Una iglesia que desaparece, de Mark Sayers
Lo que estamos viviendo no es la erradicación de Dios de la mente occidental, sino la entronización del yo como la mayor autoridad.
03 DE ABRIL DE 2025 · 20:10

Un fragmento de “Una iglesia que desaparece", de Mark Sayers (Andamio Editorial, 2024). Puede saber más sobre el libro aquí.
Las opciones del poscristianismo, combinadas, funcionan como lo que los expertos en política exterior llaman “poder blando” —una influencia indirecta, pero poderosa—. No te sacan a golpes de la fe; te persuaden sutilmente: cada opción proclama en voz baja una especie de evangelio en el que la buena vida puede ser tuya.
Este poder blando viene envuelto de tecnología y de las promesas del consumismo. A través de las mitologías de la publicidad, los medios de comunicación, internet y el instructivo ejemplo de los famosos, van construyendo a diario en nuestras mentes un vasto mundo mental, dibujando una utopía sin Dios: un paraíso secular en la Tierra en el que vivir una vida llena de placer, paz y posibilidades antes de la muerte.
Por lo tanto, el jaque mate final de este golpe secularista no llega como un ataque frontal a la teología, sino como un ateísmo práctico que ofrece el fruto del shalom sin el árbol de la fe bíblica que produjo dicho fruto.
Lo más sorprendente de este credo secularista es su persistencia ante la realidad de la vida humana. Todos sufrimos, anhelamos, envejecemos, enfermamos, morimos. Sin embargo, la cultura occidental se aferra firmemente a su fe en la llegada de una utopía sin Dios y en la posibilidad de una vida humana libre de sufrimiento.
El evangelio del yo
Lo que estamos viviendo no es la erradicación de Dios de la mente occidental, sino la entronización del yo como la mayor autoridad. Dios está cada vez más relegado al papel de siervo, alguien al servicio de nuestra voluntad.
Descubriremos que la cultura occidental contemporánea está moldeada por una antigua herejía: el gnosticismo. En realidad, el gnosticismo es un evangelio alternativo: desplaza la autoridad de Dios al yo, y lo que el individuo busca es ser el agente de su propio desarrollo y salvación.
El gnosticismo ve a Dios como distante y malévolo, por lo que procura alejar la idea de Dios. Esta influencia gnóstica da forma al deseo de crear una cultura poscristiana.
Un estado anímico cultural cada vez más profundo busca dejar atrás el cristianismo ortodoxo y remodelar sus creencias y prácticas para adaptarse al espíritu de la época. Las líneas de batalla del enfrentamiento se hallan en las cuestiones relacionadas con la voluntad individual.
Este estado de ánimo también se siente dentro de la Iglesia. Scot McKnight observa que el cristianismo contemporáneo “ha desplazado cada vez más la Biblia como fundamento para saber qué pensar y cómo vivir y la ha suplantado por la experiencia, el deseo y las preferencias.
En otras palabras, ha doblegado su corazón a las libertades personales”. Nuestro reto, por tanto, no se encuentra solo fuera de la iglesia, sino también dentro.
Este libro argumenta que no podemos confiar únicamente en la estrategia de la relevancia cultural de la iglesia occidental contemporánea, por la que hacemos que el cristianismo y la iglesia sean “relevantes” para la cultura secular occidental.
En su lugar, debemos redescubrir la resiliencia del evangelio; caminar por el camino estrecho y contracultural, en el que morimos al yo y volvemos a poner a Dios en el trono como autoridad suprema. En nuestra cultura de individualismo radical, con su toque gnóstico, ningún otro acercamiento será suficientemente poderoso.
Vivir con la resiliencia del evangelio en la agresiva cultura occidental significa vivir como una minoría creativa. A lo largo de la historia, Dios ha avivado culturas a través del testimonio de grupos minoritarios que se mantuvieron fieles a la fe a la vez que fueron bendición para la cultura en la que vivían.
Esa es la forma de vida a la que debemos regresar. Sin embargo, para vivir con la resiliencia del evangelio como minoría creativa debemos comprender la naturaleza básica de nuestra era poscristiana. Y eso es lo que veremos a continuación.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Fragmentos - Una iglesia que desaparece, de Mark Sayers