Jael, una guerrera obediente a la absoluta voluntad de Dios

Hay algo que subyace en la historia de Jael y la muerte de Sísara, y es un bendito Dios que ha prometido y sigue prometiendo no olvidar jamás a su pueblo.

17 DE JULIO DE 2021 · 15:00

Detalle del cuadro 'Jael y Sísara', de Artemisia Gentileschi, pintado hacia el 1620. / Wikimedia Commons,
Detalle del cuadro 'Jael y Sísara', de Artemisia Gentileschi, pintado hacia el 1620. / Wikimedia Commons

“Una mujer con una voz es por definición una mujer poderosa. Pero la búsqueda para hallar esa voz puede ser extremadamente difícil”.

Melinda Gates

 

“Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro”.

Isabel Allende

 

“En lugar de dejar que tus dificultades y fracasos te desalienten, deja que te inspiren”.

Michelle Obama

 

“El coraje es como un músculo. Lo fortalecemos usándolo”.

Ruth Gordo

 

Me encanta tomar biografías especiales, si son de mujeres especiales… ¡mejor! Y si son mujeres de la historia de la Biblia…. ¡muchísimo mejor!! Pero es un tema demasiado manido, así que hoy busqué una mujer de la Biblia que no se haya tocado en demasía, una mujer valiente y decidida… eso me encanta, y espero sacar a vuestro lado alguna lección para nuestras vidas.

Vamos a comenzar con el significado de su nombre…

Nombre femenino de origen hebreo (en hebreo, יעל‎ con las variantes Yahel, Yaël, o Jaël) que significa Íbice de Nubia. … es decir… . Lo cierto que en una primera instancia, como que es un significado... no demasiado bonito; aunque tiene una muy buena relación con su carácter; su temperamento: decidida y valiente, una mujer que aprovechó la oportunidad que se presentó para matar a un enemigo del pueblo de Dios. Esto ya me gusta muchísimo más, pero hay una última acepción de su nombre que me parece preciosa… hay otra variante del nombre Yael, la cual es Yahel. Yahel viene de la palabra hebrea Ya'alon, la cual significa diamante o brillo. Así que Yahel significa, brillar. Si junto todo, creo que nos podemos quedar con esto:

Jael, significa Íbice de Nubia, es decir… cabra montés o salvaje, y esto enlaza muchísimo con su temperamento… una mujer decidida y valiente que aprovechó la oportunidad que se presentó para matar a un enemigo del pueblo de Dios. Y una última acepción de este nombre tan especial es…  diamante o brillo. He de confesar que nos estamos topando con una mujer super especial y esto… ¡Me encanta! Vamos con ella…

Para comprender con conocimiento de causa la historia de Jael, mujer de Heber, tendríamos que leer con mucha calma en la Escritura su historia, que está recogida en el libro de Jueces capítulos 4 y 5. Y que nadie se equivoque, no estoy tratando cosas tales como abogar por la pena de muerte, o cosas por el estilo; eran otros tiempos y otras circunstancias.

Creo sinceramente que hay algo que subyace en la historia de Jael y la muerte de Sísara, y es un bendito Dios que ha prometido y sigue prometiendo no olvidar jamás a su pueblo, por mucho que se equivoque o le sea infiel; nosotros podemos equivocarnos y serle infieles… en palabras de Pablo …

“Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24. Así eran las cosas y no podían ser de otra manera, pero él dice: “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”.

Sé que estoy escribiendo sobre una mujer del  A. T. Y vengo al apóstol Pablo, N.T. Intento tomar la historia real de una mujer del tiempo de los jueces, su historia, y aplicarla para nosotros, creyentes del este tiempo.

Alguien dijo que el gozo de Jael fue haber sido elogiada por Débora y Barac, por la parte que desempeñó en una victoria decisiva. Y sinceramente, me parece bonito y muy acertado.

El pueblo de Israel durante la época de los jueces debe haber llevado a Dios hasta el borde de la exasperación a causa de su vacilación continua, siempre ha sido así, ¿no es cierto?, cuando todo iba bien, se olvidaban con demasiada facilidad de su Dios y seguían sus propios caminos; pero cuando las cosas se ponían duras, corrían a Él en busca de liberación, alivio y solución.

¿Y no es cierto que todo esto es demasiado conocido para nosotros, pueblo de Dios hoy? ¡Con cuanta facilidad vamos por nuestra cuenta, pensando que podemos manejarlo todo estupendamente bien, hasta que nos encontramos con algo que nos resulta demasiado difícil; es entonces cuando vamos a Dios en busca de auxilio; solo entonces corremos hacia Él buscando ayuda.

Sin embargo, ¡qué maravilloso es nuestro Señor! Siempre está ahí, a nuestro lado, dispuesto a perdonarnos, a restaurarnos, y a levantarnos de nuevo.

Permitidme que os deje un poquito sobre quien era Heber.

1. Un bisnieto de Jacob por intermedio de Aser y Bería (Gen 46:17).

2. El queneo cuya esposa, Jael, mató a Sísara (Jue 4:11-21).

3. Un hijo de Esdras de la tribu de Judá y probablemente de la familia de Caleb (1Cr 4:18).

4. Un benjamita e hijo de Elpaal (1Cr 8:17).

5. El jefe de una de las familias de la tribu de Gad (1Cr 5:13).

6. Un benjamita, hijo de Sasac (1Cr 8:22).

7. Alguien mencionado en la genealogía de Cristo (Luc 3:35), padre de Peleg y Joctán,

Y ahora veamos con claridad quien era Jael:

Débora era el comandante del ejército de Jabín. Sísara, como guerrero experimentado, había regresado repetidamente a su casa como vencedor, con abundancia de botines y cautivos de guerra, en vista de esto, pudiera parecer muy improbable el que Sísara fuera a caer en manos de una mujer.

Sin embargo, esta era la palabra de Jehová por medio de la profetisa Débora, y por lo tanto tenía que realizarse sin falta. De todos modos, el participar en el cumplimiento de la profecía impondría una prueba a la mujer que tuviera este privilegio; ella tendría que ser lo suficientemente valiente como para actuar contra un guerrero, y también tener un aprecio profundo de lo que consideraba correcto; por muy inverosímil y difícil que pudiera ser.

La mujer que con buen éxito se enfrentó a la prueba y cumplió la profecía no fue una israelita, fue Jael, la esposa de Heber el quenita.

En aquellos días no era lo acostumbrado el que un hombre entrara en la tienda de campaña de una mujer casada. Pero cuando Jael la esposa de Heber mostró que estaba dispuesta a recibir a Sísara, él no vaciló en aprovechar el refugio que se le ofrecía allí. Exhausto debido a la experiencia que le acababa de suceder, se acostó; y Jael lo cubrió con una manta. Más tarde, cuando él pidió de beber agua, ella le suministró leche. Indudablemente esta leche había sido agriada por medio de sacudirla en un odre no lavado, y por tanto se había mezclado con leche vieja que todavía se adhería al interior del odre. 

Debido a la hospitalidad de Jael, Sísara tiene que haberse sentido seguro, y pronto quedó profundamente dormido; así, este comandante militar se había colocado a merced de Jael. Pero, ¿se pondría ella de parte de él y en contra del pueblo de Dios, o sería ella la que hubiera de tomar acción contra Sísara?

Jael obró de un modo inmensamente valeroso; aprovechó la oportunidad de ponerse de parte de los israelitas. Como persona que vivía en tiendas, estaba acostumbrada a hundir estacas de tienda en el suelo con un martillo; por esa razón, con una estaca de tienda en una mano y un martillo en la otra, Jael se acercó a Sísara, quien dormía profundamente de lado, y seleccionando la parte más débil del cráneo de Sísara, colocó la estaca en el lugar apropiado y se la hundió en la cabeza. Más tarde, cuando Barac se presentó en el escenario de los acontecimientos, Jael le mostró lo que había hecho, allí delante de él yacía Sísara, muerto con la estaca a través de la sien. La muy valiente Jael había participado en el cumplimiento de la palabra que Jehová había dado por medio de Débora.

Espero que hayáis podido disfrutar igual que lo he hecho yo misma, repasando una historia preciosa recogida en las sagradas Escrituras. Puede parecer dura, en una primera instancia, pero lo que es a mí, como mujer, me habla de muchas cosas:

– En primer lugar, obedecer a mi Señor por muy difícil que me parezca lo que me pide.

– No menospreciar nunca a nadie, Jael no era israelita, pero Dios la eligió a ella para semejante hazaña, la dotó para ello, y sus hijos fueron en la línea de Cristo, al ser hijos de Heber.

--Cobrar valor cuando me fallan las fuerzas, sabiendo que mi Señor las renueva del mismo modo que las del águila.

– Y en último lugar, tener todo el coraje y valentía del mundo para enfrentarme a lo que sea si mi Dios me lo pide, que ser mujer es muy bonito, y ser hija de Dios y servirle, ¡¡algo incomparable!!

Señor de mi vida, haz de mí una mujer como lo fue Jael, en tiempos difíciles y cuando muchas personas puedan creer que no seré capaz de obedecer tu mandato para mi vida, nuevamente y como siempre… ¡Aquí estoy, envíame a mí!

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