Evangélicos en Canarias: “La entrada masiva de migrantes no es solo una cuestión de las islas, sino de toda España”

Pastores y líderes evangélicos canarios reivindican la necesidad de solidaridad entre comunidades autónomas para acoger a personas. “El reparto de responsabilidades debería convertirse en algo obligatorio y sancionable”, dicen.

Jonatán Soriano

FUERTEVENTURA · 25 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 09:00

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Una embarcación recorre la costa de Santa Cruz de Tenerife. En los últimos años han llegado decenas de miles de personas a las islas. / Maria Bobrova, Unsplash.

Hablar de migración en España ha adquirido un matiz peculiar en los últimos años y que tiene que ver con el ‘reparto’ de las personas que llegan al territorio español entre las diferentes comunidades autónomas. Esta es, de hecho, una demanda especialmente sensible en las regiones más afectadas por el fenómeno migratorio, como las Islas Canarias.

Según la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), en los cinco primeros meses de 2024 llegaron cerca de 18.000 migrantes a las costas canarias. Es más, Frontex calcula que la ruta migratoria de África Occidental ha experimentado un aumento del 303% respecto al mismo periodo de tiempo que en 2023. “Las llegadas están agravando la situación”, explica a Protestante Digital el ex-presidente del Consejo Evangélico de Canarias, Philippe Chevalley. “Las islas están desbordadas”, agrega.

En el plano político, todo parece avanzar más lento de lo que la realidad exige. El debate sigue enfocándose en si es necesario un mecanismo que obligue (ya no sería voluntario) al resto de comunidades autónomas a acoger a parte de las personas que llegan a las islas, como ha hecho la Unión Europea, aunque no sin generar controversia. Especialmente en lo que concierne a los menores no acompañados. En este sentido, la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, ha reconocido recientemente que el mecanismo de solidaridad voluntaria que operaba hasta ahora entre las comunidades autónomas “no estaba funcionando correctamente, porque en muchos casos no se estaba produciendo los traslados”. 

Conflicto entre el gobierno central y el insular

El gobierno canario ha aprobado un protocolo sobre los menores migrantes no acompañados y ha elevado un requerimiento al gobierno central para que “cumpla sus obligaciones” con un margen de 30 días para llevar la cuestión a los tribunales. 

Un movimiento que coincide con un dictamen del Consejo de Estado sobre el protocolo canario que permite a Madrid llevar la propuesta insular al Tribunal Constitucional para que la tumbe. Y es que el máximo órgano consultivo del gobierno central cree que “la suspensión de la recepción de dichos menores constituye un incumplimiento de las obligaciones de protección y asistencia inmediata a los menores extranjeros no acompañados”

Para Ángel Manuel Hernández, pastor de la iglesia Misión Cristiana Moderna, que trabaja directamente en la atención de migrantes recién llegados en Fuerteventura, “la urgencia del reparto de migrantes no radica en sacarlos de Canarias, sino en crear políticas que funcionen y espacio para los que aún están por llegar, porque esto no va a parar nunca y quien crea lo contrario es un iluso”, señala. “En Canarias no pretendemos ‘quitarnos de encima’ a los migrantes, sino evitar una masificación que nos impida atenderles adecuadamente. Y en el caso de los menores, una vez que la tutela pasa al Gobierno de Canarias, hay que atenderles, cuidarles y escolarizarlos como a cualquier niño canario. No se trata de que se vayan, porque nosotros no tenemos problemas de convivencia ni de acogida integral, sino que se trata de mantener intacta nuestra conciencia, nuestros valores y principios humanos, que nos impiden tratar indignamente a quienes migran”, reitera.

La necesidad de un reparto obligatorio

Desde Fuerteventura, Hernández insiste en que “el reparto de responsabilidades debería convertirse en algo obligatorio y sancionable, tal como sucede en la Unión Europea con los países que no cumplen sus compromisos en relación con la acogida de migrantes”. “Las palabras 'solidaridad' o 'voluntariado' en relación con el apoyo de las comunidades hacia Canarias no son las más adecuadas, porque no se trata solo de solidaridad o voluntariado, sino de responsabilidad. Es una cuestión de ser responsables y consecuentes con los principios y valores que los derechos humanos representan”, añade.

Hernández considera que hay “una falta de preocupación seria por lo que ocurre en las islas en términos estratégicos” y reivindica que “la entrada masiva de migrantes en Canarias no es solo una cuestión de las islas, sino de toda España”. “Todos buscan llegar a lo que llaman ‘la gran España’, la península, para desde allí seguir su camino hacia Francia o Alemania, principalmente. Como anécdota, una persona nos preguntó una vez qué guagua tenía que coger para ir al estadio del Real Madrid”, remarca.

El pensamiento cristiano no puede estar alineado con quienes buscan cerrar fronteras”

Tanto Hernández como Chevalley hacen un llamado a la solidaridad y la responsabilidad de las iglesias en la península. “Las iglesias deberían estar más involucradas en la ayuda ya que la Biblia dice que tenemos que ayudar al extranjero”, afirma el ex-presidente del Consejo Evangélico de Canarias. 

En la Misión Cristiana Moderna de Fuerteventura, Hernández explica como han “sentido la responsabilidad de la implicación en el fenómeno migratorio como de parte de Dios”. “Creemos que más que un gran trabajo es una gran oportunidad de poder servir al Señor y al prójimo. Se nos parte el corazón oyendo las historias, y algunas de ellas hasta de una terrible persecución cristiana”, dice el pastor.

Hernández habla de “la falta de hospitalidad, compasión y justicia hacia los más vulnerables” como “el verdadero pecado de Sodoma y Gomorra”, y considera que “estas ciudades no solo cerraron sus fronteras físicas, sino también sus fronteras espirituales y morales, negándose a ayudar a quienes lo necesitaban”. “La buena voluntad del Señor y su misericordia sobre un país está ligada a la acogida de extranjeros como se desprende claramente del texto de Isaías 60:10. Por eso el pensamiento 
cristiano no puede estar alineado con aquellos que, en defensa de una identidad cultural o en la prioridad de los recursos para los nacionales, ven la inmigración como una amenaza, buscan cerrar las fronteras por completo, imponer barreras físicas peligrosas o sancionar a los migrantes ilegales 
como si fueran delincuentes”, asegura.

En la Misión Cristiana Moderna, cuya labor con los migrantes llegados a Fuerteventura ha sido reconocida por el gobierno de España, dice Hernández que han “aprendido que, si un cristiano siente que su fe está amenazada por la llegada de migrantes con otras creencias, es porque ese cristiano no está firme en su fe o no está cumpliendo con su misión en su propio país: evangelizar, congregarse y apoyar su iglesia local”. “La migración siempre nos beneficiará como pueblo, no solo físicamente, sino moral y espiritualmente”, considera el pastor.

 

 

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