Amor sin palabras

Yo soy mujer de palabras, me gusta decirlas, escribirlas…. hay otras personas que demuestran lo que llevan dentro con un regalo.

14 DE ENERO DE 2023 · 18:30

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Imagen de Kostiantyn Li en Unsplash.

 “Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas”. Voltaire

“El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio”. Stendhal

“Soy lo que has hecho de mí. Toma mis elogios, toma mi culpa, toma todo el éxito, toma el fracaso, en resumen, tómame”. Charles Dickens

El primer regalo que recibí de mi esposo fue un perfume, todavía no estábamos comprometidos ni le había dicho nunca lo que me encanta llevar siempre sobre mí el aroma de un delicioso perfume; no sé si lo intuyó o lo notó cada vez que se acercaba a mí. Aún recuerdo aquella tarde, nunca lo terminé o lo perdí… sigue guardado sin acabar en un lugar de mi vida y corazón. Con el paso del tiempo, el alcohol se habrá ido evaporando, haciendo que lo que guardé, se haya intensificado profundamente al pasar los años.

Cuando cumplimos 10 años de matrimonio, me regaló un corazón de oro colgado de una cadena, tenía un diamante pequeño en un lado hacia arriba, y llevaba escritas unas palabras en la letra que a mi me gusta y con mucha delicadeza…. Te quiero. Siempre le hicieron falta muy pocas palabras para demostrarme a lo largo de nuestras vidas su amor incondicional hacia mí. Somos bien diferentes, pero el paso de los años solo pueden hacer dos cosas, unir cada vez más a las personas o separarlas para siempre.

Hace poco, uno de nuestros hijos nos regaló a cada uno el mismo regalo de modo diferente, el mío es un colgante de plata que no me quito ni para dormir, lleva el árbol de la vida con sus múltiples significados y grabados sus tres nombres.

Yo soy mujer de palabras, me gusta decirlas, escribirlas…. hay otras personas que, simplemente con un acto, una entrega del tipo que sea… demuestran lo que llevan dentro.

Son muchas las personas que ponen en sus redes sociales la foto del día de su boda, los años que llevan casados…. Siempre es un detalle bonito que gusta a todos, otras, son muy diferentes y consideran ese tipo de cosas algo privado; así que el uno siempre tiene que adaptarse y respetar al otro.

Mi casa está llena de fotos, fotos de los míos por todos los lados, en diferentes edades y momentos, siempre me pareció un detalle precioso; es como si siempre estuviera rodeada de ellos, incluso cuando tomo alguna metida en un marco bonito y, entre mis manos, la miro con mi corazón cargado de recuerdos, y dejo derramar alguna lágrima; porque ya no los tengo o porque están demasiado lejos y los añoro.

Hasta ahora hemos hablado del amor humano, privado y precioso delante de Dios, pero hay uno infinitamente muy superior, el grande y maravilloso que en ocasiones nos dice…

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.”

1ª Juan 4:10.

“Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos”.

Juan 15:13.

“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!”

Isaías 49:15.

“¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.”

Salmo 36:7.

“El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo.”

Sofonías 3: 17.

Termino con un poema escrito hace unos cuantos años:

 

CUANDO LLEGUE EL OTOÑO SERENO DE MI VIDA

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida,

cuando las hojas, lentas, se caigan a mis pies;

me sentaré a tu lado y me echaré en tu hombro,

y recordaré aquel día cuando te comencé a querer.

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida,

ya lejos de trabajos, problemas y ansiedad,

recordaremos juntos, con el rostro cansado,

los momentos de luchas, problemas y pesar.

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida

y el mar -en la ventana- se vuelva espuma gris,

recordaré momentos de juventud intensa,

cuando en sus fieras aguas inmersa me sentí.

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida,

y los días corran lentos en tonos pastel,

te tomaré las manos suaves y cansadas,

e igual que aquella tarde las acariciaré.

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida,

recordaremos juntos nuestro servicio a Dios,

en diferentes formas, maneras y colores;

pero siempre pensando ofrecerte lo mejor.

 

Cuando llegue el otoño sereno de mi vida,

me quedaré dormida tranquila, junto a ti;

y si es que en la otra vida existe amor alguno,

volvería a buscarte, por siempre inmersa en ti.

Beatriz Garrido

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