“Si colmas de flores a los demás, las flores te colmarán a ti. Si llenas de espinas el camino ajeno, acabará siendo tuyo.”

“La carretera de la vida no es fácil y está llena de peligros. Pero tengo un motor llamado CORAZÓN; un seguro llamado FE, que me protege y un conductor llamado DIOS, que me guía. Sólo sigo sus señales. ¡Gracias SEÑOR!”

“Y cuando ya no puedas más y caigas de rodillas, allí es donde obtendrás la victoria.”

En un mundo plagado de incomprensiones, violencias y guerras de todo tipo y por cualquier causa; después de guerras mundiales, guerras frías y un mundo como en el que nos toca vivir, en donde parece que todo va a caer de un momento a otro, siempre me ha gustado la gente que procura vivir con paz y lejos de conflictos y violencias.

Hace unos cuantos años, la palabra y el hecho que más constataba la gente desear con fuerza, era la paz. Y yo, quisiera ser como tantas otras personas, primero por ser hija de Dios y luego porque mi Señor me hizo así…. ¡Me gustaría ser una tejedora de paz!

Durante mucho tiempo pensé que la paz venía por si sola, callar, orar, no meterse en conflictos… hasta que un día el Señor tocó mi corazón con la vida de un hombre a quien siempre admiré, luchó para conseguir paz y a través de la paz, y en ello se le fue la vida, estoy hablando del Pastor evangélico Martin Luther King. Vamos a repasar muy brevemente su historia:

El nombre de Martin Luther King está innegablemente ligado a la equiparación de derechos entre blancos y negros, es decir, a la lucha contra el racismo y la xenofobia. Su discurso más conocido se titula “Tengo un sueño” (I have a dream). En el año 1964 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a toda su trayectoria. Murió muy joven, con solo 39 años, cuando un hombre le asesinó en plena calle. Pero vamos a conocer algo más de esta importante figura muy admirada por mí.

Nació en Atlanta (EE.UU.) en 1929 y estudió Teología en la ciudad de Boston. Con solo 15 años empezó a estudiar la Biblia, era hijo de un Pastor bautista y después se licenció en Teología y con 25 años se convirtió en Pastor evangélico bautista, como lo era su progenitor en la ciudad de Montgomery. Luther King siempre tuvo a Gandhi como referente y en él se inspiró para defender los derechos civiles de las personas negras que por aquel entonces sufrían una grave discriminación; no podían viajar en los mismos autobuses que los blancos ni compartir espacio de trabajo o escuela…. y muchísimo más; al poco tiempo, Luther King se convirtió en un personaje conocido en todo el mundo por su lucha pacífica por los derechos civiles.

En 1960 comenzó en Alabama una campaña que tuvo repercusión en todo el país. Esto le llevó a la cárcel pero consiguió para los negros igualdad de acceso a los comedores, bibliotecas y parkings. En el verano de 1963 reclamó el derecho al voto para las personas de color y una mejor educación en los estados del sur, donde el racismo era más evidente. El 28 de agosto de ese mismo año lideró una marcha en la capital de EE.UU, Washington, y pronunció su famoso discurso“Tengo un sueño”. Ese día le escucharon más de 200.000 personas.

El sueño de Martin Luther King se haría realidad; aunque le costaría la vida. Un año después le dieron el Premio Nobel de la Paz por su resistencia no violenta a la discriminación racial en Estados Unidos. De hecho, donó los 54.600 dólares del premio al movimiento de derechos civiles. Como venimos diciendo, tristemente un preso blanco que se había fugado de la cárcel lo asesinó en 1968. Nos quedamos con una de sus frases más célebres: “No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena.” 

Mientras estoy escribiendo, parece que todas las fuerzas del infierno se estuvieran desatando en un gran temporal de lluvia, viento e intenso frío, y sin querer, lo comparo con los mundos en los que nos toca vivir al mismo tiempo que la vida de cada quien, tal vez llena de conflictos y con ansias increíbles de lograr paz por dentro.

Si tú quieres, yo te presento al “PRÍNCIPE DE PAZ” alguien que fue profetizado con ese precioso nombre entre otros igual de maravillosos. Bajó a nacer al seno de una virgen cuando el Espíritu Santo la cubrió con su sombra, nació como un hombre, pero era Dios, su único Hijo y sin pecado; “El justo por los injustos para llevarnos a Dios”

Y si por alguna razón no tienes paz, te regalo lo que yo siento y tengo con un poema escrito ayer en la noche…

En esta noche oscura, ¡tengo paz!

En esta noche oscura cuando comienzo un año

y dejo atrás recuerdos dulces y amargos a la vez,

a veces lloro y a veces mi alma se ilusiona;

pero en todo y por todo ¡tengo paz!...

En ocasiones mis recuerdos vienen de tan lejos,

que entorno mis ojos y vuelvo a soñar;

mis pensamientos giran y envuelves mi alma

y en esa calma dulce ¡tengo paz!...

Me hiciste surcar por mares fríos y ríos profundos,

y en ocasiones creí no poder más;

pero jamás me soltaste de tu mano,

sintiendo tus delicias acariciar mi alma ¡tengo paz!...

No sé que me depara lo que viene,

desconozco lo que tienes para mí;

pero sé bien que me lleves por donde lo desees,

podré seguir diciendo ¡tengo paz!...

Porque un día me llamaste, porque un día me escogiste para ti;

y mientras haya un hálito en mis labios,

viviré para adorarte, para servirte y llevar tu melodía en mi canción,

cuando me lleves a tu presencia dulce, podré seguir diciendo ¡tengo paz!...

Beatriz Garrido

Y termino ofreciéndote lo mejor que tengo, toda la bendición de Dios sobre tu vida, mis mejores deseos para el año que comenzamos y un precioso texto de la Escritura...

“Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo”. (Juan 14:27)