El eco del amor

Y el eco del amor que he volcado en mi vida, hoy regresa a mí con amor y me siento en paz.

01 DE JUNIO DE 2025 · 22:05

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@janepatriciagraystone">Jane Graystone</a>, Unsplash CC0.,
Foto: Jane Graystone, Unsplash CC0.

"Lo que fue amor, nunca deja de serlo del todo. Se convierte en eco suave, persistente, imposible de ignorar." Isabel Allende

"El eco del amor verdadero nunca se apaga; simplemente aprende a hablar en silencios." Elena Poniatowska

"Lo que amamos una vez, lo seguimos oyendo siempre, como un eco escondido en el pecho." Frida Kahlo

Era la época de mi cumpleaños, un cumpleaños como cualquier otro, no era ninguna cifra redonda ni nada por el estilo; pero por una de esas cosas que ocurren a veces, descubrí que mis hijos me estaban preparando algo muy especial.

¡Vaya mamá, sí que nos fastidiaste la sorpresa! Pero la verdad es que no sabía de qué iba la cosa ni muchísimo menos.

Es primavera, es mi cumple y siempre lo asocié con.... fin de curso, vacaciones, irme con mis abuelos a Ares, poner manga corta; porque mi abuela repetía continuamente: “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo” y esto es Galicia, nunca tenemos “seguro de sol”...

El día anterior llegué un poco tarde a la hora de comer, siempre corriendo de un lado para otro, y cuando abrí la puerta, no podía dar crédito, estaba la mesa puesta y colocada con todo esmero y se encontraba allí uno de mis hijos que vive lejos; se me llenaron los ojos de lágrimas y lo abracé con mucha fuerza, vino por mí un día y medio y a deshoras, no podía ser de otro modo.

Ese fue el mejor de mis regalos, pero ahí no acababa la cosa, sabía que mi nieto iba a venir a dormir, yo creía que era porque había ensayo de la escuela dominical temprano, ¡que también! Pero sabía que estarían sus tíos y estaba en el ajo de la cuestión...

Después de comer, más contenta que unas castañuelas, llamaron abajo, era mi hija, y cuando abrí la puerta, me encontré con una jaula preciosa y grande que tenía algo que deseaba mucho, sólo lo dije una vez el verano pasado... dentro de esa preciosa jaula, había un encanto de canario, el más delicioso que había visto en mi vida, grande y de color naranja, naranja con unas cuantas plumas blancas, sólo pude llorar de alegría, me enamoró al instante, y luego salió mi nieto de su escondite, me besó con fuerza y me trajo mil dibujos y mil sugerencias de nombres para ponerle a mi precioso canario naranja.

Después vino el más pequeño de mis hijos y os podéis imaginar la cena y el resto. Al día siguiente vi la fiesta sorpresa en la que no podía faltar mi única hermana... y todos y todo lo demás.

¿Pero sabéis algo? Hubo un momento muy dulce para mí, fue la reunión de la mañana del domingo, los tenía a todos conmigo y lloré por dentro.

Hace algún tiempo uno de ellos me escribió, y entre otras cosas me dijo: “Perdóname mamá, porque cuando era más joven no me daba cuenta de todo lo que hiciste por nosotros, hoy lo recuerdo con agradecimiento y cariño y te quiero con todo mi corazón.”

Entonces recordé aquellos tiempos cuando no paraba, no me llegaban las manos ni nada para cumplir con todo, cada vez que iban a la nevera preguntaban... mamá ¿puedo coger esto?, o cuando uno de mis hijos fue a hacer un máster en un país lejano, al volver lo encontré muy delgado y le dije ¿cómo es qué estás así?... no pasa nada mamá, es que no me alcanzaba el dinero para comer demasiado y sé que servís al Señor. Se me encogió el corazón.

Uno de los momentos más especiales con ellos era por la noche, después de leerles la Palabra, apagaba la luz y les cantaba y les cantaba... himnario, cancionero y todo lo que cayera, aunque tenían algunas canciones favoritas; cuando mi cuerpo ya no me tenía, me quedaba dormida, entonces siempre saltaban... ¡mamá más!

Y estos días recordé tantas cosas, unas maravillosas, otras no tanto, porque serví siempre al Señor con toda mi alma y cuidé de mi familia; pero no era una mujer de Pastor muy al uso... siempre fui de lo más normal... de lo más normal y eso queridos, tiene un precio; aunque me estuviera partiendo en trabajar para el Señor en todo y más y en cuidad a los míos.

Hubo momentos en que eso me hizo derramar muchas lágrimas ¡muchas! Al día de hoy todo está perdonado, porque mi Señor pone todas las cosas en su lugar en su momento.

Y el eco del amor que he volcado en mi vida, hoy regresa a mí con amor y me siento en paz.

Dice la Escritura en Gálatas 6:7...“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

Y termino con una canción que, os puede sorprender, pero me encanta, así, de algún modo me sentí ese domingo con muchos sentimientos entremezclados entre pasado, presente y futuro.

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