluto de un mundo hiperconectado”. Turner relacionó esto con la Confesión de Accra, “un audaz documento teológico adoptado en 2004 que rechaza los sistemas económicos arraigados en la codicia y el consumismo”. Si bien alabó su postura profética, criticó su compromiso limitado con la alienación emocional y espiritual de la juventud de hoy. La Confesión, en su opinión, debería evolucionar para hablar de la profunda desconexión y desesperación que sienten las generaciones más jóvenes.

Turner no evitó criticar el papel de la propia iglesia en la perpetuación de los sistemas de opresión. Retó a las congregaciones a enfrentar su complicidad con las estructuras capitalistas, acusándolas de priorizar la seguridad financiera y las cifras de asistencia por sobre la acción audaz y orientada a la justicia.

El discurso de Turner no fue solo un llamado a la acción, sino también una clase magistral de relevancia cultural. Infundió humor a su presentación, utilizando memes para ilustrar sus críticas teológicas de una manera que resonó profundamente en su audiencia. Un meme particularmente memorable presentaba la icónica plantilla de “Batman abofeteando a Robin”, con Robin proclamando: “La fe es personal” y Batman replicando: “Lee la Confesión de Accra”. A pesar de los enormes desafíos sistémicos, Turner celebró la resiliencia de los jóvenes que siguen movilizándose por la justicia. “Destacó el impulso de la Asamblea de Jóvenes de la URC para la desinversión de los combustibles fósiles y los asentamientos israelíes como un ejemplo de acción liderada por jóvenes que encarna la fe profética”.

Citando a la poeta Rupi Kaur, captó el anhelo espiritual de los jóvenes, a menudo alienados por las instituciones religiosas tradicionales:

Mi dios / no está esperando dentro de una iglesia…

Mi dios / es el aliento del refugiado mientras corre”.

Turner sugirió que este anhelo refleja la necesidad de que las iglesias se encuentren con los jóvenes donde están: en los márgenes, en el caos del activismo y la resistencia. Turner concluyó presentando el concepto de metamodernismo, un marco que abarca tanto la desesperación como la esperanza. A diferencia del cinismo del posmodernismo, el metamodernismo permite a los jóvenes navegar por las contradicciones sin perder de vista la transformación, un concepto desarrollado por Iona Curitus, estudiante de la Universidad de Aberdeen, Escocia.⁷

A medida que se desarrolló esta reunión histórica, los participantes reafirmaron su compromiso con un mundo compasivo, equitativo y esperanzador, y se solidarizaron para promover la visión transformadora de la Confesión de Accra por la justicia y la paz. La Consulta concluyó con una celebración litúrgica en la Iglesia Reformada de Waterlooplatz, en la que predicó el Dr. Nyomi.

Notas