Preciosa vendedora de telas de púrpura

Lidia me recuerda que la salvación es solamente del Señor, y usa mil motivos diferentes para llegar a quien le necesita y le busca.

14 DE FEBRERO DE 2021 · 12:00

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Foto de Aditya Wardhana en Unsplash CC.

“Tomar tu cruz es considerar que es mejor morir, que vivir para otra cosa que no sea Jesús” — Richard Chin.

“Dios no es un empleador buscando empleados. Él es un Águila buscando personas a las que les dará refugio bajo sus alas. Él está buscando personas que dejen padres, madres, tierras o cualquier cosa que los aparte de una vida de amor bajo las alas de Jesús” — John Piper.

“El secreto de andar con Jesús es tener la certeza de que yo no sé, pero Él sí. — Oswald Chambers.

“Estamos seguros, no porque nos aferramos fuertemente a Jesús, sino porque él nos sostiene fuertemente a nosotros” — R. C. Sproul. 

 

Me encanta encontrar vidas que tienen algo nuevo que decirme y aportar a mi propia vida para compartir con otros; en ocasiones me encuentro con historias de vidas preciosas, y por alguna razón que sé muy bien cual es, sea quien sea la persona sobre la que estoy tratando, por más inverosímil que parezca, siempre encuentro algo relacionado con Dios en esa vida.

Hoy quiero meditar un poquito a vuestro lado sobre una mujer bien conocida en las Escrituras que tiene mucho que decirnos… Lidia de Tiatira.

Permitid que os deje unos textos de la Palabra para entrar en situación…

“Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía. Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó, diciendo: Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid a mi casa…” (Hechos 16:14-15)

Hay muchas cosas que me gustan de esta vida y de su historia absolutamente real, tal vez no sea tan conocida o estudiada pon nosotros como Esther, Débora, Míriam… pero es especial para mí por muchos motivos importantes.

En primer lugar, podemos decir que fue la primera convertida al cristianismo siendo  europea; Lidia era de Tiatira, Asia Menor, lo que hoy es Turquía; aunque escuchó hablar del Evangelio en Filipos. Pero me encanta el dato tremendamente importante, adoraba a Dios, y Él sale a su encuentro a través de sus siervos.

Por otra parte, cuando leemos que vendía telas de púrpura, nos damos cuenta de que no era una simple vendedora de telas, ¡para nada! Era una…. hoy podríamos decir… mujer de carrera, de mucha influencia, una tremenda y respetada mujer de negocios. Pero es que además, la tela de púrpura era muy común que se utilizara por gente de élite, de aristocracia, una tela cara... curioso, ¿no? Nos encontramos ante un “crack” de mujer... ¡Me encanta!  

Como hemos dicho antes, adoraba a Dios sin conocerle en toda su dimensión, y cuando Pablo y sus compañeros la encuentran, está orando con un grupo de mujeres. El gran siervo de Dios le presenta la Palabra, y no sólo se convierte; sino que los invita a parar en su casa con insistencia. Pero lo más precioso es que al convertirse ella, también lo hace su familia, y se crea la primera iglesia en Europa.

Lidia me recuerda que la salvación es solamente del Señor, y usa mil motivos diferentes para llegar a quien le necesita y le busca; utiliza lo que sea… cárcel, sueños y visiones… mueve los hilos que haga falta, pero siempre llega... Dios siempre llega a quien lo anhela, a través de aquellos que se dejan usar por Él.

Lidia me enseña también que jamás debemos de juzgar a nadie, puede que muchos que la miraran como un tanto de refilón, porque era una mujer de éxito, ¡pues sí señores míos! Que muchas veces hay personas verdaderamente de Dios que son miradas... por un lado con respeto, pero por otro lado con otra serie de cosas que prefiero ni nombrar; y se olvidan de que Dios nos ama a todos por igual y que nos usa si le dejamos, sea cual sea nuestra condición.

En último lugar, Lidia me recuerda que mi primera gran comisión y trabajo, es la expansión del Reino, y que vivir por y para ello, vivir para ganar almas para mi Señor, es lo más maravilloso del mundo; con lo que tengo, con lo que soy, con lo que Dios me ha dado y con los dones que me ha regalado… En esa obediencia va mi felicidad…. Y además… ¡Siendo mujer!

Cuando al día de hoy puedo ver que la iglesia de Dios es perseguida, me acuerdo de Lidia, y de como comenzó el Evangelio donde ella estaba; puedo ver el amor por aquellas gentes de preciosos siervos de Dios que se juegan hasta la vida por llevar las Buenas Nuevas, puedo ver la tremenda necesidad de Dios que tienen muchas personas del mismo lugar que Lidia; personas que pueden perder todo lo imaginable hasta, de nuevo, sus propias vidas…. y me sigo acordando de Lidia… una mujer de fe, de oración, de posibles y de mil cosas más; una mujer que permitió que a través de su conversión y de su vida, entrara el Evangelio en Europa.

¡¡Gracias preciosa vendedora de telas de púrpura, por bendecir de nuevo mi vida!!

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