El maravilloso don de la voz

La voz nos confiere personalidad, nos identifica, nos avisa, nos conmueve y nos otorga un don exclusivo que nos caracteriza como seres extraordinariamente únicos en toda la creación.

03 DE FEBRERO DE 2024 · 18:00

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Imagen de Emmanuel Ikwuegbu en Unsplash.

A propósito de los seminarios/taller que imparto desde hace algunos años sobre el buen uso de la voz, me puse a pensar sobre esta inigualable facultad humana que nos distingue singularmente de todos los seres vivos.

Los animales relinchan, rebuznan, maúllan, ladran, mugen, braman, rugen, chillan, cacarean y gruñen, pero no consiguen articular palabra alguna porque no están facultados como nosotros para hablar: verbalizando palabras, ideas, pensamientos y sentimientos a través del lenguaje.

Estaba reflexionando sobre el extraordinario fenómeno de la voz humana como un singular atributo que nos asemeja al mismo Dios, quien tiene la maravillosa facultad de hablar y de hablarnos. Tal como nos informan las Escrituras: “Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras…”. Dios tiene voz y nos habla como nadie más puede hablarnos, “de muchas maneras”. Dios habló con Abraham, Moisés, David, Pablo, Juan y muchos otros a través de los tiempos. Nosotros hoy tenemos constancia de ello por los escritos de las Sagradas Escrituras donde han quedado registradas sus palabras, porque todos ellos oyeron Su voz en algún momento y nunca más volvieron a ser las mismas personas.

Cuando leo el Salmo 29, me asalta una sensación de asombro y grandiosidad al observar los efectos tan poderosos de la voz de Dios en el origen de la creación y aun en el eco de la misma naturaleza: “La voz del Señor es poderosa, la voz del Señor es majestuosa. La voz del Señor rompe los cedros…la voz del Señor levanta llamas de fuego. La voz del Señor hace temblar el desierto…”. Dios sigue hablando hoy poderosamente.

Jesús, que es la personificación del Dios eterno, nos dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen”. Su voz es la voz tierna y amable del Buen Pastor que ha dado Su vida por las ovejas perdidas de esta inquietante humanidad.

Quienes trabajamos en este discutido oficio de la comunicación social, especialmente con la voz como instrumento esencial de nuestro trabajo, nos percatamos de los efectos que ella tiene sobre quienes nos escuchan habitualmente: Hay quienes son atraídos por el tono, la calidez, o ciertos registros de voz que les apela y se conecta con su núcleo de emotividad vital.

La voz al natural también puede ser el timbre del alma, pero en muchos casos también puede mostrar su peor versión como es frivolidad, arrogancia y dureza; aunque en ocasiones, también nos encontramos con auténticos actores de voz que simulan su verdadera identidad con ciertos tonos que, incluso, son capaces de seducir y engañar al más pintado de los mortales.

Otra de las cualidades sensacionales de la voz es su musicalidad. Esta faceta músico vocal fácilmente nos entusiasma a todos, nos fascina y también afecta muy positivamente nuestros estados de ánimo. Con toda certeza podríamos decir que el lenguaje musical supera al verbal ordinario en cuanto a su forma de expresión.

La voz nos confiere personalidad, nos identifica, nos avisa, nos conmueve y nos otorga un don exclusivo que nos caracteriza como seres extraordinariamente únicos en toda la creación.

Hoy quiero sugerirte que te escuches a ti mismo cuando hables y le des gracias a Dios por poder articular palabras y entonar, con tu propia voz, cantos de libertad y admiración por su grandeza y poder en tu vida y en toda la creación.

Cuando oras, Dios te entiende porque hablas como Él habla, con voz propia como una semejanza perfecta de Su divinidad. Este es uno de los dones o atributos comunicables de Dios para nosotros, viniendo a ser una auténtica manifestación de su maravillosa gracia.

También quiero invitarte a que cometas lo que pudiera parecer una pequeña locura, como es estar en algún lugar íntimo o en el campo o en la montaña y gritar a pulmón batiente. ¡Grita porque estás vivo/a! ¡Grita y celebra, entre otros, el magnífico don de la vida y todos sus atributos!

Por ejemplo, la voz que Dios te ha dado; en primer lugar, para comunicarte con Él y, en segundo lugar, para relacionarte con el mundo que te rodea socializando con todo ser viviente; porque tu voz en el mejor de los casos es el eco de la divinidad en tu vida, por todo eso, celébralo a viva voz!

Pero ante todo, no olvides que tienes una preciosa y singular voz para decirle al mundo entero cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo.

Hebreos 1: 1 Juan 10:27

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