Un total 535 niños y adolescentes atletas participaron en las olimpiadas evangélicas en Galicia, que alcanzaron su vigésimo tercera edición este pasado sábado 1 de junio en su lugar habitual de celebración, el estadio de la Universidad de A Coruña, en el Campus de Elviña.

En una jornada soleada y ventosa, los participantes llegaron de todos los puntos de la geografía gallega para disfrutar de un tiempo de deporte y comunión fraternal, que transcurrió sin incidentes.

En esta edición participaron 22 iglesias. Se contó con la colaboración de personal sanitario, jueces deportivos y un nutrido equipo de voluntarios, cerca de 50.

El ambiente fue festivo y de alegría por parte tanto de los participantes, que iban desde los 4 a los 16 años, así como del público que acompañaba a los deportistas. Las gradas presentaban un aspecto nutrido, con una asistencia de unas mil personas que no dejaron de aplaudir, animar y cantar durante las competiciones.

Deporte y valores

Como suele ser habitual, la jornada comenzó con la competición de maratón, en la que participan todos los niños que asisten a las Olimpiadas. A continuación se fueron desarrollando las distintas pruebas de salto de altura, longitud, lanzamiento de peso y carreras lisas.

Esther Rodríguez, directora y fundadora de las Olimpiadas Evangélicas en España, dirigía el desarrollo del programa. A medida que las pruebas iban finalizando, se realizaban las entregas de medallas a los tres mejores registros, con bronce, plata y oro. A todos los participantes también se les entregó un diploma, así como una camiseta con el lema de las olimpiadas y la imagen de la mascota, que en esta ocasión era una ardilla.

La competición estuvo reñida hasta el final, y la entrega de las copas al final del evento mantuvo la emoción de los participantes. Se entregaron seis copas para las mejor clasificadas, siendo la que más puntos obtuvo la iglesia Buenas Noticias de Lugo. Le siguieron en la clasificación la Iglesia Unida de Vigo, Iglesia Buenas Noticias Ferrol, Iglesia Evangélica de Marín, Iglesia Evangélica El Camino A Coruña e Iglesia Evangélica Revive (Cangas).

También hubo tiempo para el tradicional desfile, en el que los atletas, acompañados de sus entrenadores, caminaron alrededor del campo encabezados por una pancarta con el nombre de cada una de las iglesias participantes.

Mensaje y testimonio

En una breve entrevista realizada por Beatriz Garrido, una deportista profesional compartió con los niños la importancia del deporte para ejercitar hábitos saludables en la vida, y explicó cómo en la vida espiritual es similar, dado que estamos en una carrera en la que lo más importante es ir acompañados de Jesús.

Las olimpiadas se cerraron también con oración, a cargo del pastor Marcos Zapata, que acompañaba desde la grada a los niños de su iglesia. “Las olimpiadas son una oportunidad única de unirnos como pueblo de Dios”, expresó Zapata, que dio gracias a Dios por la jornada vivida.

Timoteo Figueirido, director de las Olimpiadas en Galicia, se mostró agradecido por la celebración de la actividad un año más, “aún con muchas dificultades que surgieron, pero que gracias a Dios se pudieron solventar”, explicó.

Las olimpiadas son también un testimonio evangélico a la ciudad y a los participantes que, sin ser evangélicos, las apoyan, participan y colaboran. “Los jueces de este año era la primera vez que estaban y quedaron impactados por el ambiente de fiesta y familiaridad que se respiraba”, contó a Protestante Digital. Asimismo el personal del estadio se mostró agradecido un año más por el buen comportamiento de todos los asistentes. “Se da buen testimonio y además, es el evento que más llena el estadio”, explicó Timoteo Figueirido.

Hacia las siete de la tarde, el programa dio por concluido y los participantes regresaban a sus hogares, felices y con la ilusión de repetir el año próximo.