“Hay que oír la investigación académica desde lo que dice la Escritura: ‘porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad’”
IBSTE alcanza el medio siglo de historia analizando los próximos retos y poniendo de manifiesto su capacidad de aportación a la iglesia en España: “Necesitamos servir a la iglesia de una manera cercana”.
CASTELLDEFELS · 04 DE DICIEMBRE DE 2024 · 12:06
En 1974 se fundó el Instituto Bíblico y Seminario Teológico de España (IBSTE), de la mano de Jaime Fasold. Un proyecto en el que, de entrada, colaboraron otros nombres, como Juan Blake o Esther Kregel. Manuel Martínez, actual rector de la facultad recuerda su “solidez espiritual y fidelidad a la Escritura”.
A partir de entonces, los 50 años que este 2024 cumple el seminario ubicado en Castelldefels han estado caracterizados por varios momentos de diversa índole. Como el reconocimiento de la acreditación de título oficial por parte del Estado español que llegó en 2011. “Se llegó a ello por la gracia de Dios”, explica Martínez. Una trayectoria que ha continuado hasta la actualidad a través de periodos de crisis socioeconómicas o una pandemia. “Quienes conocemos el funcionamiento de IBSTE nos maravillamos de haber llegado hasta aquí”, añade el rector.
Para celebrar su 50º aniversario, la Facultad Internacional IBSTE ha vivido un acto de reconocimiento por parte de las autoridades y también ha organizado dos jornadas de reflexión con ponencias sobre distintos temas pertinentes a la actualidad de la iglesia. Protestante Digital ha entrevistado a Manuel Martínez, rector de la misma, para repasar su recorrido histórico y analizar los próximos retos a afrontar.
Pregunta: ¿Qué supone para una institución como IBSTE alcanzar el medio siglo de vida?
Respuesta: Hay diferentes perspectivas de esta celebración. Es como sucede en cualquier iglesia, que los pastores marcan periodos y los hermanos se identifican con cada periodo. Para mí, esto es evidente en cómo celebran este aniversario los graduados de la época de Jaime Fasold, y por otra parte los de la época de Pedro Sanjaime, y por otra parte, más breve, los de mi época.
Para mí, personalmente, vivo como un milagro del Señor el haber llegado hasta aquí. Y tengo sentimientos encontrados. Por una parte, al elaborar la historia de IBSTE, me encantó ver la fundación y algunos hermanos involucrados en la misma, como Jaime Fasold, que lideró el proyecto, pero también otros como Juan Blake o Esther Kregel. Su solidez espiritual y fidelidad a la Escritura. Por otro lado, tristemente, en las siguientes dos décadas en IBSTE hubieron diferentes posturas que causaron dificultades.
No ha sido una historia fácil. En 2006 IBSTE se independizó de la misión a la que pertenecía y se pensó en buscar a representantes de diferentes iglesias y denominaciones para que apoyasen la facultad. Pero con el paso del tiempo, las diferentes denominaciones han creado sus propias escuelas de teología e IBSTE se ha quedado sin el apoyo de ningún círculo de iglesias específico. En 2011 se recibió la acreditación de titulación oficial del Estado y eso marcó un antes y un después. Sin duda se llegó a ello por la gracia de Dios pero, de nuevo, sentimientos encontrados. Porque lo que durante mucho tiempo fue un sueño, como era contar con unos estudios reconocidos por el Estado, era entonces una realidad, pero la facultad había sido dejada a su suerte, en cierto sentido. Por eso pienso que muchas iglesias deberían reflexionar sobre qué papel tienen en la historia de esta facultad. A veces parece que IBSTE sea una especie de satélite del que nadie se apropia.
En cualquier caso, quienes conocemos el funcionamiento de IBSTE nos maravillamos de haber llegado hasta aquí. Hay dos entidades que es necesario mencionar porque nos han hecho posible llegar hasta aquí. Una es el seminario chino ICBSIE, que desde 2007 utilizan nuestras aulas, oficinas y habitaciones, y su apoyo supone una ayuda que nos permite seguir adelante. Y luego, también, la ayuda de misiones extranjeras, como la de Berend Coster de Países Bajos. También Matthew Leigthon ha sido muy importante no solo al dedicar horas de enseñanzas a esta institución, sino además mediando para recibir donativos que han permitido la reforma de parte de nuestras instalaciones.
El Señor es fiel y nos ha mostrado el camino hasta aquí. Ahora estamos expectantes para ver si vamos a conseguir el apoyo de un círculo específico de iglesias o si vamos a tener que revertir a una vinculación extranjera como en el pasado.
P: Entonces, ¿qué retos afronta IBSTE a medio-largo plazo?
R: Las vocaciones que incluyen dentro del llamado pastoral una formación teológica seria y profunda no son fáciles de combinar. Por otro lado, hace tiempo que se escucha eso de que conversiones no hay muchas, y eso afecta al número de estudiantes que puedan desear formarse sólidamente.
Otro tema a tener en cuenta es el número de seminarios que emergen continuamente en España. A modo de broma, un hermano en la fe compartía hace tiempo la idea de que cada uno que se saca un doctorado viene y establece su propio seminario. Cada misión, cada círculo de iglesias, etc., tienen su propio seminario. Así que un reto importante es la cantidad de estudiantes.
También está la cuestión de la modalidad de la enseñanza. Es cierto que con el avance de la tecnología se requiere también una oferta de formación en línea. Pero, hasta cierto punto, pienso que se ha mitificado, porque la experiencia, por ejemplo, de la UNED es que el índice de éxito o tasa de graduación es mínimo. Pienso que esto se da tanto en teología como en cualquier otra rama de formación. Un profesor de nuestro seminario que también da clases en la UNED hablaba en una ocasión de una tasa de fracaso superior al 90%. La formación en línea es algo que se exige a las facultades, y para nosotros supone un reto, pero por otra parte es muy sacrificada.
Un reto muy importante para nosotros es encontrar profesores titulados y, sobre todos, que sean españoles o hispanohablantes. Esto no es fácil y ahora tenemos un número de docentes que tienen una jubilación o una posjubilación próximas, así que debemos reponer esas vacantes. Tenemos un plan y candidatos, algunos de ellos misioneros extranjeros, pero sigue siendo un reto, por ejemplo a la hora de aprender el castellano. Y, por supuesto, las finanzas son siempre un reto. Del coste general de todo lo que supone IBSTE, a día de hoy los estudiantes aportan un 15%. Necesitaríamos contar con un conjunto de 60 estudiantes para que la enseñanza fuera sostenible.
P: ¿Cómo encajan todos estos retos con la incertidumbre que comentabas de ‘nacinoalizar’ el proyecto con círculos de iglesias en España o regresar a una mayor dependencia del extranjero?
R: No queremos ir a modelos de dependencia, pero sí establecer vínculos sólidos con entidades ministeriales tanto nacionales como extranjeras. Pienso en relaciones ministeriales que nos den una identificación y una confianza para todos aquellos que colaboran con nosotros, de manera que sepan que nuestra postura teológica conservadora es segura.
Algo de lo que me he dado cuenta preparando esta celebración es que, así como tradicionalmente nuestros estudiantes eran de Asambleas de Hermanos o bautistas independientes, hoy en día la mayoría vienen de iglesias emergentes o independientes. Por eso, en lo que estamos trabajando es en desarrollar esos vínculos. Necesitamos servir a la iglesia de una manera cercana, ya sea predicando, a través de conferencias, etc. En esta línea, acabamos de publicar el libro Inspiración, fiabilidad y autoridad de las Escrituras. Ahora vamos a sacar un librito que recoge las ponencias del 50º aniversario y también queremos estar más presentes en las redes sociales. En definitiva, queremos establecer ese círculo de apoyo en España. Nosotros estamos aquí por un llamado, y no por una viabilidad. Así que, sea como sea, vamos a tirar para adelante.
P: ¿De dónde nace el proyecto de este libro y cómo encaja con esa vocación de servir a la iglesia?
R: Fue en 2019 que nos reunimos el Consejo rector y algunos profesores para determinar nuestros valores, nuestra visión. Como parte de nuestra visión, quedó claro que queríamos ser una voz presente en el entorno evangélico. Deseábamos que se nos oyera. De ahí nació la iniciativa de Desafío XXI como unas conferencias en las que proveer recursos para pastores, obreros y hermanos maduros sobre temas actuales. El primero fue sobre apologética, el segundo sobre la renovación del culto, el tercero fue sobre la inspiración, la fiabilidad y la autoridad de las Escrituras, y el último ha sido sobre la persona de Cristo desde diferentes perspectivas. El del año 2025, Dios mediante, será sobre Jesucristo y la espera de su venida, centrado en escatología.
Deseamos dar criterios aportando distintas perspectivas para la reflexión, no dictando una postura, sino proveyendo argumentos para que los pastores puedan reflexionar y tener una convicción un poco más profunda. Eso es lo que nos mueve.
P: Imagino que en un contexto con tanta información y corrientes de pensamiento, el carácter de la formación académica es otro reto.
R: La innovación académica es una necesidad. Debemos mantenernos al día y, como en toda la historia, incluso los planteamientos críticos negativos han aportado preguntas que han contribuido profundamente a la comprensión de la Palabra del Señor. Por ejemplo, el criticismo de formas, de redacción de los evangelios, etc., que desde Bultmann estaban planteados como una cuestión que descalificaba el texto y lo reducía a un mito, analizándolos desde una posición de confianza en las Escrituras aporta esas preguntas que, bien respondidas, contribuyen la comprensión del texto.
En ninguna manera nos asusta el avance de corrientes de pensamiento, tecnología, ciencia, etc. Quizá sí que miramos con cierta preocupación hacia la Inteligencia Artificial porque contiene errores importantes y el que confíe plenamente en ella puede verse abocado a ellos. Pero, en cuanto a la investigación académica, sabemos que hay que oírla desde lo que dice la Escritura: “porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad”. Eso a mí me da mucha paz. El desarrollo académico es positivo y esperamos seguir en ello siempre desde una perspectiva conservadora.
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