Dios conoce el día de nuestra muerte

La gran paradoja de los siglos es que Jesús, con su dramática muerte en la cruz, nos imparte vida eterna a los que hemos creído o vayamos a creer en Él de todo corazón.

28 DE JUNIO DE 2025 · 18:00

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Foto de Simeon Muller en Unsplash

Imagínate que de algún modo pudieras llegar a saber anticipadamente el día de tu muerte, de seguro que cambiarían muchas cosas en tu plan de vida con bastante urgencia. Si no eres creyente en Dios, quizás te desesperarías o te deprimirías por momentos, o a lo mejor procurarías arreglar y poner en orden algunas cosas importantes antes de tu fallecimiento.

Si eres creyente podría ser que a pesar de la fatal noticia te sintieras más seguro de tu destino eterno, o quizás no, porque también pudiera ser que te asaltaran muchas dudas y temores.

¿Por qué tenemos tanto miedo a morir?, sabiendo que está decretado por Dios que todos los seres humanos muramos tarde o temprano por causa de nuestro pecado personal, tal como nos describe el Nuevo Testamento: “Está establecido para los hombres que muramos…Por cuanto todos pecamos y estamos destituidos de la presencia de Dios… Porque la paga del pecado es la muerte temporal y eterna”, aunque este mismo Dios también ha provisto un medio de salvación infalible, si seguimos sus coordenadas; tal como nos relata Juan el discípulo íntimo de Jesús: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Amado, para que todo aquel o aquella que en él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna”.

Podríamos referirnos a otras tantas Escrituras sobre la seguridad del cristiano verdadero para el momento del óbito, pero tan solo referiré una de las palabras más poderosas que podamos leer de labios del mismo Jesús. “El que cree en mí tiene vida eterna… y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida”. Pero cuidado, Jesús también nos confronta previamente para que nos arrepintamos sinceramente de nuestros pecados de manera determinante, porque este es el acto que nos abre la puerta de la fe.

Nos conforta mucho la seguridad del apóstol Pablo, respecto a la muerte súbita, con las siguientes palabras: “Si vivimos, para Dios vivimos; y si morimos, para Dios morimos. Así que, ya sea que vivamos, o que muramos, del Señor nuestro Dios somos”. Esta no es una cuestión baladí, amigos. Solo Dios nuestro Creador sabe cuál es el día y la hora de nuestra muerte y no se trata de resignación, ni tampoco de ser pájaros de mal agüero sino de ser realistas y darle expresión pública a este momento tan trascendental para cualquiera de nosotros, como es el día de nuestra muerte.

Por todo ello, te quiero recordar algo importante, querido amigo: “Si percibes hoy, de alguna manera, que Dios te está hablando en lo íntimo, no seas indiferente… Cree en el Señor Jesucristo de todo corazón y serás salvo… para toda la eternidad con Dios tu Creador”. Y aunque todo esto es mucho decir, te aseguro que es ciertísimo, porque Dios nos ama y él nunca miente.

La gran paradoja de los siglos es que Jesús, con su dramática muerte en la cruz, nos imparte vida eterna a los que hemos creído o vayamos a creer en Él de todo corazón. Y debido a ese acto de amor supremo “La muerte ha sido definitivamente sorbida en victoria” entiéndase derrotada. Jesús es nuestra única esperanza de resurrección, más allá del Rubicón de la muerte.

Finalmente, te propongo que hagas tuya esta breve oración: “Dios, reconozco mi incapacidad para resolver el problema de la muerte. Te pido perdón por mis pecados y reconozco y declaro que tú, Jesús, eres mi única esperanza de Salvación. Creo en ti y te pido que vengas a mí vida y que seas mi guía y Señor desde ahora y para siempre, amén”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Dios conoce el día de nuestra muerte